Emiliano
Mejía Reséndiz
Para
rematar, el nefasto 2020 se llevó entre otros valiosos personajes de
la cultura mexicana, al gran escritor Antonio Velasco Piña, autor de
libros como Regina y Tlacaélel “El azteca entre los aztecas”. El
novelista, ensayista, abogado e historiador falleció el pasado
domingo 27 de diciembre a los 85 años de edad después de haber
lidiado con varias enfermedades respiratorias, circulatorias y
cardiacas que se habían agravado alrededor de la Nochebuena, de
acuerdo con los amigos que lo acompañaban en casa de la escritoria
Laura Esquivel, donde se alojaba.
Hace
algunos años, cuando el destacado intelectual aceptó acudir a la
inauguración del arco de entrada de la colonia Citlamina en
Ixtapaluca, Estado de México pronunció, entre otras, las siguientes
palabras: “Tlacaélel fue un gran visionario que impulsó el
renacimiento cultural en el imperio azteca. El gobierno ha intentado
borrar de la memoria histórica la presencia de ese personaje, pero
la antorcha de Tlacaélel ha renacido con más fuerza en Antorcha
Campesina”. En aquella ocasión él se refería al gobierno de
manera indistinta, en general y no en particular al priísta, panista
o perredista. Pero lo que era una verdad inobjetable para cualquiera
de esos gobiernos, para el gobierno morenista de la 4 T se convirtió
en una verdad llevada al extremo. En efecto, con la desaparición de
más de cien fideicomisos, los morenistas han eliminado de tajo los
recursos económicos que estaban destinados a la investigación
científica en todas sus variantes, condenando así a la total
inacción en lo que respecta al rescate de nuestra historia que es el
hámbito en el que se desarrollaba, de manera sobresaliente, el autor
de Tlacaélel.
Se
sabe en los medios universitarios que de los pocos investigadores que
han rescatado parte de nuestra historia antigua, todavía son menos
los de origen mexicano. Velasco Piña era parte de esa ínfima
minoría, nació en Buenavista de Cuéllar, Guerrero, el 8 de
septiembre de 1935. Desde muy joven se interesó por el legado
cultural prehispánico dejado por grandes civilizaciones en el país,
como los mexicas o los Mayas, por la historia mundial y por su
ferviente sentir nacionalista, rechazando la religión católica.
Estudió Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México. En
ese entonces atraído por los avances de ciertos juristas mexicanos y
extranjeros como Floris Margadant y Manuel Crescencio García Rejón,
quien patentase el Recurso de Amparo en la Democracia. No fue sino
hasta después de 1968, que al ser partícipe en el Movimiento
estudiantil, definirá su postura política y filosófica, abocándose
al estudio de la historia. Autor de más de 14 libros, hizo su debut
con “Tlacaélel el Azteca entre los aztecas” (1979).
Si
antes, la disposición del gobierno en turno era mínima para
facilitar las actividades de investigación de nuestro pasado
histórico, ahora, con el gobierno de la 4 T esa mínima disposición
ha desaparecido por completo. También deportistas, cineastas y
dramaturgos que incluso expresaron públicamente su beneplácito al
pensar que con el triunfo electoral de AMLO se terminaban los tiempos
de las vacas flacas, hoy se dan cuenta de que sí, efectivamente se
acabaron, pero las vacas flacas. Con este gobierno de la 4 T, la
clase trabajadora, que es la inmensa mayoría de los mexicanos,
pasamos de la sartén a la lumbre, no cabe duda. Pero también es un
hecho con muy alta probabilidad que el desquite se vea reflejado en
los resultados de la contienda electoral de 2021. Y que el error
cometido sirva de experiencia y acreciente la educación política de
los trabajadores para las luchas venideras que necesariamente habrá
de enfrentar. Que así sea.