Aumentamos nuestros estimados de crecimiento para las economías de México y Estados Unidos este año. Los principales indicadores sorprenden por su buen desempeño y no anticipamos un cambio de tendencia pronto. Menos si la Reserva Federal (FED) y Banco de México (Banxico) inician un ciclo de baja de tasas este año. Nuestras expectativas de inflación se mantuvieron sin cambios. Nuestra proyección para el crecimiento del PIB de Estados Unidos en 2024 pasó de 1.1% a 1.9%, cifra mayor al 1.5% que estima el consenso. El cambio resultó significativo; no obstante, contamos con los siguientes elementos para llevar a cabo un ajuste de esta magnitud: 1. El incremento de las vacantes laborales por encima de 9 millones de plazas permite anticipar una continua expansión de la nómina no agrícola durante los siguientes meses. La creación de empleos aumenta la masa salarial, una variable clave para el crecimiento del consumo. 2. El consumo privado en servicios se afianzó como el principal motor del crecimiento en Estados Unidos y éste podría continuar al alza, a juzgar por las sólidas lecturas de los índices de gerencia y abastecimiento del sector. 3. Los índices de percepción sobre condiciones financieras se han relajado ante la expectativa de una baja en la tasa de interés de referencia este año. De confirmarse este movimiento, los costos de financiamiento (sobre todo para consumidores) disminuirían y estimularían el gasto. Nuestro estimado de inflación para la economía norteamericana en 2024 se mantiene en 3.2%. A pesar del incremento en nuestro estimado de crecimiento, observamos un descenso en elementos clave de la inflación subyacente (principalmente precios de autos usados) que reforzarían la actual tendencia de baja. Aumentamos nuestro pronóstico de crecimiento para la economía de México en 2024 de 2.2% a 2.6%, por encima del 2.4% estimado por el consenso. Por un lado, el ajuste responde a la expectativa de una expansión más firme en la economía norteamericana, misma que (a juzgar por las más recientes declaraciones de la FED) evitó una recesión este año. Adicionalmente, a pesar de la desaceleración en el crecimiento registrada hacia el cierre de 2023, elementos de la demanda interna como el consumo y la inversión podrían mantenerse firmes gracias a la expansión del empleo y al flujo de estrategias de relocalización de la producción en México. Asimismo, el Gobierno aumentará su déficit hasta el 5% del PIB, lo cual también generaría un impulso al gasto en 2024. Nuestro estimado para la inflación de México al cierre de 2024 se ubica en 4.3% (4.7% el cierre de 2023). Si bien la inflación también descenderá en nuestro país, ésta podría no reducirse significativamente (sobre todo en la parte subyacente) debido a la resistencia que podría generar un crecimiento económico más firme. El principal riesgo a la baja para nuestros estimados de crecimiento y alza para los de inflación es la continuación (o extensión) de los actuales conflictos geopolíticos en Medio Oriente y su impacto negativo sobre las cadenas de suministros y los precios internacionales de materias primas. Finalmente, no hay que olvidar que el escenario local y global que analizamos podría verse alterado por el resultado de las elecciones que se celebrarán en 40 países del mundo este 2024.
Tasas y tipo de cambio
La decisión de política monetaria de la FED en enero mantuvo sin cambios la tasa de referencia por cuarta reunión consecutiva y dejó claro que no hará recortes en el primer trimestre. En México, se sigue descontando que Banxico podría reducir la tasa de referencia a partir de marzo; por lo pronto los resultados de la inflación para la primera quincena de enero muestran que el dato subyacente continua a la baja. Después de la declaración de la FED, no vemos cambios en la decisión de política monetaria de Banxico de febrero. En el mercado cambiario, vimos recuperación del dólar ante los mensajes de la FED de que aún falta tiempo para empezar a bajar la tasa .
