lunes, 11 de marzo de 2024

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DEL MENSAJE OFRECIDO POR LA SUBSECRETARIA DE DESARROLLO INSTITUCIONAL DE LA SSC, MAESTRA MARCELA FIGUEROA FRANCO, DURANTE LA CEREMONIA DE RECONOCIMIENTO A LAS MUJERES POLICÍAS DE LA CIUDAD DE MÉXICO


 

Buenos días a todos y todas.

 

Saludo en primer lugar a las autoridades que hoy nos acompañan.

 

Agradecemos a nuestro Fiscal encargado doctor Ulises Lara, gracias por acompañarlos,

 

A nuestro Secretario de Gobierno, y demás miembros del Gabinete de Seguridad de la Ciudad de México.

 

Por supuesto, a todas las autoridades, servidoras, servidores públicos de nuestra Secretaría de Seguridad Ciudadana, y a quienes nos acompañan en el presidium, jefas, jefas de esta Secretaria

 

Secretario, Secretaria, Jefe de Gobierno con su permiso.

 

Las primeras mujeres ingresaron a la Policía en 1930, es decir, hace noventa y cuatro años. Se trató de un grupo de 79 mujeres que a pesar de contar con el adiestramiento necesario y de tener una escolaridad en la mayoría de los casos más alta que la de los policías hombres, despertaron una serie de burlas y comentarios despectivos entre los sectores más tradicionales quienes las consideraban débiles e incapaces al momento de combatir la delincuencia.

 

Esas primeras mujeres policías de nuestra ciudad fueron pronto mujeres de la comunidad fueron pronto relegadas a trabajos considerados menores o adecuados a ellas por el hecho de ser mujeres.

 

Casi todas se volvieron secretarias. No fue no fue sin sino hasta 1972 que a las mujeres se les permitió hacer funciones netamente operativas en la vía pública.

 

Eso sí, se les relegó a un solo espacio, el agrupamiento Cisne, hoy agrupamiento Atenea. Se les puso como uniforme una minifalda azul celeste y botas de tacón y se les designó a cuidar exclusivamente parques y escuelas algunas más a dirigir ocasionalmente el tránsito.

 

Fue hasta los años noventa que las mujeres policías de nuestra secretaría empezaron a ser incluidas en otras áreas de la policía, y que el agrupamiento Cisne se convirtió en el hoy ya reconocido incluso internacionalmente, agrupamiento Atenea, conformado ya no por mujeres que vigilaban parques, sino por mujeres capacitadas para la actuación en operaciones especiales, y en específico por su participación durante manifestaciones feministas.

 

Hoy ya no son solo las Ateneas, sino todas las mujeres policías, las que han sido reconocidas gracias a la visibilización de su trabajo. La falta de oportunidades y capacitación especializada para las mujeres dentro de la policía, invisibilizó precisamente sus contribuciones y profundizó las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres.

 

Las mujeres policías eran ascendidas en mejor proporción y se les entregaban menos con decoraciones y reconocimientos. Eso sí, recibían proporcionalmente más sanciones. Todo lo señalado, además del acoso, hostigamiento, y discriminación tuvo como uno de sus resultados una escasa representación de mujeres en puestos de mando, pero hoy están todas ustedes aquí y están escribiendo una historia muy diferente.

 

El movimiento feminista nos obligó como policía a repensar y replantar estrategias y todo lo que sabíamos sobre operativos en manifestaciones. Se pasó de una visión de control de multitudes a una de protección de personas y de reducción de la violencia.

 

También ha reivindicado el papel y el lugar de las mujeres policías al exterior, pero tal vez, y por sobre todas las cosas, al interior de la institución.

 

Hoy no hay nadie que dude de las capacidades, liderazgo y valor de cada una de las mujeres policías de esta ciudad, pero sobre todo, no hay nadie que dude de las habilidades de empatía, escucha, diálogo, mediación, y resiliencia que caracterizan al personal femenil de nuestra institución.

 

Estamos ante un momento de cambio de cultura institucional que por primera vez incorpora el componente de género. Actualmente tenemos más mujeres mandos que nunca en nuestra historia. Aún somos pocas, pero cada vez somos más.

 

La verdadera inclusión de las mujeres a la Policía de la Ciudad de México, no sólo es cuestión de representatividad, ni de cuota, sino que resulta esencial para promover una aplicación de la ley efectiva y equitativa, porque contribuye al fortalecimiento de la confianza y la relación entre la policía y la ciudadanía, permitiéndonos cumplir con nuestro objetivo fundamental, salvaguardar la seguridad de todas las personas.

 

En este día, en este evento que tiene como marco el Día Internacional de la Mujer, reconocemos el esfuerzo y la dedicación de las mujeres policías, y de todas las mujeres que con su trabajo desafían normas y contribuyen a forjar una sociedad más igualitaria e incluyente.

 

Sigamos caminando y construyendo comprometidas con la historia de la mejor policía del país y con la convicción de que nuestro trabajo abre el camino de oportunidades que se transformarán en certezas para el futuro de todas las niñas y jóvenes mexicanas.

 

¡Vivan las mujeres policías!

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