miércoles, 2 de octubre de 2019

Citibanamex. Examen de la situación económica de México TERCER TRIMESTRE 2019 •NÚMERO 1074• VOLUMEN XCIV



Índice
68 La Marcha de la Economía
68 Resumen ejecutivo
69 Entorno global: expectativas de crecimiento continúan a la baja en un contexto de elevada
incertidumbre
69 Política monetaria en economías avanzadas sigue relajándose, aunque sus alcances son
inciertos
70 Actividad económica en México sigue deprimida
71 Inflación y tasas de interés a la baja
71 Paquete económico 2020: responsabilidad fiscal, aunque con riesgos
75 Notas de Investigación
75 Inflación: el efecto “Pico de Gallo” bajo un enfoque de redes
82 Cuando las palabras importan: nuestros Índices de Restricción de Banxico
91 Encuesta Citibanamex
95 Indicadores de Actividad Productiva
96 Pronósticos de México e Internacionales
Titular de la Reserva: Banco Nacional de México, S. A.www.citibanamex.com
EXAMEN DE LA SITUACIÓN ECONÓMICA
DE MÉXICO, revista trimestral.
Editor responsable: Alberto Gómez Alcalá. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2001-070616500100-102. Titular de la Reserva: Banco Nacional de México, S.A. Domicilio de la Publicación: Actuario Roberto Medellín 800 piso 3 Sur, Colonia Santa Fe, C.P. 01210, Ciudad de México. E-mail: alejandra.bautista@citibanamex.com Coordinación Económica: Sergio Kurczyn Bañuelos, Sergio Luna Martínez. Colaboradores: Iván Arias Gallegos, Lucía Cárdenas Anaya, Adrián de la Garza Treviño, Andrea Heredia Gutiérrez, Sergio Kurczyn Bañuelos, Arturo Lamadrid, Sergio Luna Martínez, Sonia Machain Miranda, Guillermina Rodríguez Licea, Myriam Rubalcava Rosales, Luis Valdez Villalba. Diseño: Alejandra Bautista Pérez 67 Visite las publicaciones, notas e indicadores de Estudios Económicos en: www.citibanamex.com

La marcha de la Economía 1
Adrián de la Garza +52-55-2262-9559 adrian.delagarza@citi.com
R ESUMEN E JECUTIVO
Las tensiones comerciales entre EUA y China, entre otros eventos, continúan pesando sobre el crecimiento económico mundial, y sus perspectivas siguen deteriorándose.
Revisamos a la baja nuestras expectativas de crecimiento económico global a 2.7% tanto para 2019 como 2020. Además, esperamos que la inflación global se mantenga baja, en 2.4% y 2.5% en 2019 y 2020, respectivamente. La política monetaria en la gran mayoría de los países se ha tornado más acomodaticia. Destaca el caso de la Reserva Federal de EUA, que en agosto y septiembre recortó su tasa objetivo en 25pb cada vez, para ubicarla en un rango entre 1.75% y 2.00%, luego de no haberla disminuido en más de una década. También sobresale el caso del Banco Central Europeo, que entre otras medidas redujo su tasa de interés de depósitos a -0.5%. No obstante, es difícil pensar que un mayor relajamiento monetario hacia delante podría por sí solo impulsar de forma significativa la economía global, sobre todo porque no es claro que los obstáculos que complican una mayor expansión económica se disiparían con una política monetaria más laxa.
En México, el PIB en el segundo trimestre se expandió en 0.03% respecto del trimestre anterior, con lo cual promedió un crecimiento de 0% en los últimos 5 trimestres. En nuestra opinión, la economía mexicana se encuentra en un estancamiento ya prolongado, sin que se vean señales claras de una pronta recuperación. Así, redujimos nuestra estimación de crecimiento anual para 2019 y 2020 a 0.2% y 1.2%, respectivamente, entre las tasas más bajas desde la crisis de 2009.
Por el lado de la demanda, el menor crecimiento económico refleja una sostenida retracción de la inversión y un debilitamiento del consumo privado, particularmente de los bienes de consumo duradero. Esto podría estar reflejando una menor confianza de los hogares sobre la economía que lo que los todavía elevados niveles del Indicador de Confianza del Consumidor parecen sugerir.
Además, estaría más alineado con la desmejora que los distintos indicadores de empleo dejan entrever. Si bien entre los factores que explican la atonía de la actividad económica se encuentran los externos, los internos parecerían estar teniendo por lo pronto una mayor incidencia. En particular, destacamos aquellos que se asocian con la incertidumbre en torno a la política y la situación económica del país, además de la inseguridad y el gasto público. Ante este panorama de desaceleración y una inflación que ha venido dando sorpresas favorables hasta ubicarse en niveles cercanos al 3%, Banxico disminuyó su tasa de interés de referencia en 25pb en agosto y septiembre para alcanzar un 7.75%. No obstante, la Junta parecería seguir preocupada por la marcada incertidumbre en torno a los riesgos inflacionarios, como el del tipo de cambio y la inflación subyacente que continúa en niveles relativamente elevados. Anticipamos que Banxico baje la tasa de interés en 25pb una vez más este año, para concluir en 7.50%. Finalmente, la Secretaría de Hacienda presentó su Paquete Económico 2020, el cual en general envía una fuerte señal de disciplina fiscal. No obstante, consideramos que los supuestos sobre la producción de petróleo y el crecimiento económico derivan en proyecciones optimistas en términos de recaudación de impuestos y de ingresos petroleros.