La principal declaración en la decisión política monetaria por parte de la Reserva Federal (FED) de finales de enero, es que no habrá recortes en la tasa de fondos federales hasta se tenga "mayor confianza" sobre la convergencia de la inflación al objetivo de 2%. Las futuras decisiones continuarán en un modo dependiente de los datos por publicarse. Estimamos que el primer movimiento de baja se dará hasta junio. Consideramos que es más probable que prevalezca un escenario de crecimiento sólido y que el balance de riesgos inflacionarios no cambien substancialmente. Por lo anterior, mantenemos la expectativa de que el ciclo de baja de tasas iniciaría hasta el final del primer semestre del año. El escenario de poca mejoría para la inflación permanece presente. Los Bonos del Tesoro registraron movimientos marginales y mixtos en la suma del mes. La tasa del vencimiento de 2 años cerró en 4.21%, con una baja de 5 puntos base. Por su parte, en el bono con vencimiento a 10 años la tasa alcanzó el 3.91% y un ajuste de alza de sólo 3 puntos base, en términos mensuales. No podemos descartar que, en el futuro previsible, la FED vuelva a intervenir de forma verbal para volver a moderar tal optimismo y que los niveles de las tasas reflejen el contexto monetario adecuado para que la inflación alcance el objetivo de 2.0% en el menor tiempo posible. De esta forma podríamos ver rebotes en las tasas en las próximas semanas. En México, se publicó la inflación para la primera quincena de enero, la cual se ubicó en 0.49%, cifra mayor a la estimada por el consenso del mercado (0.38%), con lo que la inflación general anual repuntó de 4.86% a 4.90%. En la parte subyacente, el indicador de precios subió 0.25% en línea a lo estimado. La tasa anual continuó a la baja y se situó en 4.78% (4.98% dato anterior). Aunque continúa la mejoría de la inflación subyacente, se mantienen riesgos en la determinación de los precios en el futuro previsible debido a un crecimiento económico en México que también es sólido. De momento con este escenario incierto y ante la decisión de la FED de mantener sin cambios la tasa de referencia, no vemos cambios en la decisión de política monetaria de Banxico que se dará durante febrero. Banco de México también se inclinará por observar el desarrollo de la inflación en las siguientes quincenas y será relevante observar los ajustes a las estimaciones de este indicador para los trimestres por venir por parte del instituto central. Mantenemos la preocupación sobre el lento ritmo de desaceleración de la inflación y hay poca claridad del espacio que tenga la Junta de Gobierno para hacer ajustes en la política monetaria.
De hecho, uno de los miembros de la junta declaró que el potencial de disminuciones de la tasa de referencia está acotado a solamente 100 puntos base para todo el año, mucho menor a los 125-150 puntos base que descuenta el mercado. Con lo anterior los Mbonos presentaron incrementos a lo largo del primer mes del año, en el vencimiento de 3 años el nivel de cierre fue 9.66% con incrementos de 16 puntos base; por su parte, la tasa a 10 años terminó en 9.17%, con una variación de 23 puntos base. El inicio del año en el mercado cambiario supuso cierta recuperación del dólar. El rango de operación fue de $16.80 a $17.40 pesos por dólar. La principal causa de la recuperación del dólar frente al peso y diversas monedas fueron los mensajes de diversos miembros de la FED de que aún falta tiempo para que el banco central norteamericano empiece a bajar la tasa de referencia y de igual modo, el hecho que el mercado descuente que Banxico estaría más próximo a empezar el ciclo de baja en las tasas. reafirmamos nuestro estimado para el tipo de cambio en $18.0 pesos por dólar para el cierre del año.
Bolsas
Las bolsas inician el año con un sentimiento aún positivo que permite máximos históricos en ciertos referentes. Aunque los inversionistas comenzaron a aceptar que el FED no se moverá en marzo, esto parece no preocupar demasiado. La variable de crecimiento se vuelve el soporte de los índices en momentos en donde la temporada de reportes corporativos ha entregado cifras mejores a las esperadas. El S&PBMV IPC de México tuvo una importante volatilidad para cerrar el mes por encima de los 57,000 puntos.
