sábado, 10 de marzo de 2018

Dr. José Antonio González Anaya, Secretario de Hacienda y Crédito Público; 81 CONVENCIÓN BANCARIA “LA BANCA COMPROMETIDA CON MÉXICO”



Versión estenográfica                                       Acapulco, Gro., 08 de marzo de 2018.




- MAESTRO DE CEREMONIAS: Acto seguido, toma la palabra el doctor José Antonio González Anaya, Secretario de Hacienda y Crédito Público.

- JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ ANAYA: Licenciado Enrique Peña Nieto, Presidente de la República;

Licenciado Héctor Astudillo, Gobernador del Estado de Guerrero, gracias por recibirnos en el bello Puerto de Acapulco.

Ingeniero Marcos Martínez, Presidente de la Asociación de Bancos de México;

Diputado Edgar Romo, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados;

Senador Ernesto Cordero, Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República;

Maestro Alejandro Díaz de León, Gobernador del Banco de México;

Señores miembros del presídium, legisladores, a todos ustedes, buenas noches.

Me da mucho gusto estar aquí con la Convención Bancaria.

Les comento que hace un rato me encontré al licenciado Mancera, caminando, a quien todos ustedes conocen, y me felicitó por ser mi Primera Convención Bancaria como Secretario, me dijo que él llevaba más de 40 y la verdad es que no tuve el valor de decirle que era mi Primera Convención Bancaria.

También es la Primera Convención Bancaria del Subsecretario Messmacher, y los dos trabajamos en Hacienda más de 10 años; concluimos los dos, que seguro no nos invitaban porque estábamos encargados de los impuestos, pero hoy no estamos encargados de los impuestos y es un honor y estamos muy contentos de estar aquí, porque a lo largo de la historia de México la Convención ha sido un encuentro trascendental.

En la Primera Convención Bancaria, en 1924, se instauró la Comisión Nacional Bancaria, y a lo largo de la historia, en este foro se han intercambiado puntos de vista sobre crisis, logros, reformas, retos de la más alta relevancia del país.

Me permito felicitar al ingeniero Marcos Martínez, a Luis Robles y a todos los otros presidentes de la ABM por mantener este foro vivo y relevante en todos los años y en este bello Puerto de Acapulco.

Es inevitable al final de un sexenio hacer una reflexión sobre el trabajo realizado, los logros alcanzados y los retos por venir.

Permítanme entrar en materia.

En los últimos años, México enfrentó un entorno económico adverso. Los economistas nos referimos a esto como que enfrentamos vientos en contra. El primer viento en contra fue la caída del precio y de la plataforma petrolera; el segundo, la debilidad del sector industrial en Estados Unidos; el tercero, la volatilidad de los mercados financieros internacionales.

Estos choques no fueron menores, lo que podemos ver en la lámina es que en los 80’s la caída del precio del petróleo y la producción industrial llevó al país a la crisis de deuda de los 80’s.

A principios de los años 2000 las caídas en el precio del petróleo y de la producción industrial causaron una recesión, la crisis del 2008 y el 2009 tumbó el precio del petróleo a cerca de la mitad y la producción industrial a cerca de 15 puntos porcentuales.

El PIB de México se contrajo casi 9 por ciento. Lo que es extraordinario de esta historia es que durante el 2014 enfrentamos choques de similar magnitud. El precio del petróleo se cayó 71 por ciento; la actividad industrial se cayó 1.9 y, sin embargo, la economía mexicana creció y creció bien y, más importante, el empleo formal creció a una velocidad récord de 7 por ciento.

¿A qué se debió esto? ¿Qué fue lo que pasó y qué es lo que es diferente? Se debió a que, durante los últimos años, México tomó decisiones difíciles, quizá no siempre decisiones populares pero, sin duda, necesarias.

Los cimientos de esto fueron políticas fiscales prudentes y conservadores, no ha habido ningún país en la historia que haya podido desarrollarse y crecer sin finanzas públicas sanas.

Parados en el 2013 lo que vemos ahí es que México y los países grandes del G20 y de América Latina se comprometieron a tener un superávit primario para el 2016-17.

Parados hoy en el 2018, lo que vemos es que México sí cumplió y llevamos dos años con un superávit primario. Los países grandes del G20 y de América Latina siguen teniendo déficits, de la misma manera y como espejo, México es el único país en donde la trayectoria de la deuda es descendiente y de manera sostenible. En los países grandes del G20 la deuda sigue creciendo y en América Latina también.

La otra parte de la historia, por supuesto, son las reformas estructurales impulsadas con gran altura de miras por el Presidente de la República, justamente el año pasado el Secretario Meade dijo y cito: “En futuras Convenciones bancarias un Secretario de Hacienda que haga un recuento de lo que ha avanzado habrá de reconocer que las reformas estructurales aprobadas en la primera mitad de este gobierno representaron una profunda transformación y sentaron las bases para el desarrollo en años por venir”.

Estoy seguro que todos los efectos de la reforma no han ocurrido, pero hoy podemos decir que ya no son promesas futuras y que tenemos resultados palpables y concretos.

Permítanme enunciar algunos de ellos: la reforma energética al final de este año significará que se habrán comprometido 200 mil millones de dólares en inversión en México, esa es una cantidad enorme, difícil de comprender, es el doble de la deuda del sector público mexicano.