Por el lado de los egresos, el Paquete se adhiere a una clara política de austeridad, privilegiando el gasto en programas sociales y los recursos al sector petrolero. Nos inquieta la contracción propuesta en inversión física, sobre todo porque implica menores recursos a proyectos que sentarían las bases para una mayor productividad y un mayor crecimiento de largo plazo.
Así, a pesar de que el balance fiscal propuesto de 0.7% del PIB parece razonable y, en efecto, corrobora el compromiso de responsabilidad y disciplina por parte del gobierno, en el neto el Paquete Económico 2020 resulta insuficiente para proyectar un mayor desarrollo de forma sostenida, además de que pequeñas desviaciones en los supuestos podrían derivar en menor crecimiento no solo en 2020, sino también en años venideros.

E NTORNO GLOBAL: EXPECTATIVAS DE CRECIMIENTO CONTINÚAN A LA BAJA EN UN CONTEXTO DE ELEVADA INCERTIDUMBRE
En medio de un año caracterizado por una desaceleración de la actividad productiva a nivel global, en el tercer trimestre ocurrieron varios eventos que, en nuestra opinión, mantendrán elevada la incertidumbre y, en general, marcarán la pauta hacia 2020.
Uno de ellos fue el recrudecimiento de las tensiones comerciales entre EUA y China. En agosto el Presidente Trump anunció, entre otras medidas, que incrementaría todavía más los aranceles —en algunos casos hasta el 30%— a prácticamente todas las importaciones de EUA desde China. El escalamiento en los gravámenes se dio a partir del 1 de septiembre y, si bien en las semanas subsecuentes las tensiones entre ambos países parecerían haberse atemperado, las expectativas de un posible acuerdo antes de las elecciones de EUA en noviembre de 2020 se han vuelto más pesimistas. Por otro lado, en septiembre Arabia Saudita sufrió un ataque a sus centros de procesamiento y producción de crudo. Luego de un impacto inmediato al alza de alrededor de 10 dólares por barril sobre los precios internacionales del petróleo, las cotizaciones se restablecieron parcialmente unos días después, a medida que se dio a conocer que la pérdida de inventarios no fue tan cuantiosa y que la producción se recuperaría más pronto de lo previsto (Gráfica 1).
No obstante, este incidente ha llevado a los mercados a reevaluar el riesgo de insuficiencia de crudo en el futuro, por lo que las probabilidades de enfrentar precios mayores han aumentado. Ante un escenario de debilidad económica mundial ya previsto antes de este evento, la posibilidad de incrementos adicionales (plausiblemente permanentes) en los precios de los energéticos abona a los riesgos de que dicha debilidad se profundice.
Nuestras estimaciones apuntan a que un alza permanente de 10 dólares por barril en el precio del petróleo derivaría en una disminución del PIB global en 2020 en 0.1pp. A lo anterior se añade el impacto que ello tendría sobre la inflación mundial, estimado en hasta 1pp en un año. Ante estos y otros eventos que mantienen la incertidumbre en niveles elevados (como Brexit, por ejemplo), con sus efectos perjudiciales sobre variables como la inversión y consecuentemente sobre la actividad productiva, revisamos a la baja nuestras expectativas de crecimiento económico global (Gráfica 2). Para 2019, esperamos una expansión económica de 2.7%, menor en 0.1pp en relación con nuestro pronóstico previo y en 0.5pp en comparación con 2018. Para 2020, nuestra estimación de crecimiento ahora se ubica también en 2.7%, menor en 0.1pp respecto del anterior. Nuestro escenario base refleja una inflación global que permanece baja, en 2.4% (-0.1pp respecto el pronóstico previo) y 2.5% (sin cambio) en 2019 y 2020, respectivamente, lo que se compara con el 2.7% observado en 2018.

P OLÍTICA MONETARIA EN ECONOMÍAS AVANZADAS SIGUE RELAJÁNDOSE , AUNQUE SUS ALCANCES SON INCIERTOS
A pesar de la baja inflación que prevalece en el entorno global, ciertos riesgos al alza han emergido. Entre ellos se incluyen, desde luego, los ya mencionados aranceles y la 69 posibilidad de un aumento en el precio de los energéticos; también que en algunas economías importantes —notablemente EUA— el mercado laboral y el consumo siguen con un desempeño bastante robusto, mientras que en otras — como la Eurozona y Japón— el crecimiento de los salarios en el año ha continuado impulsando el consumo, al menos hasta ahora.
