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Dra. Erika Proal y Psic. Mónica Fernández – especialistas de NEUROingenia
En
este mes de octubre resulta interesante hablar de los miedos, por que los
miedos pueden ser pasajeros en los niños por algo que les asusta, como por
ejemplo en Halloween: la casa de espantos o ver a alguien disfrazado. Sin
embargo, hay miedos que son más duraderos, otros miedos que son relacionados a
cada edad del desarrollo y miedos que sobrepasan los límites, que es cuando ya
el niño o niña necesitan ayuda.
El
miedo es una emoción totalmente adaptativa que se caracteriza por una sensación
desagradable provocada por un peligro real o imaginario. Cuando cualquiera de
estos dos tipos de peligro resultan amenazantes para el niño, su respuesta
inmediata puede ser huida o paralización y esto, causarle un miedo que se
arraiga y que puede manifestarse en otros momentos, incluso cuando el peligro
ya no esté presente.
A
veces como padres cuando los niños hablan de un temor, solemos decir “no te
preocupes no pasa nada”, con el afán de que ellos no estén pensando en el
problema, sin embargo, esto no les ayuda sino por el contrario, los perjudica
guardándose estos miedos sin poder asumirlos o aceptarlos. Es por ello que como
padres es importante dejar que los niños se expresen e incluso observarlos
cuando dibujen o jueguen ya que en este tipo de actividades podemos encontrar
simbolismos referentes a los miedos de cada niño.
MIEDOS
“NORMALES” RELACIONADOS CON LA EDAD
De
los 6 meses al año: A pesar de que son muy pequeños, los niños pueden empezar a
sentir miedo, ya que esta sensación es tener incertidumbre ante lo desconocido.
A esta edad el niño puede tener miedo a los extraños y cuando alguno de sus
padres se va lo empiezan a extrañar. Esta es una de las muchas razones por las
cuales se recomienda que los niños duerman ya fuera del cuarto de sus padres a
los cinco meses.
A
los 2 años: Debido a que en los primeros años, los niños suelen pasar mucho
tiempo con alguna figura adulta de referencia, cuando van a un lugar nuevo
pueden estar intranquilos. Con esto, puede surgir el miedo al abandono y es
normal, que cuando se queden por primera vez en un lugar desconocido lloren y
se angustien aunque pasados unos minutos se les olvida y pueden interactuar con
otras personas.
A
los 4 años: A esta edad o incluso un poco antes, puede aparecer el miedo a la
oscuridad, los niños ya tienen referencia de algunas cosas que pasan en la
televisión como los monstruos y esto,
puede empezar a hacer que formulen ideas y ver en la oscuridad sombras que le
parezcan extrañas, generándoles estrés, ya que su imaginación está en pleno
desarrollo. Una de las opciones que podemos hacer es dejarles una luz prendida
para que se sientan más seguros o dejarle las puertas abiertas para que tengan
la sensación de estar más cerca de sus padres
MIEDOS
“IMAGINARIOS” QUE PUEDEN OCURRIR EN HALLOWEEN
Pero,
¿Qué pasa en Halloween? ¿Qué hacer con todos los estímulos sobre fantasías de
monstruos, brujas, fantasmas? La fiesta de Halloween se ha transformado en una
actividad escolar y familiar ampliamente celebrada. Las familias suelen decorar
sus casas con arañas gigantes, fantasmas y brujas y en escuelas recurren a
actividades referentes a esta celebración, sin duda esta fiesta alude al miedo
y al terror, haciendo que los niños participen en donde el miedo es el
personaje principal.
Es
importante siempre aclarar y separar lo que es fantasía y realidad, hablar con
los pequeños sobre lo que existe en el mundo real y en películas o cuentos es
fundamental. Muchos padres quieren que sus hijos participen en las actividades
escolares y se involucren en estas, cuando a lo mejor el niño no quiere. Se
debe respetar la decisión de los niños y no obligarlos a disfrazarse, ni a
participar en dichas actividades ya que los miedos no se superan enfrentándose
directamente; pues en lugar de ayudar puede que se intensifique el miedo. El
niño tiene derecho de acostumbrarse poco a poco a la situación a la cual le
teme.
La
oscuridad es uno de los miedos más comunes en la etapa infantil y en esta
época, como lo describimos anteriormente. Es importante reconocer cuál es la
base de este miedo ya que puede ser originado por la imaginación o que el niño
asocie la oscuridad con dormir y el dormir con terminar la diversión. Si es por
la primera razón, es importante trabajarla jugando con niños a hacer sombras o
simplemente describiendo anécdotas agradables antes de dormir. Si el origen es
por este último, es importante trabajar simplemente los límites y acompañar al
niño a que se duerma.
Un
reflejo inmediato del miedo en los niños son las pesadillas. El niño se
despierta asustado por un sueño desagradable, que todos sabemos que se pueden
vivir de una forma muy real y especialmente en los niños, ya que las pesadillas
se relacionan mucho con experiencias vividas recientemente, puede ser muy común
que en Halloween experimenten estos sueños. Es importante acompañar al niño y
tranquilizarlo, muchas veces nos puede ayudar darles un poco de agua y
explicarles que lo que pasa en sueños no es real. Las pesadillas no son de todo
malas, al contrario, sirven para que los niños puedan procesar sus miedos y
temores y así superarlos.
El
juego es una buena idea para trabajar y afrontar los miedos. Estos juegos
tienen que ser acompañados siempre de un adulto y con el consentimiento del
niño. Podemos aprovechar la época de Halloween para trabajar con esto.
Ideas
para jugar y acompañar al niño a superar su miedo:
1. Calabaza escondida: Se trata de
esconder una calabaza de Halloween que, incluso puede ser decorada
anteriormente por ellos, y poner una luz adentro de ella. Con la luz apagada, jugar con el niño a
buscar la calabaza, olvidándose de su miedo a estar oscuras. Al termino del
juego platicar con el sobre la oscuridad; ¿nos paso algo con la luz apagada?,
¿te dio miedo?
2. Disfraces: Jugar con ellos de modo que
sea el adulto o los hermanos los que se disfracen, introducir al niño en la
dinámica, animarlo a ponerse un gorro o una capa, siempre asociándolo al juego
y a la diversión.
3. Fantasmas y monstruos: Decorar
fantasmas y monstruos con diferentes materiales (algodón, cuentas, papel de
china, plumas). Jugar con ellos y personalizarlos para crear historias de
ellos; ponerles voces y nombres.
4. Cazando fantasmas: Esconder por todas
la casa los dibujos realizados anteriormente de fantasmas e iniciar una
búsqueda a oscuras con la ayuda de una linterna. Colocar todos los fantasmas
cazados en una caja que será el “atrapa fantasmas”. Explicar que en esta caja
podrán guardar todo aquello que les de miedo y cerrarla con cinta, de esta
manera hacerles saber que los miedos no pueden superarnos ni impedirnos a que
hagamos cosas por eso debemos encerrarlos.
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