Panamá, 10 de junio de 2021
— Una nueva plataforma
que
muestra datos en tiempo real de 33 países de América Latina y el Caribe
ha revelado que en materia de gasto ambientalmente sostenible posterior a
la COVID-19, América Latina y el Caribe
está rezagada con respecto al resto del mundo: 0,5% del gasto total y
2,2% del gasto de recuperación a largo plazo fue respetuoso con el medio
ambiente en 2020, en comparación con 2,8% y 19,2% a nivel mundial.
La herramienta está basada en el
Observatorio de Recuperación Global, una iniciativa liderada por el Proyecto
de Recuperación Económica de la Universidad de Oxford (OUERP), con el apoyo del PNUMA, el
Fondo Monetario Internacional y
GIZ a través de la
Red de Políticas Fiscales Verdes (GFPN).
Revela que solo seis de los 33 países
de la región dedicaron más de 0,1% de su PIB en planes de recuperación;
un pequeño número de ellos sí dedicó una proporción significativa a
esfuerzos pos-COVID-19, entre ellos Chile (14,9%), San Cristóbal y
Nieves (13,3%), Santa Lucía (11,3%), Bolivia (10,5%)
y Brasil (9,26%).
El
análisis de más de 1.100 políticas muestra que aproximadamente 77% del
presupuesto total de la región para a recuperación, de
US$ 318.000 millones, se asignó a medidas de rescate para abordar
amenazas a corto plazo y salvar vidas, mientras que, hasta la fecha,
solo 16,1% se ha dirigido a planes de recuperación a largo plazo para
revitalizar la economía, dada la limitada capacidad
de muchos de los países de la región. En promedio, la región ha
asignado US$ 490 al gasto per cápita para la recuperación de la
pandemia, mientras que en los mercados emergentes y las economías en
desarrollo, la cifra es de US$ 650 y, en las economías avanzadas,
de US$ 12.700.
La región ha sido fuertemente afectada por la pandemia de COVID-19. Hogar de
8% de la población mundial, concentra alrededor de
29% de las muertes registradas por la pandemia,
y se estima que tuvo una contracción del PIB de 7%
en 2020.
“Aplaudo
la iniciativa de los ministros de América Latina y el Caribe de dar
seguimiento a sus avances hacia recuperaciones más sostenibles.
Nuestro Tracker muestra que, en general, el gasto ecológico de la
región aún no está a la altura de la gravedad de la triple crisis
planetaria de cambio climático, pérdida de biodiversidad y
contaminación”, dijo Piedad Martin, directora regional interina del
PNUMA para América Latina y el Caribe.
“Con el fin de hacer la transición hacia economías más sostenibles e inclusivas, las naciones de la región deben seguir adelante
con base en este buen comienzo para alinear aún más sus prioridades de desarrollo con la recuperación verde”, añadió Martin.
Hasta
ahora, según el Observatorio, una proporción más alta del presupuesto
para la recuperación se ha gastado en sectores no sostenibles
(US$ 7,400 millones) que en iniciativas sostenibles (US$ 1,500
millones). 74% de los gastos negativos para el medio ambiente se ha
destinado a infraestructura para fuentes de energía fósiles, 13% a
infraestructura portuaria y aeroportuaria insostenible, lo
cual se espera que conduzca a un aumento de las emisiones de carbono.
“La
situación de la región es preocupante, la respuesta a la pandemia nos
está llevando a un aumento de la deuda, lo cual limita
nuestra capacidad para dirigir las inversiones hacia la sostenibilidad
ambiental. Sin embargo, colocar la acción climática como motor de la
reactivación nunca ha sido tan importante. La supervivencia y la
competitividad de la región están en juego debido al
cambio climático, dijo la ministra de Ambiente y Energía de Costa Rica,
Andrea Meza, quien presidirá la XXIII reunión del Foro de Ministros de
Medio Ambiente en 2022.
“Hago
un llamado a los gobiernos, la comunidad internacional y el sector
privado para que apoyen a los países de América Latina y
el Caribe en la respuesta a esta crisis y nos ayuden mediante
inversiones para cumplir con el Acuerdo de París”, añadió Meza.
Las
oportunidades de alto impacto para la región son numerosas y requieren
una combinación de políticas públicas. Entre ellas destacan
las que tienen que ver con la energía sostenible, en particular la
energía renovable no convencional y la eficiencia energética; las
inversiones en transporte de cero emisiones, con un enfoque especial en
el transporte público; y las inversiones en soluciones
basadas en la naturaleza para garantizar la adaptación en sectores
clave, como la agricultura y los centros urbanos, donde vive la mayor
parte de la población.
“La
región ha llegado a una encrucijada económica. O los gobiernos
continúan apoyando las viejas industrias moribundas del pasado
o invierten en industrias sostenibles que puedan impulsar la
prosperidad a futuro. Las nuevas oportunidades económicas para la región
son monumentales y los líderes visionarios las aprovecharán”, dijo
Brian O’Callaghan, investigador principal del Proyecto
de Recuperación Económica de la Universidad de Oxford.