Dinamismo en demanda interna al cierre de 2023, consumo e inversión crecen 4.4% y 18.3% en promedio anual. • Ventas de autos hila dos meses consecutivos de caídas mensuales. • La SCHP publicó las finanzas públicas correspondientes a enero. Sobresale que el crecimiento anual de 5.1% en ingresos no petroleros es contrarrestado por la caída de 27% anual en ingresos petroleros. En total, los ingresos presupuestarios y el gasto neto quedaron por debajo de lo calendarizado en 4.3% y 4.6%, respectivamente. El déficit público de 152,766 mdp, también por debajo de lo presupuestado (162,855mdp).
La violencia de género se ha mantenido elevada en México e incluso ha aumentado. Hacia 2021, el 70% de mujeres en México había experimentado situaciones de violencia (económica, sexual, física, y/o psicológica) a lo largo de su vida, un aumento de 4pp respecto de la cifra de 2016. Al interior, la prevalencia de violencia de género registró aumentos en todas las categorías, con excepción de la violencia económica que disminuyó marginalmente. Las entidades con mayor violencia de género fueron el Estado de México y la CDMX. Esto contrasta con los niveles de PIB per cápita estatal, sugiriendo que el nivel de ingreso ha tenido incidencia limitada sobre las tasas de violencia de género en México.
Mañana
Publicaremos nuestra Encuesta Citibanamex de Expectativas.
Consumo cierra el año mejor a lo anticipado
Consumo privado mantuvo dinamismo a lo largo del 2023. En diciembre de 2023, con cifras desestacionalizadas (cd), el consumo privado se desaceleró a 0.2% mensual (anterior: 0.7%), sin embargo, creció más de lo anticipado por el indicador oportuno del INEGI. Esto implica una expansión anual de 5.6% (anterior: 6.0%). Durante 2023, el consumo privado creció en promedio 4.4% anual, una moderación frente al 5.3% de 2022, pero aún por arriba del promedio de los 3 años anteriores a la pandemia de 1.5% anual. Consumo beneficiado por apreciación cambiaria. Al interior, el rubro con mayor dinamismo a lo largo del año fue el de bienes importados, que si bien se contrajo (-)0.9% mensual durante diciembre, incrementó 34% anual y se ha expandido 48% desde diciembre de 2019 impulsado por la apreciación del tipo de cambio. Por su parte, los bienes y servicios nacionales incrementaron 0.3% y 0.6% mensual, lo que implica una tasa anual de 1.9% y 1.6%, respectivamente. Dinamismo se extenderá durante el 1S24. Anticipamos que el consumo extienda su dinamismo en la medida en que los consumidores se verán beneficiados por el envío de remesas, el adelanto de transferencias sociales, así como por las condiciones de estrechez en el mercado laboral.
Dinamismo en inversión por obras públicas y apreciación cambiaria
Inversión como pilar del crecimiento económico durante 2023. En diciembre de 2023, con cifras desestacionalizadas (cd), la inversión permaneció sin cambios respecto al mes anterior, sin embargo, en cifras anuales, se expandió 15.4% (anterior: 21.5%). Durante 2023, la inversión creció en promedio 18.3% anual, por arriba del 7% registrado durante 2022 y muy por arriba del promedio de los 3 años anteriores a la pandemia de (-)1.3% anual. Inversión beneficiada por apreciación cambiaria y obras públicas. Al interior, uno de los rubros con mayor dinamismo a lo largo del año fue el de la construcción, particularmente la no residencial, que durante diciembre creció 4.0% mensual y 35% anual, promediando 36% anual durante todo 2023. Por su parte, el rubro de maquinaria y equipo importado que si bien se contrajo (-)1.6% mensual, de manera anual creció 15.2%, promediando un crecimiento anual de 20.5% durante todo el año, beneficiado por la apreciación del tipo de cambio. Dinamismo se extenderá durante el 1S24. Anticipamos que la inversión continúe con esta dinámica, al menos durante la primera mitad del año en la medida en que el gobierno acelerará la entrega de obras públicas, sin embargo, para la segunda mitad, efectos base retadores y menor gasto en inversión pública implicarán mayores retos para extender el mismo ritmo de crecimiento de 2023.
