Versión
estenográfica Acapulco,
Gro., 08 de marzo de 2018.
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MAESTRO DE CEREMONIAS: Acto seguido, toma la palabra
el doctor José Antonio González Anaya, Secretario de Hacienda y Crédito
Público.
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JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ ANAYA: Licenciado Enrique
Peña Nieto, Presidente de la República;
Licenciado Héctor Astudillo, Gobernador del
Estado de Guerrero, gracias por recibirnos en el bello Puerto de Acapulco.
Ingeniero Marcos Martínez, Presidente de la
Asociación de Bancos de México;
Diputado Edgar Romo, Presidente de la Mesa
Directiva de la Cámara de Diputados;
Senador Ernesto Cordero, Presidente de la
Mesa Directiva del Senado de la República;
Maestro Alejandro Díaz de León, Gobernador
del Banco de México;
Señores miembros del presídium,
legisladores, a todos ustedes, buenas noches.
Me da mucho gusto estar aquí con la
Convención Bancaria.
Les comento que hace un rato me encontré al
licenciado Mancera, caminando, a quien todos ustedes conocen, y me felicitó por
ser mi Primera Convención Bancaria como Secretario, me dijo que él llevaba más
de 40 y la verdad es que no tuve el valor de decirle que era mi Primera
Convención Bancaria.
También es la Primera Convención Bancaria
del Subsecretario Messmacher, y los dos trabajamos en Hacienda más de 10 años;
concluimos los dos, que seguro no nos invitaban porque estábamos encargados de
los impuestos, pero hoy no estamos encargados de los impuestos y es un honor y
estamos muy contentos de estar aquí, porque a lo largo de la historia de México
la Convención ha sido un encuentro trascendental.
En la Primera Convención Bancaria, en 1924,
se instauró la Comisión Nacional Bancaria, y a lo largo de la historia, en este
foro se han intercambiado puntos de
vista sobre crisis, logros, reformas, retos de la más alta relevancia del país.
Me permito felicitar al
ingeniero Marcos Martínez, a Luis Robles y a todos los otros presidentes de la
ABM por mantener este foro vivo y relevante en todos los años y en este bello
Puerto de Acapulco.
Es inevitable al final de
un sexenio hacer una reflexión sobre el trabajo realizado, los logros
alcanzados y los retos por venir.
Permítanme entrar en
materia.
En los últimos años,
México enfrentó un entorno económico adverso. Los economistas nos referimos a
esto como que enfrentamos vientos en contra. El primer viento en contra fue la
caída del precio y de la plataforma petrolera; el segundo, la debilidad del
sector industrial en Estados Unidos; el tercero, la volatilidad de los mercados
financieros internacionales.
Estos choques no fueron
menores, lo que podemos ver en la lámina es que en los 80’s la caída del precio
del petróleo y la producción industrial llevó al país a la crisis de deuda de
los 80’s.
A principios de los años
2000 las caídas en el precio del petróleo y de la producción industrial
causaron una recesión, la crisis del 2008 y el 2009 tumbó el precio del
petróleo a cerca de la mitad y la producción industrial a cerca de 15 puntos
porcentuales.
El PIB de México se contrajo
casi 9 por ciento. Lo que es extraordinario de esta historia es que durante el
2014 enfrentamos choques de similar magnitud. El precio del petróleo se cayó 71
por ciento; la actividad industrial se cayó 1.9 y, sin embargo, la economía
mexicana creció y creció bien y, más importante, el empleo formal creció a una
velocidad récord de 7 por ciento.
¿A qué se debió esto?
¿Qué fue lo que pasó y qué es lo que es diferente? Se debió a que, durante los
últimos años, México tomó decisiones difíciles, quizá no siempre decisiones
populares pero, sin duda, necesarias.
Los cimientos de esto
fueron políticas fiscales prudentes y conservadores, no ha habido ningún país
en la historia que haya podido desarrollarse y crecer sin finanzas públicas
sanas.
Parados en el 2013 lo que
vemos ahí es que México y los países grandes del G20 y de América Latina se
comprometieron a tener un superávit primario para el 2016-17.
Parados hoy en el 2018,
lo que vemos es que México sí cumplió y llevamos dos años con un superávit primario.
Los países grandes del G20 y de América Latina siguen teniendo déficits, de la
misma manera y como espejo, México es el único país en donde la trayectoria de
la deuda es descendiente y de manera sostenible. En los países grandes del G20 la deuda sigue creciendo y en América Latina también.
La otra parte de la historia, por supuesto,
son las reformas estructurales impulsadas con gran altura de miras por el
Presidente de la República, justamente el año pasado el Secretario Meade dijo y
cito: “En futuras Convenciones bancarias un Secretario de Hacienda que haga un
recuento de lo que ha avanzado habrá de reconocer que las reformas
estructurales aprobadas en la primera mitad de este gobierno representaron una
profunda transformación y sentaron las bases para el desarrollo en años por
venir”.
Estoy seguro que todos los efectos de la
reforma no han ocurrido, pero hoy podemos decir que ya no son promesas futuras
y que tenemos resultados palpables y concretos.
Permítanme enunciar algunos de ellos: la
reforma energética al final de este año significará que se habrán comprometido
200 mil millones de dólares en inversión en México, esa es una cantidad enorme,
difícil de comprender, es el doble de la deuda del sector público mexicano.
La reforma de telecomunicaciones se ha
traducido en una reducción en las tarifas de celulares del 43 por ciento y que
se haya triplicado en la cobertura de banda ancha.
