Lo que pareció ser un evento excepcional de depreciación al cierre de agosto
derivado del anuncio de la Comisión de cambios, ahora parece ser en
retrospectiva el punto de inflexión para la moneda mexicana. A partir de ese
evento, la paridad peso dólar se ha alejado de su senda descendente que
comenzó de manera evidente a mitad del 2022 y se prolongó por poco más de un
año; en su lugar en septiembre se registró una trayectoria con sesgo al alza, dentro
de un amplio rango de 60 centavos, inclusive, tocando máximos de cuatro meses.
En este sentido, cabe aclarar que si bien, el retroceso de septiembre – iniciado al
cierre de agosto – eliminaron completamente las ganancias del inicio del trimestre,
erosionando también la apreciación acumulada en la primera mitad del año,
ciertamente el peso se mantiene aún en un nivel considerablemente inferior al de
los cinco años previos, denotando su aún relativa fortaleza.
Es aún más importante señalar que los factores que han incidido en el reciente
relativo debilitamiento del peso son atribuibles principalmente a factores externos
y no precisamente de índole local. En primer lugar, reconocemos una menor
tolerancia al riesgo en los mercados ante la incertidumbre que aún continua
nublando el horizonte. A esto se sumó el riesgo del cierre del gobierno de EE. UU.,
que si bien se logró evitar por lo menos de manera temporal, esto hizo mella en
los mercados dada su proximidad con otro episodio similar, las negociaciones
sobre el techo de la deuda, del cual los legisladores norteamericanos pereciera no
tomaron lección alguna, denotando nuevamente la falta de gobernanza e
institucionalidad en la legislación fiscal norteamericana, y que seguramente
continuará ensombreciendo los mercados hasta resolverse de manera definitiva.
Pero el factor toral de la depreciación del peso es la fortaleza generalizada del
dólar ante las expectativas de que las tasas permanecerán elevadas por mas
tiempo del previsto ante la resiliencia de la actividad económica, aunado a la más
que proporcional sensibilidad del peso a los movimientos del mercado derivada de
su alta transaccionabilidad.
No obstante, los fundamentales que llevaron al fortalecimiento del peso continúan
presentes: un excedente de dólares en la economía mexicana; un alto diferencial
de tasas con respecto a los bonos del Tesoro; tasas reales positivas y sólidos
fundamentales macro, con excepción de la “rígida” disciplina fiscal que había
presentado el gobierno federal hasta este año y cuya laxitud proyectada para el
último año de la actual administración fue tomada negativamente por los
mercados; evento que no es menor dado que había sido la piedra angular de la
actual administración.
Si bien la paridad peso-dólar continúa por debajo
de los niveles registrados en los últimos seis
años, la volatilidad experimentada en el último
mes con movimientos dentro de un amplio rango
de 60 centavos parece marcar un punto de
inflexión
para
el
peso.
Inclusive,
transaccionándose por encima de su promedio
móvil de 150 días por primera vez en un año,
confirmando un cambio en su tendencia.
Así, luego de siete meses consecutivos de
ganancias mensuales, en agosto y septiembre se
registraron pérdidas para el peso. Aún más
importante es que a diferencia de agosto, donde
el retroceso de 1.8% fue principalmente resultado
del movimiento adverso al anuncio de las
modificaciones al programa de coberturas de
Banxico en el último día, la pérdida de 2.2% en
septiembre si deriva de una marcada
depreciación a lo largo de todo el mes.
Con este resultado mensual, el peso concluyó el
trimestre con un retroceso del -1.7% frente al
dólar, séptimo lugar entre las monedas
emergentes y quinto entre las principales divisas.
Aunque, las ganancias acumuladas en el año le
dieron espacio suficiente para mantenerse como
la moneda de mejor desempeño entre las
principales, y segunda al COP dentro del bloque
emergente con una apreciación de 11.9% a lo
largo del 2023.
Las remesas familiares continuaron con un sólido
paso en agosto, al registrar un sólido influjo por
5,563.3 millones de dólares (mdd) implicando un
crecimiento anual de 8.6%, a pesar del retroceso
de -1.6% con respecto al mes previo. De hecho,
este es el cuarto mayor registro histórico, y con el
cual se hilaron seis meses consecutivos por
encima de los 5,000 mdd mensuales y
decimotercera ocasión en los últimos dieciséis
meses. Así, en lo que va del año, los envíos de
los connacionales en el extranjero acumulan un
saldo por 41,458.8 mdd, 9.3% mayor al registro
para el mismo periodo de hace un año.
Las remesas familiares continuaron con un sólido
paso en agosto, al registrar un sólido influjo por
5,563.3 millones de dólares (mdd) implicando un
crecimiento anual de 8.6%, a pesar del retroceso
de -1.6% con respecto al mes previo. De hecho,
este es el cuarto mayor registro histórico, y con el
cual se hilaron seis meses consecutivos por
encima de los 5,000 mdd mensuales y
decimotercera ocasión en los últimos dieciséis
meses. Así, en lo que va del año, los envíos de
los connacionales en el extranjero acumulan un
saldo por 41,458.8 mdd, 9.3% mayor al registro
para el mismo periodo de hace un año.