La reforma de telecomunicaciones se ha traducido en una reducción en las tarifas de celulares del 43 por ciento y que se haya triplicado en la cobertura de banda ancha.

La reforma fiscal ha quitado una vieja vulnerabilidad de las finanzas públicas mexicanas, su dependencia del petróleo, que pasó del 39 por ciento de los ingresos totales en el 2012 a 17.

La reforma educativa tiene un impacto generacional, un cambio enorme es que ocho de cada 10 alumnos en educación superior es la primera generación en la historia de sus familias que va a la universidad.

La reforma laboral, por supuesto, se ha traducido en una creación récord de empleos formales, 3.4 millones de trabajadores. Lo relevante de esto es que estos trabajadores están ahorrando para su pensión, tienen acceso a servicios de salud, tienen un seguro en caso de un accidente, pueden mandar a sus hijos a guarderías, etcétera.

Sobre la ley de la reforma financiera me gustaría elaborar un poco más. Esta reforma ha logrado en este corto tiempo tener un sector financiero que da más créditos, a las empresas ha aumentado casi 50 por ciento.

Tener un sector financiero con menores tasas de interés, pese a que la tasa de referencia ha aumentado, lo que da una señal del aumento en la competencia.

Tener un sector financiero más incluyente. Hoy tenemos 13 millones de adultos con acceso al sector financiero que antes no lo tenía, un sector financiero más competitivo.

Ha pasado en los rankings del Banco Mundial o del World Economic Forum de manera muy relevante; un sector financiero bien capitalizado; una banca de desarrollo que aumentó su cartera en casi 900 mil millones de pesos; y recientemente, y como ya se comentó, la aprobación de la Ley Fintech que pone a México a la vanguardia a nivel internacional para que el sector financiero pueda adoptar las nuevas tecnologías.

Al final de la historia, ¿qué se ha conseguido con todo esto? Pues que a México haya tenido un desempeño en su crecimiento muy bueno, hemos crecido más que países que típicamente cuando nos comparaban crecían más, más que Brasil, más que Rusia, más que Argentina, más que Chile, más que Colombia.

De hecho, si hacemos memoria a la última Convención Bancaria, la del año pasado, las cosas no pintaban tan bien a estas alturas el tipo de cambio estaba en 22 pesos por dólar, hoy está en 18.

Las calificadoras nos tenían todas en perspectivas negativas incluso hubo pronunciamientos de que era inevitable que nos bajaran la calificación.

Hoy todas las calificadoras nos tienen en perspectivas estables, menos una, y una ya ratificó el estado, la inflación mensual --como ya lo comentó el Gobernador del Banco de México-- va cayendo.

Y las perspectivas de crecimiento el año pasado a estas alturas eran de 1.58, hoy son de 2.2.

Al final del día, el 2017 fue un buen año para México. Hoy incluso parece fácil, sin embargo, durante ese año se tomaron decisiones bien difíciles que nos permiten tener una perspectiva mucho mejor para el año 2018.

A tal grado que hoy contamos con cifras récord en inversión extranjera directa, con cifras récord en reservas internacionales con más de 264 mil millones de dólares, con cifras récord en el fondo de estabilización, con 234 mil millones de pesos equivalentes a cerca de un punto del PIB.

Y un sistema financiero --como ya se comentó-- con cifras récord en el tamaño en relación a su economía.

Sin embargo, en la Secretaría de Hacienda nuestro trabajo es preocuparnos y ocuparnos de lo que pueda venir. Las incertidumbres para el 2018 están bien identificadas y las hemos comentado desde que llegamos.

El proceso electoral que en México como en todo el mundo trae incertidumbre, la razón es obvia, no se sabe el resultado.

La renegociación del Tratado de Libre Comercio en donde hoy comparado con el año pasado, tenemos un proceso, tenemos un diálogo, llevan siete rondas de negociación y seis capítulos cerrados, no sabemos en dónde vamos a terminar, pero en este trabajo y en el lenguaje político y diplomático mientras exista un proceso y exista un diálogo esto va avanzando, en menor grado la reforma fiscal en donde se analizan las opciones para que sin aumentar la deuda podamos mejorar nuestra competitividad.

Señor Presidente; señoras y señores:

No hay duda, la economía mexicana está bien preparada para el 2018 porque México ha hecho su tarea en materia económica y financiera los últimos años. Sin embargo, esto no ha sido gratis, las políticas fiscales y monetarias prudentes y conservadoras han implicado sacrificios y esfuerzos por parte de todos, pero a la vez le han dado al país una base macroeconómica sólida.

Los resultados de las reformas estructurales hoy son palpables; las fuentes de crecimiento de la economía se diversifican día con día y permiten un crecimiento más balanceado que nos permite enfrentar los retos de la revolución tecnológica; pero no debemos dejar nada por sentado ni bajar la guardia, nuestro pasado y las experiencias internacionales nos demuestran que los desequilibrios financieros pueden llegar de manera repentina y con gran rapidez, y que la confianza que ha costado tanto trabajo construir se puede perder rápidamente.

Hay que mantener el rumbo, hay que mantener la disciplina fiscal, financiera y monetaria, hay que continuar con la implementación de las reformas estructurales y embarcar en nuevas que le den a México nuevos horizontes de crecimiento.

Por ello, le agradezco a la ABM la colaboración que siempre ha tenido y los invito a seguir trabajando juntos para el desarrollo del sector financiero y de todo el país.

Muchas gracias.

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