Ventas de autos se moderan a inicio de año
Ventas de autos hilan dos meses consecutivos de caídas mensuales. Con cifras desestacionalizadas, las ventas de autos cayeron (-)1.1% mensual durante febrero, luego de la caída de (-)1.7% en enero. Sin embargo, de manera anual, las ventas crecieron 10%, la segunda mejor expansión para un mes de febrero desde 2016. En el acumulado del año, las ventas han crecido 12%, una moderación desde el 22% que se registró durante el mismo periodo de 2023.
La violencia de género en México se ha mantenido elevada e incluso ha aumentado
Hace años que la violencia de género está en el centro del debate público en México. Aunque se han logrado avances en materia de derechos de las mujeres, siguen existiendo retos significativos en diversos ámbitos, particularmente en cuanto a la violencia de género. Al respecto, el Instituto Nacional de las Mujeres creó un indicador de categorías de violencia contra la mujer llamado “violentómetro” (cuadro 1), en el cual se enuncian situaciones que la mayoría de las mujeres vive en cierto grado. Fuente: Citibanamex Estudios Económicos con información de InMujeres y SESNSP.
El caso más extremo de la violencia de género es el feminicidio. Aunque, es posible que diversas dimensiones de la violencia de género contribuyan en última instancia a propiciar el feminicidio, por ejemplo, el matrimonio entre niñas y hombres adultos, el embarazo adolescente, la prostitución infantil, la insuficiencia tanto de refugios para mujeres víctimas de violencia y sus hijos, como de servicios legales para facilitar el divorcio y la protección de mujeres violentadas. El delito de privación de la vida de las mujeres, por razón de género, mostró una tendencia creciente desde 2015, alcanzando su pico en 2021, y registrando 823 víctimas en 2023 (gráfica 1). En términos relativos, respecto del total de homicidios dolosos de mujeres, los feminicidios representaron 32.3% en 2023, un incremento desde 23.8% en 2015. De igual forma, a la vez que se ha incrementado la violencia total en el país, el porcentaje de feminicidios también aumentó a 3.3% en 2023 desde 2.6% en 2015 (gráfica 2). 70% de mujeres en México ha experimentado situaciones de violencia. La violencia de género tiene varias caras y se puede clasificar dentro de las siguientes categorías: i) económica; ii) sexual; iii) física; y iv) psicológica. De acuerdo con la Encuesta Nacional
Sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) del INEGI actualizada en 2021, 70.1% de las mujeres de 15 años y más había experimentado, al menos, una situación de violencia a lo largo de su vida (gráfica 3). Además, destaca que en 39.9% de los casos el agresor fue la pareja de la mujer.
La violencia de género con aumentos en la mayoría de las categorías. Con respecto a 2016, los resultados de 2021 mostraron un incremento de cuatro puntos porcentuales (pp) en la violencia total contra las mujeres a lo largo de la vida (gráfica 2), con la violencia sexual registrando el mayor aumento (+8.4pp). Por otro lado, la violencia psicológica es la que presentó mayor prevalencia (51.6%), seguida de la violencia sexual (49.7%) y la violencia física (34.7%), y las tres categorías registraron incrementos de 2016 a 2021. Por último, la violencia económica, patrimonial y/o discriminación es la única que disminuyó, aunque sólo marginalmente (-1.6pp) para registrar 27.4%, lo que implica que el nivel de independencia financiera de las mujeres mexicanas se incrementó. Alto grado de heterogeneidad a lo largo del país en cuanto a la incidencia de violencia de género; destacan el Estado de México y la CDMX. Al respecto, las entidades que registran mayor prevalencia de violencia contra las mujeres, y que superan al promedio nacional (70.1%), son el Estado de México (78.7%), la CDMX (76.2%) y Querétaro (75.2%). Por su parte, los que registraron los mayores incrementos a nivel nacional desde 2016, fueron Campeche (+13.4pp), seguido de Tabasco (+12.9pp). Por su parte, los estados con menor prevalencia de violencia fueron Chiapas (48.7%), Zacatecas (59.3%) y Tamaulipas (61.7%). A su vez, hubo disminuciones en la prevalencia de violencia en cinco entidades (Chiapas, CDMX, Jalisco, Michoacán y Aguascalientes), el caso de Chiapas con una caída de 3.7pp. Prevalecen en México los sesgos negativos de género, impactando la baja participación laboral de