por Dr.
Daniel Alberto Jacobo Velázquez
Decano
Asociado de Investigación y Posgrados Científicos de la Escuela de Ingeniería y
Ciencias del Tecnológico de Monterrey
Este año, por primera vez, el mundo celebrará el
27 de noviembre, el Día Internacional del Compromiso con la Ciencia para el
Desarrollo Sostenible, esta efeméride, impulsada por Ucrania y respaldada
por decenas de países en el seno de la UNESCO, nace en un momento especialmente
decisivo.
Como antecedente, vale la pena mencionar que
hace apenas un año, se proclamó el Decenio Internacional de la Ciencia para
el Desarrollo Sostenible (2024–2033), en ese contexto la UNESCO advirtió
que al cierre de 2024, sólo el 17 % de las metas de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible estaban encaminadas. Más de un tercio retrocede. El llamado es
urgente: si solo unos pocos participan en la ciencia, la ciencia no basta. Si
no es abierta, no transforma. Si no involucra a la sociedad, no escala. Si no
incorpora a los jóvenes, no tiene futuro.
Hacemos eco de la reflexión: necesitamos
reposicionar la ciencia como una fuerza colectiva al servicio del bien público.
La ciencia no puede transformar la realidad si permanece aislada del resto de
la sociedad. En el mundo, la investigación avanza a pasos agigantados, pero sus
beneficios no llegan con la velocidad, la escala o la claridad que nuestros
tiempos demandan.
El espíritu detrás del Día Internacional del
Compromiso con la Ciencia para el Desarrollo Sostenible, es profundamente
transformador. No busca únicamente reconocer avances científicos, sino activar
un ecosistema de participación en el que ciudadanos, estudiantes, empresas,
gobiernos y academia trabajen juntos para generar soluciones reales y acelerar
los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Es un recordatorio poderoso: la ciencia es más
efectiva cuando se abre, se comparte y se construye con otros, necesitamos un
nuevo contrato social entre ciencia y sociedad. La resolución aprobada por el
Consejo Ejecutivo de la UNESCO establece una misión contundente: “Empoderar a
las personas con el conocimiento, herramientas y plataformas necesarias para
transformar sus comunidades”.
Ese planteamiento refleja algo que en la Escuela
de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey vivimos todos los días:
la investigación aplicada de alto impacto ya no se mide solo por publicaciones,
sino por su capacidad de mejorar vidas, fortalecer sistemas productivos y
aportar soluciones sostenibles.
Las crisis climática, hídrica, sanitaria e
industrial que enfrentamos hoy son demasiado profundas para ser abordadas desde
una sola disciplina o por un solo actor. Necesitan ingeniería, ciencia,
políticas públicas, educación, financiamiento y participación ciudadana
trabajando de manera coordinada.
En México, estamos apostando por un modelo que
encarna este espíritu. Desde la Escuela de Ingeniería y Ciencias del
Tecnológico de Monterrey, impulsamos una estrategia de investigación de
impacto, ciencia que se convierte en soluciones reales: impulsamos la
investigación que atiende problemas críticos.
En el tema de salud y bienestar, damos
prioridad a tecnologías médicas accesibles, diagnóstico temprano, biotecnología
para prevención, pensando siempre en el bienestar de la población. En materia
de clima y sostenibilidad, soluciones para agua, agricultura regenerativa, transición
energética, ciudades resilientes, nuestra meta es el cuidado del planeta. En el
terreno de la transformación industrial, estamos a la vanguardia en el
desarrollo de inteligencia artificial, automatización, semiconductores, manufactura
avanzada, siempre buscando generar valor para la sociedad. Consideramos que la
ciencia debe llegar al lugar donde genera más impacto: hospitales, plantas
industriales, granjas, ciudades, y políticas públicas.
Por ello, impulsamos la participación amplia
entre academia, industria y gobierno. Los proyectos más exitosos que
desarrollamos tienen un elemento común: corresponsabilidad. Creemos en la
ciencia que fortalece la competitividad y el desarrollo sostenible, para
nosotros, la ingeniería aplicada es motor económico, sí, pero también una
herramienta de equidad, resiliencia y bienestar.
