Nuevo
informe de la CEPAL advierte que la crisis desatada por la enfermedad
del coronavirus podría llevar al PIB de América Latina y el Caribe a una
contracción de al menos -1,8% en
2020.
(3 de abril, 2020)
La
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las
Naciones Unidas afirmó que la región no tiene otra opción estratégica
que
avanzar hacia un modelo de desarrollo más sostenible a través de una
mayor integración para mitigar los efectos de la pandemia del COVID-19
en la región, en un nuevo documento divulgado hoy en su sede central en
Santiago de Chile.
El informe titulado
América
Latina y el Caribe ante la pandemia del COVID-19: efectos económicos y sociales,
fue dado a conocer en una conferencia de prensa
virtual (vía video) por la Secretaria Ejecutiva del organismo, Alicia
Bárcena. El reporte aborda la coyuntura, los escenarios y las
proyecciones hacia 2030 ante la presente crisis pandémica global, junto
con recomendar acciones de política en diversos ámbitos
para contrarrestar sus negativas consecuencias.
En
el estudio la CEPAL señala que solo con un nuevo modelo de desarrollo
la región evitará volver a transitar por los caminos que condujeron a
una situación
en la que los efectos de la pandemia del COVID-19 pueden no solo ser
devastadores en el corto plazo, sino también deteriorar las condiciones
de la recuperación y el desarrollo.
El
informe expresa la urgencia de implementar en la región acciones
inmediatas que permitan aplanar la curva de contagio por la enfermedad
del coronavirus
(COVID-19), sin aplanar la curva de la economía.
Asimismo,
insta a los gobiernos de la región a tomar medidas urgentes para
abordar la emergencia sanitaria, la emergencia social y la emergencia
económica.
En el largo plazo, llama también a los países a repensar sus
estrategias de desarrollo, fortaleciendo la coordinación e integración
subregional y regional para asegurar las cadenas de suministro de bienes
críticos, promover una migración voluntaria, no forzada,
aliviar la pobreza y fomentar la reducción de la desigualdad, y
fortalecer el comercio intrarregional y las cadenas de producción, entre
otras medidas.
“El
mundo se encuentra ante una crisis humanitaria y sanitaria sin
precedentes en el último siglo en un contexto económico ya adverso. A
diferencia de
2008, esta no es una crisis financiera sino de personas, producción y
bienestar. Una situación de economía de guerra es demasiado importante
para dejarla al mercado. Los Estados están asumiendo un papel central
para suprimir el virus y los riesgos que afectarán
a la economía y la cohesión social”, afirmó Alicia Bárcena.
La
Secretaria Ejecutiva de la CEPAL agregó que en esta coyuntura la
cooperación internacional juega un rol fundamental. “La salida de la
crisis dependerá
de la fortaleza económica de cada país, por lo tanto, dadas las
asimetrías entre los países desarrollados y en desarrollo, el papel de
la ONU, el FMI y el Banco Mundial será esencial para garantizar el
acceso al financiamiento y sostener el gasto social y
la actividad económica con medidas innovadoras”, indicó.
Precisó que, para apoyar el seguimiento y monitoreo de avances a mediano y largo plazo, la CEPAL ha puesto en marcha el
Observatorio COVID-19,
un esfuerzo coordinado por la CEPAL con el apoyo de los coordinadores
residentes de las Naciones Unidas, que presentará información
actualizada sobre los anuncios de política de cada país y otros
materiales de interés. El Observatorio contiene información
sobre movimientos dentro y entre los países, salud, trabajo, economía y
escolaridad.
El
estudio indica que América Latina y el Caribe enfrenta la pandemia
desde una posición más débil que la del resto del mundo. Antes de la
llegada del
COVID-19, la CEPAL preveía que la región crecería un máximo del 1,3% en
2020. Sin embargo, los efectos de la crisis han llevado a cambiar esa
previsión y pronosticar una caída del PIB de al menos -1,8%, aunque no
se puede descartar que se llegue a contracciones
de entre -3% y -4%, o incluso más. El impacto económico final dependerá
de las medidas que se tomen a nivel nacional, regional y global,
advierte la Comisión.
Según
el informe, la crisis del COVID-19 tendrá efectos económicos directos
en los sistemas de salud y las tasas de mortalidad, y efectos
indirectos, que
se materializarán por el lado de la oferta y la demanda en la economía.
Entre
los efectos directos se cuenta el impacto en los sistemas de salud de
la región, cuya infraestructura es insuficiente para enfrentar los
problemas
generados por la pandemia. La mayoría de los países de la región se
caracteriza por tener sistemas de salud débiles y fragmentados, que no
garantizan el acceso universal necesario para hacer frente a la crisis
sanitaria del COVID-19. Por ello, fortalecer los
sistemas de salud requiere mayor y mejor gasto público: los países de
la región gastan en promedio el 2,2% del PIB en salud; por lo tanto, es
necesario encontrar espacio fiscal para fortalecerlos.
Los
efectos indirectos de la crisis desatada por la pandemia se están
sintiendo en la región a través de cinco canales externos de
transmisión, tal como
lo señaló Alicia Bárcena hace pocos días[1]:
1) La disminución de la actividad económica de sus principales socios
comerciales y sus efectos; 2) La caída de los precios de
los productos primarios; 3) La interrupción de las cadenas globales de
valor; 4) La menor demanda de servicios de turismo; y 5) La
intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento de las
condiciones financieras mundiales.