Sin embargo, las presiones inflacionarias no parecerían ser factor de preocupación para los bancos centrales, quienes se muestran más interesados en evitar una mayor desaceleración económica. En efecto, la política monetaria en la gran mayoría de los países se ha tornado más acomodaticia (Gráfica 3). Destaca, por un lado, el caso de la Reserva Federal de EUA, que en agosto y septiembre recortó su tasa objetivo en 25pb cada vez, para ubicarla en un rango entre 1.75% y 2.00%, luego de no haberla disminuido en más de una década. Por otro, el Banco Central Europeo adoptó una serie de medidas con miras a contrarrestar la ralentización de la economía, incluyendo en semanas recientes la disminución de la tasa de interés sobre los depósitos en 10pb a -0.5% y el anuncio del reinicio de su programa de compra de activos por 20 mil millones de euros al mes a partir de noviembre. Notablemente, a la par del Banco Central Europeo, ya hay otros cuatro bancos centrales (los de Dinamarca, Japón, Suecia y Suiza) que desde hace algunos años mantienen tasas de interés negativas. Y si bien es difícil evaluar el impacto de dichas políticas sobre sus respectivas economías, hasta ahora los estudios correspondientes apuntan hacia resultados mixtos.
No obstante, en independencia de la evaluación de estas muy particulares políticas a la fecha, lo cierto es que es difícil pensar que un mayor relajamiento monetario por sí solo podría impulsar de forma significativa la economía global. Primero, porque las tasas de interés en general se encuentran en niveles históricamente bajos — particularmente en las economías avanzadas— y, aun si se adoptaran de forma más extendida tasas negativas, parecería difícil disminuirlas en la misma magnitud vista en ciclos anteriores de relajamiento monetario. Segundo, y quizás más importante, porque no es claro que los obstáculos que complican una mayor expansión económica se disiparían ante un relajamiento monetario. Por ejemplo, si como suponemos, la atonía de la economía global obedece en buena medida al mayor proteccionismo y la elevada incertidumbre respecto de las decisiones de política comercial de los grandes países, no parecería que menores tasas de interés incentivarían a las empresas a invertir, solicitar créditos, contratar empleados y expandir su capacidad productiva en general. Así, la coyuntura actual parecería implicar la necesidad de continuar reparando sobre la efectividad de las herramientas de política económica tradicionales y sus alcances, así como de mantener un diálogo activo entre autoridades, académicos y el sector privado para idear y poner en práctica planes alternativos.

A CTIVIDAD ECONÓMICA EN MÉXICO SIGUE DEPRIMIDA
A inicios del tercer trimestre, antes de que el INEGI hiciera pública la información del PIB en el segundo cuarto del año, en medios de comunicación y redes sociales se detonó un debate intenso sobre si la economía mexicana estaría ya en “recesión técnica” —definida como dos trimestres consecutivos de crecimiento económico negativo—. El primer trimestre había mostrado una contracción de (-)0.2% respecto al trimestre previo, y los datos preliminares en abril, mayo y junio deinversión, producción manufacturera, empleo, importaciones, entre otros, no eran alentadores. Finalmente, el 23 de agosto, el INEGI informó que el PIB en el segundo trimestre se expandió en 0.03% respecto del trimestre anterior, librando apenas la recesión de acuerdo a la definición anterior. Sin embargo, también revisó a la baja su cálculo del crecimiento del PIB en el primer trimestre a -0.3% (Gráfica 4).
Con estos datos, el crecimiento trimestral promedio del PIB en los últimos 5 trimestres fue de 0%, lo que se compara con un promedio de 0.6% en los 5 trimestres anteriores y de 0.7% entre 2014 y 2018. Así, si bien desde una perspectiva política podría ser interesante identificar si se está o no en una recesión — especialmente en el primer año de un nuevo gobierno—, en nuestra opinión esta distinción es poco útil desde un punto de vista económico. Lo significativo es que la economía mexicana se encuentra en un estancamiento ya prolongado y, aún más, que no hay visos de una pronta recuperación. Sobre esto último, recientemente redujimos nuestra estimación de crecimiento anual para 2019 a 0.2%, lo que sería la menor expansión desde la crisis de 2009. Para 2020, disminuimos nuestro pronóstico de crecimiento a 1.2%, también bajo en comparación con el de 2.0% de 2018 o el promedio anual de 2.5% en el sexenio anterior.
Si bien reconocemos que nuestras estimaciones son ligeramente menores a las del consenso de analistas en nuestra Encuesta 70 Citibanamex de Expectativas, esas proyecciones también se han venido revisando recurrentemente a la baja, y actualmente se ubican en 0.4% y 1.3% para 2019 y 2020, respectivamente (Gráfica 5). En buena medida, el menor crecimiento económico observado hasta ahora refleja, por el lado de la demanda, una sostenida retracción de la inversión y un debilitamiento del consumo privado (Gráfica 6). La inversión fija bruta a junio de 2019 ha registrado caídas importantes en prácticamente todos sus componentes. Estas disminuciones en la inversión iniciaron desde mediados del año pasado, pero se han acentuado en meses recientes, particularmente en el rubro de construcción. En lo que respecta al consumo, es notable sobre todo la contracción del gasto realizado por los hogares en bienes duraderos (como automóviles o electrodomésticos, por ejemplo) (Gráfica 7). Esto es relevante, sobre todo porque podría estar reflejando una menor confianza de los hogares sobre la economía que lo que los todavía elevados niveles del Indicador de Confianza del Consumidor parecen sugerir.
