3 de junio de 2021, Nairobi/Roma –
Ante
la triple amenaza del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y
la contaminación, el mundo debe cumplir su compromiso de restaurar al
menos 1000 millones de hectáreas
de tierras degradadas en la próxima década, un área del tamaño de
China, aproximadamente. Los países también deben sumar compromisos
similares para los océanos, según un nuevo informe del Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO), lanzado junto con el
Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas 2021-2030.
El informe,
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Restauración de ecosistemas para las personas, la naturaleza y el clima, destaca que la humanidad está utilizando alrededor de
1,6 veces
la cantidad de servicios que la naturaleza puede proporcionar de manera
sostenible. Eso significa que los esfuerzos de conservación por sí
solos son insuficientes para evitar el colapso de los ecosistemas y la
pérdida de biodiversidad a gran escala. A nivel
mundial, el costo de la restauración de la tierra, sin incluir la
restauración de los ecosistemas marinos, se estima en al menos US$
200.000 millones por año de hoy a 2030. El informe destaca que cada
dólar que se invierte en restauración genera hasta US$
30 en beneficios económicos.
Los
ecosistemas que requieren una restauración urgente incluyen las tierras
de cultivo, los bosques, los pastizales y sabanas, las montañas, las
turberas,
las zonas urbanas, las aguas dulces y los océanos. Las comunidades que
viven en casi 2.000 millones de hectáreas de tierra degradadas incluyen
algunas de las más pobres y marginadas del mundo.
“Este
informe deja muy claro por qué todos debemos apoyar un esfuerzo global
de restauración. Con base en la evidencia científica más reciente,
establece el
papel crucial que desempeñan los ecosistemas, desde los bosques y las
tierras agrícolas hasta los ríos y los océanos, y registra las pérdidas
que resultan de una gestión deficiente del planeta”, afirman la
directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, y el
director general de la FAO, QU Dongyu.
“La
degradación ya está afectando el bienestar de aproximadamente 3.200
millones de personas, es decir, 40% de la población mundial. Cada año
perdemos servicios
de los ecosistemas con un valor de más de 10% de nuestra producción
económica mundial”, agregan, y enfatizan que “nos esperan ganancias
masivas” si revertimos estas tendencias.
La
restauración de los ecosistemas es el proceso de detener y revertir la
degradación, lo que resulta en aire y agua más limpios, mitigación de
las condiciones
climáticas extremas, una mejor salud humana y la recuperación de la
biodiversidad, incluida una mejor polinización de las plantas. La
restauración abarca una amplia gama de prácticas, desde la reforestación
hasta el rehumedecimiento de las turberas y la rehabilitación
del coral. Contribuye al logro de múltiples Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS),
incluidos los relacionados con la salud, el agua potable, la paz y la
seguridad, y de los objetivos de las tres Convenciones de Río sobre el
Clima,
la Biodiversidad y la Desertificación.
Las
acciones para prevenir, detener y revertir la degradación son
necesarias para cumplir con el objetivo del Acuerdo de París de mantener
el aumento de la
temperatura global muy por debajo de los 2 ºC. La restauración, si se
combina con acciones para detener la conversión de los ecosistemas
naturales para otros usos, puede ayudar a evitar
60% de las extinciones de especies proyectadas
actualmente. También puede ser muy eficiente para producir múltiples
beneficios económicos, sociales y ecológicos al mismo tiempo; por
ejemplo, la agrosilvicultura por sí sola tiene el potencial de aumentar
la
seguridad alimentaria de 1.300 millones de personas,
mientras que las inversiones en agricultura, protección de manglares y
gestión del agua ayudan a adaptarse al cambio climático, con beneficios
alrededor de cuatro veces mayores que la inversión original.
El
monitoreo confiable de los esfuerzos de restauración es esencial, tanto
para rastrear el progreso como para atraer inversiones públicas y
privadas. En apoyo
de este esfuerzo, la FAO y el PNUMA también lanzan hoy el Centro
Digital para el Decenio de las Naciones Unidas, que incluye el
Marco para el Monitoreo de la Restauración de los Ecosistemas.
El Marco permite a los países y comunidades medir el progreso de los
proyectos de restauración en todos los ecosistemas clave, lo que ayuda a
generar pertenencia y confianza en los esfuerzos de restauración.
También incorpora la Plataforma de Iniciativas de
Restauración de las Tierras Secas, que recopila y analiza datos,
comparte lecciones y ayuda en el diseño de proyectos de restauración de
estos ecosistemas, y una herramienta interactiva de mapeo geoespacial
para evaluar las mejores ubicaciones para la restauración
forestal.
La
restauración debe involucrar a todas las partes interesadas, incluidos
individuos, empresas, asociaciones y gobiernos. Fundamentalmente, debe
respetar las
necesidades y los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades
locales, e incorporar sus conocimientos, experiencias y capacidades para
garantizar que los planes de restauración se implementen y se
mantengan.