En el marco de esta efeméride, creemos que la
ciencia necesita aliados, no espectadores. Quienes impulsaron la celebración
del Día Internacional del Compromiso con la Ciencia para el Desarrollo
Sostenible nos recuerdan algo fundamental: la ciencia no puede transformar
si no existe un flujo constante de conocimiento entre científicos, educadores,
estudiantes, empresas y ciudadanía.
Para ello es esencial un diálogo abierto y
permanente que nos permita comprender mejor los riesgos y beneficios de la
ciencia en la vida cotidiana, construir políticas públicas informadas, generar
confianza en la innovación, compartir nuevas perspectivas y formas de
conocimiento. Y, sobre todo, crear soluciones más inclusivas y sostenibles.
Si algo nos ha enseñado la última década es que
sin colaboración activa, los avances científicos se quedan en el papel o en el
laboratorio. Con participación, en cambio, la innovación se vuelve fuerza de
transformación.
El 27 de noviembre debe convertirse en una fecha
para asumir compromisos, desde la Escuela de Ingeniería y Ciencias del
Tecnológico de Monterrey seguiremos impulsando una ciencia que escucha, dialoga
y transforma; una ciencia construida con y para la sociedad.
En la Escuela de Ingeniería y Ciencias, creemos
en ese propósito: investigar, innovar y formar líderes que integren ciencia,
tecnología y responsabilidad social. Y lo hacemos convencidos de que la
ingeniería del siglo XXI debe ser interdisciplinaria, inclusiva, ética y
profundamente humana.
La proclamación del Día Internacional del
Compromiso con la Ciencia para el Desarrollo Sostenible es un llamado a
actuar. Un llamado para abrir los laboratorios a todos. Un llamado para los
gobiernos, para fomentar nuevas políticas públicas basadas en evidencia
científica actualizada. Un llamado a las empresas para invertir en innovación
responsable. Y un llamado para la ciudadanía, a involucrarse y confiar en el
conocimiento riguroso.
La ciencia no avanza sola. Avanza cuando la
sociedad avanza apalancada en la ciencia. Si queremos un futuro sostenible,
equitativo y resiliente, ese futuro debe construirse entre todos.
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Acerca
del Tecnológico de Monterrey
El
Tecnológico de Monterrey (http://www.tec.mx) es una universidad privada y sin
fines de lucro, reconocida por su excelencia académica, innovación educativa y
visión global. Fue fundada en 1943 y actualmente tiene presencia en 33
municipios de 20 estados de México, cuenta con una matrícula de 60 mil
estudiantes de nivel profesional y posgrado, así como más de 27 mil alumnos de
preparatoria. Acreditada por la SACSCOC desde 1950. Se ubica en el puesto #187 del QS World
University Rankings 2026 y en la posición #7 en América Latina según el THE
Latin America University Rankings 2024. Destaca también en empleabilidad global
y programas de emprendimiento, siendo parte de redes internacionales como APRU
y U21.
Acerca
de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey
La
Escuela de Ingeniería y Ciencias (EIC) del Tecnológico de Monterrey es una
institución líder en la formación de ingenieros y científicos en México y
América Latina. Con un enfoque en la excelencia académica, la investigación de
vanguardia y la vinculación con la industria, la EIC prepara a sus estudiantes
para enfrentar los desafíos del siglo XXI y convertirse en agentes de cambio en
sus comunidades.
Su
estrategia de investigación está enfocada en ciencia aplicada y se centra en
tres núcleos principales de investigación: Salud (Aplicación de
biotecnología, nanotecnología, informática y electrónica para mejorar la salud
humana), Clima y Sustentabilidad (Abordaje de problemáticas ambientales
como el cambio climático y la transición a energías renovables) y Transformación
Industrial (Implementación de tecnologías digitales, inteligencia
artificial y procesos innovadores en la fabricación y cadenas de suministro).
Estos núcleos están interconectados con tres iniciativas estratégicas: la
primera, dedicada a la inteligencia artificial, la segunda a la nanotecnología
y la tercera a los semiconductores. Para saber más, visite:
https://eic.tec.mx/es
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