Además, en nuestra opinión, estaría más alineado con la desmejora que los distintos indicadores de empleo dejan entrever (Gráfica 8). ¿Qué explica la atonía de la actividad económica? Por un lado, desde luego, la desaceleración y el mayor proteccionismo a nivel global.
Entre enero y julio de 2019, nuestras exportaciones no petroleras crecieron en 5.2%, menor a la expansión de 8.9% registrada el año pasado. Las exportaciones petroleras, por su parte, observaron en ese mismo periodo una contracción de (-)10.1%, aunque esto refleja también la menor producción nacional de petróleo, así como precios internacionales más bajos en relación con 2018. Cabe destacar, sin embargo, que no obstante la moderación del crecimiento de las exportaciones, estas siguen aumentando a un ritmo significativamente superior al de los componentes de la demanda interna, siendo hasta este momento en 2019 el principal motor de la economía. México, los factores que más han obstaculizado durante este año el crecimiento de la economía, de acuerdo a los analistas, son la incertidumbre política interna y la incertidumbre sobre la situación económica interna, seguidos de la inseguridad y la política de gasto público (sobre este último elemento, ver sección acerca del Paquete Económico 2020 más abajo).
Por otro lado, y en relación con este último punto, los factores internos son los que más parecerían haber disminuido el crecimiento económico nacional. Primero, está el hecho de que el primer año de gobierno de un sexenio típicamente registra un bajo crecimiento. En efecto, de los últimos 12 sexenios previos (desde el del Presidente Miguel Alemán que inició en 1946), 11 presentaron una menor tasa de expansión económica en su primer año en comparación con el promedio de los años contiguos (que en principio serían equiparables en términos del ciclo económico).
Segundo, 2019 ha visto diversos eventos críticos que han impedido un mayor crecimiento. Por ejemplo, a principios del año estimamos que la estrategia del nuevo gobierno para combatir el robo de combustible, y en particular el desabasto de gasolina y diésel que ocasionó, por sí sola restaría al crecimiento previsto para este año 0.1pp. A ello se añaden otros eventos, como los bloqueos a vías de comunicación o las huelgas generalizadas, que habrían contribuido también a la desaceleración económica.

INFLACIÓN Y TASAS DE INTERÉS A LA BAJA
Quizás más importante para explicar no solo la menor expansión de la actividad observada hasta ahora, sino también el deterioro en las expectativas de crecimiento, sea la incertidumbre en torno a factores internos. En la Encuesta de Especialistas en Economía del Sector Privado que publica Banco de La inflación en agosto y septiembre dio sorpresas muy favorables, con disminuciones que superaron las expectativas de los analistas, y alcanzando una tasa anual de 2.99% en la primera quincena de septiembre (Gráfica 9). Estas reducciones obedecieron principalmente a la menor inflación del componente no subyacente, que es el más volátil e incluye a productos como los agropecuarios y los energéticos, cuyos precios se ven a menudo mayormente afectados por cuestiones ajenas a la demanda interna (heladas, crisis geopolíticas, entre otros). La inflación subyacente, por su parte, continúa en niveles relativamente elevados de 3.8%, todavía lejos del objetivo de Banco de México de 3%, y sin mostrar señales claras de disminución.
Así, en respuesta a la menor inflación y a la debilidad general de la economía, el Banco de México disminuyó su tasa de interés de referencia en 25pb en agosto, por primera vez desde 2014, y otra vez en 25pb en septiembre para alcanzar 7.75% (Gráfica 10). Esta última decisión se alcanzó por mayoría, con 2 de los 5 miembros favoreciendo una reducción mayor, de 50pb. El consenso sigue preocupado por la marcada incertidumbre en torno a los riesgos inflacionarios al alza que 71 podrían materializarse. Entre ellos, uno de los que destacan es el de una depreciación del tipo de cambio.
Esto porque si bien hasta el momento el peso continúa bien comportado en relación con otras monedas emergentes (Gráfica 11), hacia delante no es descartable una volatilidad sustantiva en su cotización, particularmente a la luz de los riesgos externos ya descritos (nuestros pronósticos actuales para el tipo de cambio peso-dólar al cierre de 2019 y 2020 son de 20.0 y 20.3, respectivamente). Ante este escenario, anticipamos que el Banco de México recortará su tasa de interés en 25pb una vez más este año, para concluir en 7.50%.