El índice global MSCI que incluye mercados emergentes (ACWI) subió 0.5% en enero. La mayoría de las bolsas operaron con ganancias, en especial el Nikkei de Japón que avanzó 8.4% por una dinámica positiva en la economía y sobre todo medidas en favor de los inversionistas como una mayor disposición de las empresas de regresar efectivo a sus accionistas. Existen ciertos contrapesos a estas variables que hoy motivan el rendimiento del mercado japonés, como la expectativa de un yen más fuerte que pueda afectar a los exportadores y una política monetaria que podría endurecerse e incidir en las valuaciones. El S&P 500 de EE.UU. subió 1.6% en enero y tocó máximos históricos, con especial impulso del sector de Comunicaciones que avanzó 4.8% en el mes, mientras que Bienes raíces tuvo el peor desempeño al caer (-) 4.8%. El Nasdaq avanzó 1.0%. El Stoxx Europe lo hizo en 1.4%. Aunque los movimientos fueron moderados, los niveles actuales nos siguen sorprendiendo ante un entorno de valuaciones que parecen adelantadas. El múltiplo Precio-Utilidad del S&P 500 cotiza con una prima de 5.0% respecto al promedio de los últimos tres años; es cierto que un escenario de baja en tasas de interés debería permitir esta revaloración de múltiplos, lo que preocupa es la velocidad con la que el mercado ha descontado tal hecho, bajo la expectativa de una baja de tasas agresiva por parte de la FED. Por lo pronto, la decisión del organismo al cierre del mes contribuyó a seguir enfriando las expectativas de un viraje en marzo y desencadenó cierto retroceso de los índices accionarios; aunque el ajuste fue moderado. Parece que la tesis ya no depende de cuándo comenzará a actuar, sino la convicción de que lo hará. El problema es que el mercado sigue descontando un recorte mayor al que probablemente haga el FED en este año. Vemos que la variable de crecimiento ha permitido soportar los rendimientos accionarios. Lo decíamos ya al inicio del año, que si algo podría dar aire adicional al rally de las bolsas debería venir por el lado de las expectativas en las utilidades de las empresas, al haberse agotado aparentemente la posibilidad de expandir aún más los múltiplos. En este sentido, la información económica revela la resiliencia del crecimiento en Estados Unidos. La temporada de reportes corporativos cumple con su parte al superar las expectativas. Dentro de las empresas que integran el S&P 500 que han reportado hasta el momento (aún queda un importante número de compañías por hacerlo) casi el 80% ha superado las expectativas en utilidades, con una sorpresa agregada de 4.0%. Las bases eran sencillas de superar pues se recortaron considerablemente las estimaciones a inicios del año; al tiempo que algunas empresas entregan guías para 2024 que son conservadoras y no alcanzan las previsiones de los analistas. Además de grandes decepciones en nombres con importante peso en el mercado. Existen elementos para pensar en que las bolsas podrían sostener estos niveles; no obstante, consideramos que existen riesgos a las valuaciones por lo antes mencionado (un FED que no cumpla las expectativas y posibles ajustes en las estimaciones de las utilidades de las empresas una vez que pase la euforia por reportes fácilmente superables). Nuestro estimado para el cierre del año del S&P 500 se mantiene por ahora en 4,700 unidades, el consenso de Bloomberg ubica su mediana en 4,950 (vs. 4,846 al cierre de enero). El entorno en algunos emergentes fue menos favorable, el Hang Seng de China cayó (-) 9.2% en enero ante métricas de crecimiento que no convencen y noticias desfavorables como la liquidación de la empresa inmobiliaria Evergrande al no lograr restructurar sus pasivos con acreedores. En México, el S&PBMV IPC tuvo una importante volatilidad, llegó a operar por debajo de los 55,000 puntos y luego superó las 57,000 unidades. Cerró el mes prácticamente sin cambios vs. diciembre. La temporada de reportes corporativos ha sido mixta y se han dado noticias corporativas (como la escisión de Televisa de sus otros negocios) que han impactado en estos fuertes movimientos al interior del mes. A nuestro juicio, existe aún valor en el mercado accionario mexicano, pero, también creemos que las valuaciones están un tanto adelantadas. Esperamos un cierre de año en 58,800 unidades. Cartera Recomendada de Renta Variable La Cartera de Renta Variable Global tuvo un rendimiento en pesos de 1.35% en enero que resultó inferior al 1.52% de su referencia (ACWI). Durante el mes restó valor nuestra posición en China, la cual decidimos neutralizar ante los retos que enfrenta el mercado y que podrían retrasar su recuperación. En la estrategia sectorial en Estados Unidos nos favoreció estar sub-ponderados en Servicios públicos y Materiales, pero la apuesta activa en Tecnología impactó negativamente al haber arrancado el año con menor impulso. Sustituimos el ETF que utilizamos para replicar la exposición en el sector Finanzas. En México, la Cartera Recomendada de Renta Variable Local tuvo un rendimiento en enero de 0.68% vs. (-) 0.02% en el S&PBMV IPC. Diversas posiciones ayudaron al resultado, en especial no tener GCARSO, así como las apuestas activas en CEMEX y AC. En el mes neutralizamos frente al benchmark nuestra posición en CEMEX, nos parece que la emisora se acerca a su valor intrínseco y que la volatilidad en el mercado podría llevar a una toma de utilidades. Iniciamos una apuesta activa en ASUR en donde mantenemos una expectativa positiva al haberse normalizado en 2024 el efecto negativo de la cancelación de rutas en Colombia y al ya tener negociado su PMD; creemos que su exposición a los efectos adversos por la revisión de aviones será más acotada que para el resto de los grupos aeroportuarios. En GRUMA también hicimos una apuesta activa, consideramos que existe espacio para seguir generando valor, en especial nos gusta la historia de rentabilidad de la empresa .
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