La
civilización maya es una de las más enigmáticas y asombrosas de Latinoamérica,
ya que desarrollaron una gran cantidad de conocimientos en diversos ámbitos,
tales como las matemáticas, la arquitectura, la astronomía, la agricultura y la
gastronomía, entre otras. Además, esta civilización forjó una estrecha relación
con la naturaleza que los rodeaba. Un ejemplo de ello es el papel que los
cenotes jugaban en su cosmogonía, ya que creían que esos lugares eran la
entrada sagrada a Xibalba, es decir, al inframundo. Todas estas maravillas
ancestrales han motivado a algunas personas a seguir el rastro de esta
civilización, como es el caso de Robbie Schmittner, un hombre originario de
Alemania que tiene un gran vínculo tanto con la cultura maya como con las
maravillas naturales de Quintana Roo, México.
Robbie
se mudó a Tulum, México, hace más de 17 años y abrió una tienda de equipo de buceo
para vivir, ya que es un gran aficionado de este deporte. Y con el paso del
tiempo, comenzó a explorar algunos de los cenotes y cavernas submarinas de la
región, con lo que descubrió que pueden llegar a tener una extensión
sorprendente. Incluso, se encontró con que en la región se encuentra el segundo
complejo de cuevas submarinas más grande del mundo. Inevitablemente, Schmittner
se enamoró de estas bellezas naturales y de los vestigios de la cultura maya
que albergaban, pero al mismo tiempo le preocupaba el daño que el turismo y la
contaminación estaban ocasionando en la región.
Entonces,
Robbie comenzó a sentir que tenía que hacer algo para atraer los ojos del mundo
a la región y así poder protegerla del deterioro que está viviendo, así que
empezó a buscar una conexión entre algunos de los sistemas de cavernas
submarinas conocidos que existen entre Cancún y Tulum: Dos Ojos, Sac Actun y Ox
Bel Ha. Schmittner le platicó su plan a Toddy Wäelde, quien también ha
explorado por mucho tiempo los diferentes cenotes y cuevas que existen en la
Península de Yucatán, y a ellos se sumaron Bill Philips, explorador de
cavernas, instructor de buceo y Director de la Sociedad de Espeleología de
Quintana Roo y Guillermo de Anda, un arqueólogo que ha vivido por más de 33
años en la región, entre otros muchos que aportan su granito de arena a este
proyecto.
Este
equipo de profesionales ha realizado un sinfín de inmersiones utilizando
diversos instrumentos para registrar las rutas que siguen, como sistemas de
GPS, mapas y brújulas, además de muchas cámaras GoPro estratégicamente
colocadas en sus trajes y tanques de oxígeno para documentar todas las
maravillas que han descubierto en ese mundo submarino. A lo largo de los años
que llevan realizando exploraciones han encontrado desde restos humanos y
piezas de barro que fueron utilizados en rituales mayas, hasta huesos de
animales de la era de hielo, como quijadas de mastodontes, todo ello a más de
400 metros en la profundidad.
Bucear
a esas profundidades, entre cavernas sin luz y sumamente estrechas, aunado a la
dificultad de transportar los 2 tanques de oxígeno que cada uno lleva por
inmersión puede resultar peligroso y muy estresante. Sin embargo, a Robbie y su
equipo los motiva las ganas que tienen por encontrar la conexión entre estas
cavernas y así, generar conciencia en la opinión pública sobre este tema.
De
acuerdo con Robbie, casi dos tercios de las cavernas llenas de agua del mundo
están en esta zona, sin embargo, se están realizando construcciones sobre
ellas, ya que esta área tiene algunos de los desarrollos urbanos con más
crecimiento en el mundo y todo esto genera un fuerte impacto. Es necesario
salvar estas áreas que son únicas en el planeta, porque eso también permitirá a
los expertos, como Schmittner y su equipo, encontrar las respuestas que están
buscando sobre la fantástica civilización maya.
Con
los videos que Robbie Schmittner y sus colegas han obtenido durante sus
inmersiones, crearon una serie de 3 cortos documentales llamados “En busca del
inframundo maya”. Puedes ver el trailer de esta trilogía dando clic aquí.
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