PAQUETE ECONÓMICO 2020: RESPONSABILIDAD FISCAL , AUNQUE CON RIESGOS Finalmente, la Secretaría de Hacienda presentó su Paquete Económico 2020 en septiembre. La propuesta es en espíritu muy similar a la que se presentó el año pasado para 2019: una iniciativa que en lo general se basa en supuestos macroeconómicos razonables, que tiene como objetivo un balance fiscal primario superavitario, que busca mejorar sus fuentes de ingreso y que implementa recortes de gasto sustantivos en un gran número de dependencias del sector público, mientras que otorga más recursos al sector energético y a programas sociales. Es decir, intenta enviar una fuerte señal de responsabilidad fiscal, al tiempo que parecería querer resarcir los rezagos en materia social, con un importante componente ideológico (por ejemplo, dada la aún mayor relevancia que adquiere la política energética). Los mercados reaccionaron favorablemente ante el anuncio, si bien los analistas (incluidos nosotros) nos mantenemosescépticos sobre algunos de los supuestos macroeconómicos considerados. En nuestro caso, pensamos que la producción de petróleo de casi 2 millones de barriles diarios (mbd) que asume el Paquete es muy optimista, sobre todo considerando que la producción en lo que va de este año no alcanza siquiera los 1.7mbd, y que en los últimos 15 años la plataforma petrolera ha declinado año tras año. Esto tiene a su vez una implicación importante sobre el supuesto de crecimiento económico del próximo año (2.0% según Hacienda, en contraste con el 1.3% estimado por el consenso de nuestra Encuesta Citibanamex de Expectativas), lo que en conjunto conlleva a un escenario optimista en términos de recaudación de impuestos y de ingresos petroleros.
Por el lado del gasto, es muy evidente que hay programas y áreas del gobierno que se benefician a costa de otros, sobre todo considerando que el gasto total como porcentaje del PIB disminuye de 23.5% en 2019 a 23.2% en 2020.
Dentro de los 18 proyectos prioritarios, solo 6 presentan un aumento en el gasto respecto al año previo, destacando los programas de pensiones para adultos mayores y para personas con discapacidad, así como el programa Sembrando Vida. En contraste, otros programas que recibieron un impulso importante en 2019, como Jóvenes Construyendo el Futuro, perdieron una cantidad sustancial de recursos. Asimismo, de los 27 ramos administrativos, 16 tuvieron disminuciones en su presupuesto, sobresaliendo los recortes en agricultura, ganadería, desarrollo rural, pesca y alimentación; comunicaciones y transportes; turismo; y trabajo y previsión social. Todo esto, en beneficio sobre todo del sector energético (y particularmente el petrolero) y el ramo ahora llamado “bienestar”, que incluye los programas sociales.
Quizás lo más inquietante en torno a la política de austeridad implícita en el Paquete es, por varias razones, la contracción propuesta en los recursos que se destinarían a inversión física de (-)5.4%. Primero, porque en lo que va de este año ya hemos observado una reducción en la inversión pública de (-)16% en relación con el año previo, lo que supone un decaimiento en la infraestructura provista por el gobierno. Segundo, porque ante el entorno de incertidumbre que prevalece la inversión privada también se ha contraído y a la fecha no muestra señales de recuperación.
Tercero, porque la reducción en el presupuesto destinado a inversión pública no contempla posibles rezagos en la construcción de obras, como ha sido el caso en 2019, por lo que el riesgo de una contracción mayor es elevado. Por último, porque 85% de los recursos propuestos para inversión en 2020 se destinarían a proyectos energéticos, en especial petroleros, lo que implica una retracción mucho mayor de la inicialmente aparente en 72 la inversión en carreteras y otras obras de ingeniería civil, escuelas, hospitales, tecnología, equipo de transporte y otros proyectos que tradicionalmente sientan las bases para una mayor productividad y un mayor crecimiento en el mediano y largo plazo. Dado lo anterior, nuestra preocupación en torno al Paquete se fundamenta en buena medida en el riesgo de una “dominancia petrolera”. Incluso en un escenario de alzas en los precios internacionales del petróleo como el descrito arriba, nuestra previsión es que esto incrementaría el déficit de la balanza comercial y tendría un impacto positivo muy marginal en el PIB; esto, sin considerar el impacto negativo sobre nuestra economía que podría tener un escenario de desaceleración global más profunda. Así, a pesar de que el balance fiscal propuesto de 0.7% del PIB parece razonable y, en efecto, corrobora el compromiso de responsabilidad y disciplina por parte del gobierno, en el neto el Paquete Económico 2020 resulta insuficiente para proyectar un mayor desarrollo de forma sostenida hacia delante, además de que pequeñas desviaciones en los supuestos en los que descansa la propuesta podrían derivar en consecuencias negativas importantes para el crecimiento no solo en ese año, sino también en años venideros.