Al 26 de septiembre los datos del mercado
mercantil de Chicago muestra que los contratos a
favor del peso cayeron a 92,732, su menor nivel
desde el 27 de septiembre del 2022 7 17,343 por
debajo del registro de hace un mes (29 de
agosto). Del lado de los contratos largos, aunque
aún es cierto que se encuentran muy por debajo
de los niveles registrados en el primer semestre
de este año (110,427 en promedio) con niveles
que han rondado los 31 mil en septiembre, los
32,099 reportados en la última semana muestra
un más evidente incremento en relación al
promedio de 29,341 de julio y agosto. Esta
divergencia en la tendencia resultó en 60,633
posiciones netas a favor del peso, su menor nivel
desde el 2 de mayo de este año, pero
manteniéndose “largas” por vigesimonovena
semana consecutiva.
El desempeño del peso frente a otras divisas
duras aparte del USD fue mixto con sesgo
negativo durante septiembre, dado que las
pérdidas en cinco cruces fueron mayores a las
ganancias en los otros cinco cruces. De estos se
destacó el retroceso de -1.7% m/m frente al dólar
canadiense, además de que la mayor pérdida fue
frente al dólar neozelandés que tuvo un
desempeño positivo en septiembre incluso frente
al USD y avanzó un 2.8% m/m frente al peso. En
el lado opuesto, el MXN registró apreciaciones
frente a la libra esterlina (+1.6% m/m), el yen
(+0.36% m/m) y el euro (+0.29% m/m).
Los datos más recientes del BIS – al cierre de
agosto – sobre el tipo de cambio real indican que
el índice del peso mexicano alcanzó un nivel de
136.5 unidades, máximo desde abril del 2013
luego de avanzar 0.7 puntos con respecto a julio.
Considerando lo anterior, la desviación que
presenta la moneda mexicana con respecto a su
promedio móvil (PM) de 240 meses – símil de su
nivel justo – de 122.4 puntos fue de 11.4% dentro
de la zona de sobre apreciación, lectura que es
ligeramente mayor al 10.8% observado en julio y
con el cual se mantiene como la segunda mayor
moneda con mayor sobrevaluación dentro de
nuestra muestra, únicamente detrás del peso
filipino que está 13.1% por encima de su PM.
Asimismo, se destaca que solamente el peso
mexicano y el colombiano así como el franco
suizo y el euro tuvieron un movimiento al “alza”
en agosto, contrastando con las caídas del resto
de las monedas dentro de nuestra muestra.
Luego de tres meses consecutivos con variaciones
positivas en la tenencia de valores gubernamentales
en manos de residentes en el extranjero, cifras
parciales al 22 de septiembre – una semana previa
al cierre de mes – muestran un significativo
decremento de -21.9 mil millones de pesos (mmdp).
La mayor parte de la salida mensual es atribuible a
los Bonos M, con una caída de -19.3 mmdp, seguido
de Udibonos por -2.2 mmdp y Bondes D por -1.5
mmdp. Mientras que los recientemente emitidos,
Bonos MS registraron un incremento en su tenencia
por 1.2 mmdp, al tiempo que Cetes y Bondes F
imprimieron flujos mixtos marginales. Así, la
tenencia total por parte de extranjeros en valores
gubernamentales se ubicó en 1,652.8 mmdp, el cual
de persistir por el resto del mes sería su menor nivel
para un cierre de mes desde mayo pasado e
implicando una salida acumulada por -54.2 mmdp
Las previsiones para el nivel del tipo de cambio al
cierre del presente año continuaron siendo
revisadas a la baja por catorceavo mes
consecutivo a 17.64 pesos por dólar, su menor
nivel desde que se comenzó a realizar la
pregunta en enero del 2021. Sin embargo, ya
desde el mes previo se registró una marcada
moderación en las revisiones a la baja, siendo en
esta última ocasión de -11 centavos en contra del
promedio de -41 centavos en el primer trimestre
del año. Aún más, los ajustes en los pronósticos
para el cierre de 2024 y 2025 fueron por primera
vez al alza, con proyecciones de 18.77 (+0.01) y
19.27 (+0.27) unidades respectivamente,
marcando en la tendencia, por lo menos en las
expectativas de los analistas en el mercado local.
Conclusión
Considerando todo lo que ha ocurrido en el plano internacional, y en menor medida
el local durante el mes de septiembre, pensamos que muy probablemente el peso
ya agotó casi en su totalidad el espacio para una mayor apreciación, ante los
crecientes riesgos tanto en el frente fiscal – local y en EE. UU. Pero lo más
relevante es que el bono del tesoro de Estados Unidos ha alcanzado un
rendimiento del 4.78%, sin descartar que pueda alcanzar el 5% en las siguientes
semanas. Este mayor rendimiento sumado a la incertidumbre son los factores que
pueden seguir incidiendo en un mayor apetito por dólares a nivel global. En los
últimos días del mes los movimientos de nuestra moneda fueron veloces, por lo
que frente a un panorama incierto con cuestiones como elevados precios del
petróleo, tasas elevadas por más tiempo y cuestiones políticas estimamos que la
paridad peso-dólar pueda seguir una moderada trayectoria de alza.
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