Escrito Por César Palomar, Socio Director de Go Productivity
Actualmente, Las organizaciones enfrentan un desafío común: conectar sus estrategias con la ejecución. Sin un marco claro, surgen problemas como la falta de priorización, dificultad para medir el valor de las iniciativas, procesos largos de autorización y decisiones subjetivas. Este caos afecta negativamente los resultados y genera proyectos inconclusos. Para superar estos obstáculos, es esencial establecer una visión clara, definir estrategias medibles y utilizar herramientas como OKR y KPIs.
La Importancia de una Visión Clara
La visión es el punto de partida para cualquier estrategia exitosa. Una declaración inspiradora y bien comunicada alinea los esfuerzos del equipo y genera motivación. Por ejemplo, una visión como: “Para 2025, nuestra solución Go Card será reconocida por reducir costos, mejorar tiempos de respuesta y ofrecer transacciones seguras” establece un norte claro y tangible.
Estrategias Claras y Objetivos Medibles
La definición de estrategias suele ser un reto. Declaraciones vagas como “aumentar las ventas” o “ser los mejores” no ofrecen un marco para la acción. Los OKR (Objectives and Key Results) abordan este problema al transformar objetivos generales en metas específicas y medibles.
Un OKR efectivo incluye:
- Objetivo: Qué se quiere lograr. Debe ser concreto, inspirador y orientado a la acción.
- Resultados clave: Cómo medirás el progreso. Deben ser específicos, medibles y vinculados a un marco temporal.
Ejemplo de OKR:
- Objetivo: Incrementar la transaccionalidad.
- Resultados clave:
- Aumentar en un 5% las transacciones de nuevos clientes.
- Incrementar un 20% la recurrencia de usuarios actuales.
- Reducir en un 30% la pérdida de usuarios.
- Incrementar un 10% las transacciones mediante pagos gubernamentales.
Los KPIs como Herramientas Clave
Los KPIs complementan a los OKR al proporcionar una forma estructurada de medir el desempeño. Se dividen en:
- KPIs de Negocio: Reflejan el impacto en resultados generales, como ventas, márgenes o satisfacción del cliente.
- KPIs de Proceso: Evalúan eficiencia y calidad interna, como tiempos de ejecución o tasas de conversión.
Un KPI efectivo debe responder a tres preguntas:
- ¿Qué mide?
- ¿Cómo se relaciona con los objetivos organizacionales?
- ¿Cómo evaluarás el progreso?
De la Estrategia a las Iniciativas
Con estrategias y KPIs alineados, es más sencillo priorizar y ejecutar iniciativas. Cada proyecto debe incluir:
- Hipótesis de beneficio: Identificar qué impacto positivo generará.
- Resultados esperados: Definir métricas claras para medir el éxito.
Ejemplo de iniciativas:
- Programa de beneficios: Incentivar la recurrencia mediante descuentos y puntos para clientes frecuentes.
- Resultados esperados: Incrementar clientes activos y transacciones.
- Servicios gubernamentales: Integrar pagos gubernamentales para centralizar transacciones.
- Resultados esperados: Incrementar las transacciones en un 10%.
Ejecución Eficiente y Monitoreo
La claridad en las acciones permite a los equipos enfocarse en tareas clave, evitando cambios constantes y mejorando la productividad. Un dashboard integrado puede ser útil para visualizar el progreso y alinear esfuerzos en tiempo real.
Conclusión
Conectar estrategia y ejecución es fundamental para transformar objetivos en resultados tangibles. Al definir una visión clara, establecer OKR y KPIs, y priorizar iniciativas alineadas, las organizaciones pueden reducir el caos y aumentar su capacidad de generar valor. Este enfoque estructurado permite a los equipos trabajar con propósito y lograr resultados medibles que impacten positivamente en la organización
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