El 2025 se perfila como un año de grandes desafíos y oportunidades en el ámbito global, con un contexto económico y geopolítico en constante transformación. Uno de los elementos clave que marcará el año es la interacción entre la política monetaria y fiscal a nivel mundial. La mayoría de los bancos centrales continuarán con un enfoque de reducción de tasas de interés debido a la mejoría acumulada en el frente inflacionario y a la desaceleración de la actividad económica. Aun así, habrá una diferencia entre regiones. El Fed será más gradual y cauteloso con el ciclo de relajamiento, otros bancos centrales podrían recortar más sus tasas de interés más rápido y unos cuantos países apretarán su postura. Por otra parte, muchos gobiernos se verán obligados a adoptar políticas fiscales contra cíclicas, realizando ajustes para consolidar sus cuentas públicas y reducir los niveles de endeudamiento. A diferencia de muchas naciones, Estados Unidos se perfila para llevar a cabo una política fiscal expansiva bajo la nueva administración del presidente Trump.
Este contraste entre una política monetaria más laxa y una fiscal más restrictiva será una de las fuerzas que definan la dinámica económica y de los mercados globales en 2025. Además, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca como el 47º presidente de Estados Unidos podría tener un impacto significativo en esta ecuación, especialmente si decide implementar políticas de gasto público expansivas, reducciones impositivas y nuevas políticas comerciales, lo que podría inducir ajustes en diversos activos en el mundo. En paralelo, la evolución de las tensiones entre este país con China, la adaptación a nuevos gobiernos y las políticas públicas recién implementadas, seguirán influyendo en la forma en que los países responden a estos retos fiscales y monetarios, configurando el panorama económico global.
Uno de los aspectos más relevantes de este trimestre será el inicio del mandato de Trump y sus primeras acciones. Estas probablemente marcarán el rumbo de la política exterior de Estados Unidos, con énfasis en el gasto público, la reducción de impuestos y la desregulación de sectores clave. Para México, este escenario representa tanto un desafío como una oportunidad. El país deberá hacer frente a las implicaciones de una posible agenda proteccionista que podría incluir la imposición gradual de nuevos aranceles. También será importante analizar la postura del presidente Trump sobre migración y seguridad nacional. Esto se vuelve aún más relevante con la revisión del T-MEC programada para mediados de 2026, donde se podrán abordar estos temas de forma más formal y estructurada. Estaremos atentos al primer año de gobierno de la presidenta Sheinbaum, la agenda de reformas y el esfuerzo de consolidación fiscal, entre otros aspectos. Esperamos un crecimiento de la economía de 1%, con una reducción de la tasa de referencia de Banxico a 8.50% para finales del año y un tipo de cambio que pudiera cerrar en 21.40 por dólar. |
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