La reforma fiscal ha quitado una vieja
vulnerabilidad de las finanzas públicas mexicanas, su dependencia del petróleo,
que pasó del 39 por ciento de los ingresos totales en el 2012 a 17.
La reforma educativa tiene un impacto
generacional, un cambio enorme es que ocho de cada 10 alumnos en educación
superior es la primera generación en la historia de sus familias que va a la
universidad.
La reforma laboral, por supuesto, se ha
traducido en una creación récord de empleos formales, 3.4 millones de
trabajadores. Lo relevante de esto es que estos trabajadores están ahorrando
para su pensión, tienen acceso a servicios de salud, tienen un seguro en caso
de un accidente, pueden mandar a sus hijos a guarderías, etcétera.
Sobre la ley de la reforma financiera me
gustaría elaborar un poco más. Esta reforma ha logrado en este corto tiempo
tener un sector financiero que da más créditos, a las empresas ha aumentado
casi 50 por ciento.
Tener un sector financiero con menores
tasas de interés, pese a que la tasa de referencia ha aumentado, lo que da una
señal del aumento en la competencia.
Tener un sector financiero más incluyente.
Hoy tenemos 13 millones de adultos con acceso al sector financiero que antes no
lo tenía, un sector financiero más competitivo.
Ha pasado en los rankings del Banco Mundial
o del World Economic Forum de manera muy relevante; un sector financiero bien
capitalizado; una banca de desarrollo que aumentó su cartera en casi 900 mil
millones de pesos; y recientemente, y como ya se comentó, la aprobación de la
Ley Fintech que pone a México a la vanguardia a nivel internacional para que el
sector financiero pueda adoptar las nuevas tecnologías.
Al final de la historia, ¿qué se ha
conseguido con todo esto? Pues que a México haya tenido un desempeño en su
crecimiento muy bueno, hemos crecido más que países que típicamente cuando nos
comparaban crecían más, más que Brasil, más que Rusia, más que Argentina, más
que Chile, más que Colombia.
De hecho, si hacemos memoria a la última
Convención Bancaria, la del año pasado, las cosas no pintaban tan bien a estas
alturas el tipo de cambio estaba en 22 pesos por dólar, hoy está en 18.
Las calificadoras nos tenían todas en
perspectivas negativas incluso hubo pronunciamientos de que era inevitable que
nos bajaran la calificación.
Hoy todas las calificadoras nos tienen en
perspectivas estables, menos una, y una ya ratificó el estado, la inflación
mensual --como ya lo comentó el Gobernador del Banco de México-- va cayendo.
Y las perspectivas de crecimiento el año
pasado a estas alturas eran de 1.58, hoy son de 2.2.
Al final del día, el 2017 fue un buen año
para México. Hoy incluso parece fácil, sin embargo, durante ese año se tomaron
decisiones bien difíciles que nos permiten tener una perspectiva mucho mejor
para el año 2018.
A tal grado que hoy contamos con cifras
récord en inversión extranjera directa, con cifras récord en reservas
internacionales con más de 264 mil millones de dólares, con cifras récord en el
fondo de estabilización, con 234 mil millones de pesos equivalentes a cerca de
un punto del PIB.
Y un sistema financiero --como ya se
comentó-- con cifras récord en el tamaño en relación a su economía.
Sin embargo, en la Secretaría de Hacienda
nuestro trabajo es preocuparnos y ocuparnos de lo que pueda venir. Las
incertidumbres para el 2018 están bien identificadas y las hemos comentado
desde que llegamos.
El proceso electoral que en México como en
todo el mundo trae incertidumbre, la razón es obvia, no se sabe el resultado.
La renegociación del Tratado de Libre
Comercio en donde hoy comparado con el año pasado, tenemos un proceso, tenemos
un diálogo, llevan siete rondas de negociación y seis capítulos cerrados, no
sabemos en dónde vamos a terminar, pero en este trabajo y en el lenguaje
político y diplomático mientras exista un proceso y exista un diálogo esto va
avanzando, en menor grado la reforma fiscal en donde se analizan las opciones
para que sin aumentar la deuda podamos mejorar nuestra competitividad.
Señor Presidente; señoras y señores:
No hay duda, la economía mexicana está bien
preparada para el 2018 porque México ha hecho su tarea en materia económica y financiera
los últimos años. Sin embargo, esto no ha sido gratis, las políticas fiscales y
monetarias prudentes y conservadoras han implicado sacrificios y esfuerzos por
parte de todos, pero a la vez le han dado al país una base macroeconómica
sólida.
Los resultados de las reformas
estructurales hoy son palpables; las fuentes de crecimiento de la economía se
diversifican día con día y permiten un crecimiento más balanceado que nos
permite enfrentar los retos de la revolución tecnológica; pero no debemos dejar
nada por sentado ni bajar la guardia, nuestro pasado y las experiencias
internacionales nos demuestran que los desequilibrios financieros pueden llegar
de manera repentina y con gran rapidez, y que la confianza que ha costado tanto
trabajo construir se puede perder rápidamente.
Hay que mantener el rumbo, hay que mantener
la disciplina fiscal, financiera y monetaria, hay que continuar con la
implementación de las reformas estructurales y embarcar en nuevas que le den a
México nuevos horizontes de crecimiento.
Por ello, le agradezco a la ABM la
colaboración que siempre ha tenido y los invito a seguir trabajando juntos para
el desarrollo del sector financiero y de todo el país.
Muchas gracias.
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