Notas de Investigación
Inflación: el efecto “Pico de Gallo” bajo un enfoque de redes *

Sergio Luna +52-55-2226-6799 sergio1.luna@citibanamex.com Arturo Lamadrid +52-55-2226-6714 arturo.lamadrid@citi.com Sonia Machain +52-55-2262-9547 sonia.alicia.machianmiranda@citi.com

Adoptamos un novedoso enfoque de redes para analizar el sistema mexicano de precios. En particular, exploramos si los ítems llamados “Pico de Gallo” (PdG) en el INPC pueden ser un indicador para una dinámica más generalizada de precios. Para analizar este tema, construimos medidas de conectividad (es decir, el grado de centralidad) para un ítem promedio en el INPC. Los hallazgos en esta etapa son interesantes: el grado de centralidad ha disminuido, lo que sugiere un sistema de precios más ortogonal y menos proclive a efectos de segunda ronda – además, muestra una estructura claramente más cíclica. Realizamos también un ejercicio similar para los ítems PdG y no-PdG donde encontramos patrones similares; sin embargo, no parece haber nada inusual en el PdG aparte de su ya conocida incidencia sobre la inflación derivada de su peso en el INPC y su volatilidad. Así, tenemos un patrón interesante a nivel agregado que se puede explicar por comunidades específicas en el sistema de precios (ya descartamos el PdG y otras verduras) o hasta por la estructura de red de ese sistema de precios. Estas son hipótesis fascinantes que hacen que el enfoque adoptado en este comentario merezca la pena.
Para aquellos que han seguido la inflación en México, el “Pico de Gallo” es un término familiar. Dentro de los 299 ítems genéricos actualmente considerados por el INEGI para calcular el INPC en México, tres (jitomates, cebollas y chiles) se consideran suficientemente relevantes para merecer el apodo “Pico de Gallo” (PdG), basado en la típica salsa especiada que mezcla los tres. Es más que anecdótico: con un peso del 0.5% en el INPC general, el jitomate es el mayor contribuidor al cálculo de la inflación de frutas y verduras dentro del componente no subyacente. Si, en cambio, consideramos los tres ítems del PdG, ellos tienen un peso combinado del 0.77% en el INPC general, mientras que esto significa el 3.16% del índice no- subyacente. No obstante, la relevancia del PdG va más allá de su peso, porque es su volatilidad la que hace a este grupo especialmente importante. Por ejemplo, calculamos que desde la primera mitad de enero de 1998 hasta la segunda mitad de mayo de 2019, la deviación estándar del PdG incidió en el índice de precios de verduras en 2.0 veces su media, mientras que la deviación estándar de los 10 otros ítems en el índice de precios de verduras equivalió a 1.5 veces su media. Así, los ítems del grupo del PdG son especialmente volátiles dentro una categoría bastante volátil del INPC. La relevancia del efecto del PdG no hn sido constante durante el tiempo. En la gráfica 12, mostramos las contribuciones del PdG y de los ítems no-PdG 2 en el índice de precios de vegetales de largo plazo. Desde la primera mitad de enero de 1998 hasta la segunda mitad de diciembre de 2002, la contribución del componente PdG en la inflación anual de precios de verduras fue 6.7%, menor que la incidencia de los ítems no-PdG, de 9.1%. Sin embargo, de la primera mitad de enero de 2003 a la segunda mitad de diciembre de 2012 la inflación general bajó, aunque el PdG se convirtió en el contribuidor más significativo a la inflación vegetal con el 3.9% vs. el 3.3% para los no-PdG. Un nuevo cambio de posición ocurrió en la primera mitad de enero del 2013 hasta la segunda mitad de mayo de 2019: la inflación vegetal sube otra vez, hasta un promedio del 11.8%, con los ítems no-PdG contribuyendo el 6.0% vs. el 4.6% para los PdG. Esta nota es una traducción libre realizada por el analista del texto original publicado en Citivelocity con el nombre: “Mexico Economics View Inflation: the “Pico de Gallo” effect under a network approach) 5 julio, 2019. 2 Los ítems en las No-PdG verduras excluyen los PdG ítems plus “otras verduras frescas” y “otros chiles”.

En este comentario, exploramos una tercera propiedad potencial del PdG: su papel como un indicador de tendencias más generalizadas en el (volátil) componente de precios agrícolas del INPC mexicano. Una propiedad deseable de un sistema de precios es su ortogonalidad, es decir, que la correlación entre los precios de todos sus componentes sea baja. En esta circunstancia, el sistema de precios se ajusta a shocks vía cambios relativos del precio, con limitados efectos de segunda ronda. Los lectores interesados en los recientes desarrollos del análisis de redes identificarían en esto una característica usada frecuentemente para describir la conectividad de redes 3 . Una ventaja de este enfoque vs. Las medidas más convencionales de ortogonalidad 4 es que las evaluaciones de conectividad se pueden aplicar al sistema entero – como hacen las medidas convencionales –o bien a los ítems particulares dentro del sistema, conocidos técnicamente como comunidades. Por ejemplo, esto permite explorar si los ítems PdG están más “conectados” con el resto del INPC que el ítem promedio, lo que haría del PdG un simple y sucinto indicador de las tendencias inflacionarias 5 . 3 5 El equivalente bajo un enfoque más convencional es el análisis del al componente principal, sino eso depende en variables “construidos” (los vectores propios) más que sobre variables observados. 6
Aunque los tamaños de las muestras varían de 230 ítems en 1990 a 299 ítems en 2019, no consideramos los genéricos que fueron Una buena introducción al tópico es: Easley, D. and Kleinberg, J. (2010) “Networks, crowds and markets: reasoning about a highly connected world”, Cambridge University Press.
