Danilo Ochoa, director de Ventas México y CENAM, Banca y Servicios de
Pago para Thales
Al satisfacer la
creciente demanda de prestigio y estatus de los consumidores, las tarjetas de
pago metálicas están ayudando a las entidades financieras a lograr una mayor
diferenciación en un mercado hipercompetitivo.
A pesar de la incesante digitalización de las tendencias
de pago, las tarjetas siguen siendo una oferta de productos popular e
importante para los bancos y sus clientes, ya que representaron el 56% de todas
las transacciones en 2022.[i]
Dentro de este segmento, las tarjetas metálicas están
creciendo significativamente. Según ABI Research, empresa global de
inteligencia tecnológica, el número de tarjetas metálicas emitidas pasará de 34.2
millones en 2020 a más de 90 millones en 2025[ii].
No es sorprendente que una combinación de factores esté impulsando el auge. En
particular, su popularidad refleja un compromiso continuo con la innovación por
parte de los principales proveedores de tarjetas. Para muchos consumidores, las
tarjetas de pago metálicas satisfacen el deseo de reconocimiento y
exclusividad. Y para los bancos tradicionales, los neobancos y las empresas de
tecnología financiera, las tarjetas metálicas pueden representar una
herramienta muy eficaz para apoyar las estrategias de marca y diferenciación, y
reforzar el vínculo tangible que mantienen con sus consumidores. Las tarjetas
metálicas también pueden formar parte de sus planes de hiperpersonalización,
dando el control a los usuarios finales. También ofrecen oportunidades para
crear nuevas fuentes de ingresos y evitar el desgaste, gracias a la combinación
ideal de servicios premium y de valor añadido que permiten las tarjetas
metálicas.
De instrumento de
pago a accesorio de estilo de vida
El principal atractivo de las tarjetas metálicas reside
sin duda en su aspecto y funcionalidad. En comparación con un producto de
plástico convencional, son más pesadas y ofrecen una experiencia estética y
táctil más agradable. Como accesorio de estilo de vida, además de instrumento
de pago, las tarjetas metálicas sobresalen entre las demás. Representan el
reconocimiento financiero, la aspiración al éxito y juegan con el lado
emocional de los consumidores.
El mayor estilo y estatus que aportan las tarjetas
metálicas encajan de maravilla con la mentalidad del consumidor moderno. Esto
es especialmente cierto en dos segmentos vitales del mercado: los millennials y
los clientes acomodados. Un reciente estudio de mercado resalta la amplitud y
profundidad de este atractivo. Según una encuesta mundial de Edgar Dunn &
Company, el 58% de los consumidores tendrían una opinión más positiva de su
banco si ofreciera tarjetas de pago metálicas. En particular, el 80% de los
consumidores acomodados y el 77% de los millennials dijeron que preferirían una
tarjeta metálica como alternativa a una de plástico, siempre que ofreciera los
mismos beneficios y recompensas.[iii]
No obstante, un programa de tarjetas bien diseñado que
ofrezca beneficios adicionales como entrega de dinero en efectivo, servicios
bancarios privilegiados, acceso a salas de espera, descuentos especiales,
pólizas de seguros y otras garantías sigue siendo claramente clave para atraer
y retener a los consumidores. Esto es válido tanto para el lanzamiento de
nuevos programas como para el cambio de imagen de los ya existentes. Las
tarjetas metálicas pasarán a ser consideradas como la cereza del pastel.
Un sólido retorno
de la inversión
Los bancos que invierten en tarjetas de pago metálicas y
programas afines pueden obtener importantes rendimientos comerciales.
Tradicionalmente, las entidades financieras podían contar con altos niveles de
fidelidad de sus clientes. Hoy en día, los consumidores están más dispuestos a
cambiarse a un competidor con una oferta más atractiva. Los millennials está
alimentando esta migración, junto con las ágiles e innovadoras empresas de
tecnología financiera y los neobancos que se dirigen a ellos. En consecuencia,
todas las entidades financieras deben ahora esforzarse más por retener y atraer
a los clientes.
En la investigación de Edgar Dunn & Company, el 70%
de los encuestados afirmó que dejaría su banco actual por otro que ofreciera
una tarjeta metálica con beneficios similares. Por consiguiente, las tarjetas
metálicas tienen un valioso papel que desempeñar, ayudando a crear
diferenciación en un mercado cada vez más saturado y competitivo. Las tarjetas
metálicas también pueden ayudar a justificar una cuota de suscripción premium,
aumentando así los ingresos y los márgenes de beneficio del emisor de la
tarjeta. Dado el valor que los consumidores atribuyen a las tarjetas metálicas,
los beneficios finales suelen ser mucho mayores. Los bancos que ofrecen
tarjetas metálicas pueden esperar razonablemente ver mayores tasas de
activación de tarjetas, así como una probabilidad mucho mayor de que su tarjeta
alcance el estatus de "tarjeta de crédito preferida" y, por tanto,
mayores tasas de gasto.
La innovación florece
A medida que el mercado ha ido creciendo y
desarrollándose, también lo ha hecho la gama de diseños de tarjetas metálicas
disponibles. Las opciones ahora incluyen diferentes estructuras de tarjeta, que
combinan metal y PVC y dejan ver el metal en los bordes, el anverso o el
reverso de la tarjeta. También las hay de distintos pesos, desde 10 g hasta 28
g, y pueden llevar barnices especiales, adornos como revestimientos dorados,
grabados e incluso cristales y diamantes incrustados.
El mayor estilo y presencia que ofrecen las tarjetas
metálicas no va en detrimento de la funcionalidad. Las tarjetas metálicas
admiten transacciones tanto con contacto como sin contacto y cumplen la
normativa EMV. De cara al futuro, cabe esperar más innovaciones tecnológicas,
desde un mayor uso de metales reciclados hasta la incorporación de nuevos
elementos de seguridad y adorno.
Trabajar con Thales
El mercado de las tarjetas de pago físicas nunca ha sido
tan dinámico y apasionante. El número de bancos que están reconociendo el poder
y el potencial de las tarjetas metálicas está en pronunciado aumento. Sin
embargo, desplegar tarjetas metálicas y maximizar el rendimiento de la
inversión puede ser una tarea difícil. Elegir al socio proveedor adecuado es
clave para el éxito del lanzamiento de un programa basado en el metal.
Thales es un líder de larga trayectoria en este mercado y
suministra una media de cinco millones de tarjetas metálicas al año.
Comprometida con la innovación, Thales cuenta con la
mayor cartera de tarjetas metálicas, con capacidades únicas de efectos
especiales para proporcionar aspectos y sensaciones creativas. Con sus equipos
de expertos en tarjetas metálicas, tres centros de fabricación y más de
20 centros de personalización especializados en todo el mundo, Thales apoya a los bancos en sus procesos de lanzamiento de
tarjetas metálicas y respalda su implantación por parte de los emisores. De
este modo, los emisores que deseen aprovechar el creciente interés por las
tarjetas de pago metálicas pueden confiar en un socio que aborda todas las
competencias esenciales y ofrece el plazo de comercialización más corto.
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