No obstante, ésta enfrenta resistencia en la parte subyacente debido a las firmes condiciones de crecimiento que se registran. Por su parte, la inflación en México parece estancarse en la parte de servicios y no se detectan elementos que sugieran un descenso rápido en esta categoría, principalmente si el crecimiento de la economía local se mantendrá firme.
A pesar de cierta volatilidad, la inflación medida a través del deflactor del gasto en consumo de Estados Unidos registra una trayectoria de baja. En febrero, la tasa anual se ubicó en 2.5% en la parte general y 2.8% en la subyacente, niveles inferiores a los máximos previos de 7.1% y 5.6% de 2022, respectivamente, pero mayores al objetivo de 2.0% establecido por la Reserva Federal (FED). De hecho, y de acuerdo con el mismo banco central norteamericano, es probable que la inflación (particularmente la subyacente), no alcance el objetivo de 2.0% hasta 2026. Por ello, los funcionarios de la FED insisten en que no hay prisa en recortar el intervalo objetivo de la tasa de interés de referencia pronto. Los datos más recientes de la nómina no agrícola sugieren una desaceleración del gasto de las familias durante los próximos meses. Por otra parte, el escenario de una recesión económica, o incluso una caída del gasto en consumo, son cada vez más lejanos; sobre todo si la FED comienza a recortar su tasa a mediados de año. La posibilidad de que las tasas comiencen a caer en 2024 beneficiaría a algunos rubros de actividad que se vieron afectados por el ciclo alcista, entre éstos el residencial y el industrial. Ante un posible rebote de la actividad hacia el cierre del año decidimos mantener nuestro estimado de crecimiento del PIB (2.3%). Nuestras previsiones para la inflación general y subyacente al cierre del año se ubican en 3.1% y 3.5%, respectivamente. El panorama para el crecimiento económico de México también es sólido a pesar del reciente freno en el ritmo de expansión. A pesar de que aún falta por concretarse un elevado número de anuncios de relocalización de la producción que brinden un impulso adicional al sector de la construcción, el empleo y el gasto se mantienen al alza. Nuestra previsión para el crecimiento del PIB en 2024 se ubica en 2.6%, cifra que cae dentro del intervalo de [2.5%-3.5%] presentado por la Secretaría de Hacienda en sus más recientes proyecciones macroeconómicas. La inflación subyacente en México también enfrenta resistencia a la baja, principalmente por el componente de precios de servicios (5.57% anual en la primera quincena de marzo). Un crecimiento firme obstaculizaría el descenso de la inflación hacia la meta de 3.0% del banco central. Por ahora, estimamos que la inflación general y subyacente cerrarían 2024 en 4.3% en cada caso. Contrario a lo que estima Banco de México, no anticipamos que la inflación alcance la meta en 2025 si no hasta 2026. Eso sin considerar el posible impacto de conflictos geopolíticos (o derivados de los procesos electorales que se observarán en 40 países) que parecen contaminar nuevamente los precios internacionales de materias primas
Tasas y tipo de cambio
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