De
acuerdo con el estudio de la CEPAL, se prevé que el valor de las
exportaciones de la región caerá por lo menos en 10,7% en 2020, debido a
la disminución
de los precios y a la contracción en la demanda agregada global.
Además, dado que la propagación del virus ha acelerado el uso de
internet y de las tecnologías digitales, este aumento puede exacerbar
las desigualdades derivadas del distinto acceso a las mismas
entre los países y entre los grupos de ingresos.
La
integración regional es crucial para enfrentar la crisis, enfatiza el
organismo de las Naciones Unidas. Los países de la región tienen
capacidades productivas
poco sofisticadas y fragmentadas a nivel regional, por lo que se
requiere escalar las capacidades nacionales y regionales, principalmente
en la producción y provisión de bienes de primera necesidad. Para ello
es imperativo impulsar el comercio intrarregional,
señala el informe.
En
el área interna, las medidas de contención tendrán costos en la
producción (hasta 67% del PIB regional) y el empleo (hasta el 64% del
empleo formal).
Asimismo, las medidas de prevención y contención profundizan la crisis
de los cuidados en la región: en el período previo a la crisis
sanitaria, las mujeres destinaban entre 22 y 42 horas semanales a
actividades de trabajo doméstico y de cuidados. La presión
sobre los sistemas de salud impactará significativamente a las mujeres,
pues son el 72,8% del total de personas ocupadas en este sector.
“El
mundo y la región enfrentan una recesión que va a tener efectos de
corto y largo plazo. La pregunta es cómo minimizar sus costos y retomar
el crecimiento.
La magnitud dependerá, entre otros factores, de la contundencia de la
respuesta económica, en la que la política fiscal tiene un papel
fundamental”, enfatizó Alicia Bárcena.
De
acuerdo con la CEPAL, para abordar la emergencia sanitaria es
imperativo aplicar inmediatamente y de manera eficiente las medidas de
contención sugeridas
por la Organización Mundial de la Salud (OMS), fortalecer los sistemas
de salud y garantizar acceso universal a pruebas, medicamentos y curas.
Para abordar la emergencia social son necesarias medidas de protección
de los ingresos para los grupos más vulnerables,
medidas de protección del empleo, como los subsidios de desempleo e
ingreso básico de emergencia, y medidas de apoyo a las pequeñas y medias
empresas (PYMES) y los trabajadores por cuenta propia.
En
tanto, para abordar la emergencia económica se requieren acciones de
política fiscal, de política monetaria y de cooperación internacional,
explica
el estudio. En materia fiscal, se deben reorganizar presupuestos para
implementar paquetes de estímulo fiscal a fin fortalecer los sistemas de
salud, proteger los ingresos y minimizar la contracción de la economía.
En el área monetaria hay que procurar la
estabilización de los tipos de cambio y preservar la solvencia y el
funcionamiento del mercado bancario. Y para incentivar la cooperación
internacional es necesario reconsiderar las políticas de préstamos
concesionales y de graduación de los organismos internacionales.
También facilitar los préstamos a bajo interés y postergar el servicio
de deuda a los países en vías de desarrollo, incluidos los de renta
media.
En
particular, el organismo de las Naciones Unidas llama a levantar las
sanciones impuestas a Cuba y a Venezuela para permitir su acceso a
alimentos, suministros
médicos y pruebas de la COVID-19 y asistencia médica. “Es tiempo de
solidaridad, no de exclusión”, indica el documento.
A
largo plazo, la región deberá repensar sus estrategias de desarrollo
para prevenir la severidad de futuros choques, enfatiza el informe. En
este sentido,
la CEPAL propone la creación de un fondo regional dedicado a las
necesidades particulares de los países de ingresos medios para apoyar la
recuperación social, económica y productiva. Asimismo, enfatiza la
importancia de contar con un apoyo flexible de las
organizaciones financieras multilaterales. Los países en desarrollo
deben negociar colectivamente préstamos en condiciones favorables y
servicios de la deuda y revisar las políticas de graduación para los
países de ingresos medios, explica.
“La
CEPAL ofrece un espacio intergubernamental para convocar a las partes
interesadas de los sectores público y privado, la sociedad civil y la
academia
para desarrollar soluciones políticas a los impactos a largo plazo de
la crisis y monitorear sus impactos”, declaró Alicia Bárcena.
El
reporte también advierte que la crisis del COVID-19 pone en riesgo la
integralidad de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus
Objetivos (ODS).
En su análisis presenta ejercicios de simulación para 72 series
estadísticas de los indicadores de los ODS. Según la Comisión, el 73% de
los indicadores analizados muestra que hay problemas para lograr los
ODS hacia el año 2030. En este sentido, la CEPAL enfatiza
que evaluar los impactos de las políticas utilizadas para implementar
la Agenda 2030 en los países de la región es crucial. De allí que, para
apoyar el seguimiento y monitoreo de avances a mediano y largo plazo, el
organismo ha desarrollado dos instrumentos
concretos: el Portal de los ODS (SDG Gateway) y el Observatorio
COVID-19, que estarán próximamente a disposición de la comunidad.