4
Por ejemplo, medidas de rango de la matriz de varianza-covarianza.

EL SISTEMA DE PRECIOS COMO UNA RED
Procedemos de la siguiente manera. Usamos datos mensuales para los 209 ítems genéricos del INPC mexicano entre enero del 1997 y mayo del 2019 6 . Si consideramos cada uno de estos datos – normalizados por el INPC general para trabajar con precios relativos – como “nodos” en una red, y las 76 correlaciones que son estadísticamente significativas al 5% entre cualesquiera dos nodos como “bordes”, podemos construir una “red” de precios. La gráfica 13 muestra ejemplos de comunidades entre el sistema entero de un cierto punto de tiempo (enero de 2001) donde los “bordes” se calculan usando una correlación de ventanas (al nivel de significancia estadística ya mencionado del 5%) 7 de 5 años: “mariscos y aves” (9 ítems genéricos) y “frutas” (13). Una inspección visual muestra claramente que el primero es más ortogonal; notamos, por ejemplo, que solamente el pollo entero y el pollo en piezas se correlacionan con 7 otros genéricos, mientras que el huevo solamente se correlaciona con 2 otros genéricos (¡los cuales también se observan que son de pollo!). No obstante, la cuestión de incluidos o excluidos durante el periodo analizado. Así, acabamos con una muestra constante de 169 genéricos. Este asegura que un aumento (o decremento) en la conectividad del grupo no es debido a cambios en el tamaño del grupo.
7
El uso de una ventana de 5 años se justifica abajo.qué fue lo que vino primero todavía se queda sin respuesta. El caso de “frutas” es diferente: un sistema altamente conectado, en el cual cada nodo tiene en promedio 6.5 bordes y 4 de ellos (manzana piña, durazno y uva) presentan 9 de los 13 bordes potenciales 8 .
Por varias razones, la gráfica 14 es importante en este respecto. Primero, representamos el número de bordes (la conexión con otros genéricos) para el nodo (genérico) promedio del sistema del INPC mensualmente. Es decir, la gráfica 15 es una medida sucinta del grado de conectividad del INPC mexicano.
Segundo, calculamos esta métrica usando tres diferentes extensiones para las correlaciones: 1 año, 3 años y 5 años. Cortos periodos de correlación como 1 año no arrojan ningún resultado valioso, con el nodo promedio mostrando 16.7 bordes durante todo el periodo. La situación es más interesante cuando las extensiones se hacen hasta 3 años; el número de bordes para el nodo promedio aumenta a 53.1. Desde ese punto y en adelante, la conectividad parece estabilizarse, mientras el número de bordes del nodo promedio no cambia sustancialmente si la extensión de la correlación aumenta a 5 años. Esto da una señal de robustez, y de este punto en adelante, vamos a trabajar con correlaciones de 5 años. La gráfica 15, de este modo, se enfoca en esta métrica particular para destacar dos características notables: • Una tendencia descendente en el grado de centralidad del nodo promedio. Entre enero de 1997 y mayo de 2019 el promedio de los bordes va desde 60.3 a 48.7; • La conectividad sigue una ruta claramente cíclica. Fluctuaciones alrededor de la tendencia son discernibles, aunque los ciclos varían (ver la tabla en el apéndice). 8 En la terminología del análisis de redes, el número de bordes por nodo se conoce como su grado de centralidad. 77 Contamos cuatro ciclos, con extensiones entre 37 meses (julio del 2002 a agosto del 2005) y 106 meses (septiembre del 2005 a julio de 2014) y diferentes anchos de banda – por ejemplo, del pico al valle la distancia va desde solamente 4.1 bordes en el ciclo de agosto 14 a mayo de 2019 a 10.7 bordes en el periodo de diciembre de 1997 a junio de 2002. En términos generales, el ritmo de declive en el nivel de conectividad parece perder impulso en cada ciclo y las fluctuaciones alrededor de la tendencia están llegando a ser menos pronunciadas. Por supuesto, nos referimos aquí a una conclusión preliminar, aunque en cualquier caso, el mero hecho de que el proceso cíclico empuje la conectividaddel sistema mexicano de precios es en sí mismo fascinante. Desde el punto de vista de los responsables de formular políticas, nuestros hallazgos generales son una buena noticia. Un sistema de precios con un nivel de conectividad más bajo es preferido, porque ello implica un ajuste vía precios relativos y menos efectos de segunda ronda. Afortunadamente esto es una característica del sistema mexicano de precios. Sin embargo, encontramos un comportamiento cíclico de la conectividad, y el actual ciclo está haciendo una transición del pico que aparentemente ocurrió en diciembre de 2016 y un valle que parece haberse materializado en marzo del 2019, cuando el número de bordes sumó 36.3. Si pensamos en esta serie como un indicador del nivel de los efectos de la segunda Gráfica 14. Número de bordes del nodo promedio para el IPC mexicano entero usando diferentes correlaciones de extensiones Número de bordes 70 Este comportamiento ¿tiene que ver con componentes volátiles en el INPC? Ahora estudiamos el caso del PdG en el contexto de su grupo de ítems (verduras).

