¿Por qué no me contaron esto? ¡Me hubiera preparado mucho mejor!
No hemos venido a asustar a ninguna mujer, pero de verdad esto de ser mamá no es tarea sencilla.
La maternidad es catalogada como una de las experiencias más gratificantes de la vida. Las mujeres que ya son madres animan a sus amigas cercanas a quedarse embarazadas. No obstante, hay muchas cosas de las que nadie te avisa cuando vas a tener hijos y que poco tienen que ver con risas y felicidad.
Alondra Morales Santiago, Life Coach laboral y de vida, CEO de CI Evoluciona nos cuenta algunos de estos retos que viven las mamás.
Las primeras dos semanas de vida de tu hijo son las semanas más oscuras y depresivas de la tuya: Es una cosa horrible sentir que quieres morirte. Es una montaña rusa hormonal. Crees que no podrás, nadie te entiende, estás fea, todos te critican, miras a tu hijo y te sientes culpable de no estar saltando de felicidad, y como si fuera poco no falta quien te pregunta: ¿No estás contenta? Ahí ya te consideras a ti misma como continuar. Pero esto pasa, como por arte de magia en la medida que pasa el tiempo, así que no se desesperen.
Las visitas estorban, salvo que te vayan a ayudar: Que no esperen que te sientes a compartir tu día a día. Además es probable que en tus ratos libres (15 minutos al día o menos) sólo quieras dormir y no recibir gente con regalos para tu bebe (porque nadie piensa en un regalo para ti) y te preguntan las mismas cosas de siempre: ¿Y cómo es? ¿Te dolió el parto? ¿Te cambió la vida o no? ¿Quieren tener otro? Me imagino por la parejita…
Piensas en alguna idea que puedas patentar para así ahorrar para comprar pañales: Son caros, y se van muy rápido. Y no es opción economizar en pañales porque una rozada es del terror.
Te enteras que tu madre y tu suegra eran perfectas y no te explicas como no les dieron el nobel de las mejores madres: Y eso que ellas no vivieron con tantas comodidades y tanta modernidad como tú.
Tal vez será porque en esos tiempos la meta de la mujer era casarse y tener hijos, no existían tantas oportunidades por el simple hecho de ser mujer, y por cierto, hay que tener en cuenta que la “autocalificación” de ser buena madre es muy propia de la generación de nuestras mamás.
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