las mujeres. Estos son ejemplificados en la opinión sobre ciertos roles masculinos y femeninos, y aunque han ido cambiando durante las últimas décadas, prevalecen en México y tienen impactos sobre la violencia de género. Destaca que estos estereotipos explican en parte el comportamiento de las mujeres en el ámbito económico y su baja participación en el mercado laboral. Por ejemplo, 23.1% de mujeres considera que el hombre es responsable de traer dinero para la casa, 13.0% que el hombre debería ganar un mayor salario que la mujer y 5.0% que el hombre tiene mayor capacidad para trabajar y/o estudiar (gráfica 4). Por el contrario, un hecho positivo es que los porcentajes respecto de que la mujer es quien se debe dedicar a las labores domésticas (13.8%), y que es responsable del cuidado de hijos y personas enfermas y ancianas (8.1%) son relativamente bajos, lo cual representa una victoria en la lucha por equidad de género. Aunque valdría la pena analizar los sesgos negativos de género de los hombres, que probablemente serían mayores, la encuesta únicamente se realiza a mujeres mayores de 15 años.
El nivel de ingreso no necesariamente incide en las tasas de violencia de género en México; se necesitan políticas públicas focalizadas. Al analizar la relación que existe entre la prevalencia de la violencia de género y el PIB per cápita (excluyendo petróleo) a nivel estatal en México, queda claro que el ingreso en sí mismo no ha mejorado la situación de las mujeres en cuanto a su vulnerabilidad en materia de violencia de género. La correlación es prácticamente cero (gráfica 5), lo que implica que en los estados con mayores niveles de PIB per cápita no tuvieron necesariamente menor incidencia de violencia de género.
Destaca la necesidad de contar con iniciativas dirigidas explícitamente a la disminución de la violencia de género, y de la discriminación de género en general. Por un lado, sería necesario contar con un mejor protocolo en los procedimientos de denuncias, para impulsar que las mujeres denuncien sin que haya una doble victimización, reestablecer refugios para mujeres que sean víctimas de violencia, e impulsar leyes que impidan el matrimonio infantil, en especial los matrimonios de niñas con hombres adultos. Por otro lado, para la discriminación de género en general, diversos estudios1 indican que es necesaria la existencia de políticas públicas dirigidas específicamente a lograr la igualdad de género ya que el desarrollo económico no tenderá a erradicar las diferencias de género ante distintos patrones sociales y culturales prevalecientes en cada economía. Algunas prioridades deberían estar enfocadas en reducir el exceso de mortalidad de niñas y mujeres, fomentar la permanencia de niñas y mujeres en las matrículas escolares, garantizar el acceso al aborto para niñas embarazadas, aumentar el acceso a las oportunidades económicas, dar a las mujeres una voz igualitaria, combatir la afirmación de roles tradicionales de género en la sociedad y en el mercado laboral, y limitar la transmisión de la desigualdad de género entre generaciones mediante la incorporación de la igualdad de género en los programas educativos. La disminución de la violencia y desigualdad de género tiene consecuencias positivas para las economías. Si bien el crecimiento económico no tiene un papel decisivo en la reducción de la desigualdad y violencia de género, en la otra dirección, el empoderamiento de la mujer sí puede beneficiar al desarrollo y llevar a un mayor crecimiento económico. Ello se puede explicar por varios factores, primero, como las mujeres representan 40% de la fuerza laboral mundial, eliminar las barreras en ciertos sectores u ocupaciones podría llevar aumentos en la producción mediante un incremento en la participación y la productividad laboral de las mujeres hasta en 25% en algunos países.2 En segundo lugar, si aumentara el control de los recursos del hogar por parte de las mujeres (ingresos propios o transferencias), incrementaría el gasto en alimentos y educación en beneficio de los hijos, mejorando así las perspectivas de crecimiento de largo plazo.3Por último, empoderar a las mujeres como agentes económicos, políticos y sociales puede cambiar las decisiones políticas y hacer que las instituciones sean más representativas de una variedad de voces. 4
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