PDG: ¿OBSOLETO ?
La gráfica 16 compara los promedios de bordes por nodo para todo el INPC, para no-PdG verduras y PdG. Si esto fuera un concurso de popularidad, las noticias no serían buenas para el PdG. Aquí algunos hechos estilizados: • Ni el PdG ni las otras verduras están consistentemente más (o menos) conectados que el ítem promedio en el INPC. Si tomamos todo el periodo bajo análisis, el grado de centralidad para el nodo promedio del INPC entero es 53.0 vs. 46.8 para los no-PdG verduras y 54.2 para los PdG; en términos de conectividad, el PdG es de “tipo ordinario”; • Sin embargo, la conectividad del PdG es más volátil. El nivel de conectividad del PdG exhibe una volatilidad distintivamente más alta que las verduras no- PdG, sin mencionar la medida total: el coeficiente de variación durante el periodo entero para el PdG es 23.0% vs. 13.0% para las verduras no-PdG y 7.0% para el ítem promedio en el INPC. • Los días de gloria del PdG ya pasaron (en gran parte). En su 78 pico, los ítems del PdG estuvieron en promedio conectados con otros 80 ítems dentro del INPC vs. un máximo de 56.9 para las verduras no- PdG y 61.6 para un ítem típico en el INPC. Además, como fue documentado para el ítem típico en el INPC, los ítems dentro del PdG también muestran una tendencia en declive en su conectividad: en enero del 1997 los resultados mostraron 71.6 bordes para el ítem promedio del PdG, mientras en mayo de 2019 la cifra correspondiente fue 37.0. Notamos, sin embargo, que durante 2013-15 hay un salto en el grado dedetectados en el nivel agregado. Las trayectorias de reversión a la media alrededor de la tendencia presentada por verduras PdG y no-PdG en la gráfica 5 seguramente no son tan pulcras como las del sistema Lotka-Volterra; el patrón accidentado en frecuencias más altas se puede asociar con algunos factores o estacionales residuales 9 centralidad del PdG cuando esto lleva a un nuevo pico de 73.7 en enero de 2014. Este episodio es breve y atípico en la descendente tendencia de conectividad. • Las comunidades que estamos estudiando también muestran trazas de comportamiento cíclico, aunque diferente de los ciclos pueden derivar de una volatilidad más alta. De cualquier manera, su relación con el comportamiento cíclico a nivel agregado es débil e irregular: correlacionesacumuladas para un número de bordes de un nodo promedio entre las tres series se muestran en la gráfica 17. El valor entre el nivel general de la conectividad y del nodo del promedio PdG es de hecho bastante bajo y negativo 10 .

COMENTARIOS FINALES
Nuestro análisis de redes no encontró ninguna característica especial en los tres precios de los genéricos que constituyen el PdG. Esos ítems no muestran un comportamiento diferenciado vs. Otros componentes en el grupo vegetal considerado para el INPC, aunque en un punto (gráfica 17) la correlación de su conectividad puede bajar. Además, ni el PdG ni el no-PdG son candidatos factibles para interpretar tendencias generalizadas en el sistema de 9 Usamos año-por-año cambios en precios relativos para calcular correlaciones, precisamente con el propuesto de minimizar los efectos estacionales.
Además, el grado de centralidad del PdG ha descendido durante el tiempo, una característica que también se observa para el genérico promedio en el INPC de México. A este respecto, el PdG y también los ítems no-PdG parecen reflejar 10 De veras es bastante interesante que la correlación entre la conectividad para los ítems PdG y no-PdG es actualmente bastante 79 –más que explicar –unas propiedades de redes fascinantes del sistema de precios mexicano. De hecho, es en esta esfera en donde nuestros hallazgos son más interesantes. Primero, encontramos una tendencia en declive en el nivel de conectividad del ítem promedio en el INPC que constituye buenas noticias para los responsables de formular políticas, porque esto sugiere menos riesgos de efectos de segunda ronda asociados con shocks al sistema de precios. Sin embargo, el hallazgo más fascinante tiene que ver con los patrones
cíclicos, los cuales caracterizan el grado de centralidad en general. ¿Cómo se puede explicar este patrón? Un enfoque es explorar si ciertas comunidades en el sistema de precios están impulsando –por ejemplo, ya hemos descontado el PdG o no-PdG en este respecto. Un enfoque completamente diferente es explorar si la conectividad cíclica es una propiedad general de todo el sistema de precios, es decir, más que algunos ítems del INPC, estén más/menos conectados de una manera cíclica, que la estructura de la red sea la que explica los cambios abruptos en el nivel de conectividad de todos sus componentes 11 . El hecho de que ambas hipótesis se pueden explorar vía un análisis de redes muestra, en nuestra opinión, que este enfoque es prometedor para entender mejor el sistema mexicano de precios.
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