miércoles, 23 de abril de 2025

Derechos en pausa: cómo se restablecen los derechos humanos de la infancia al salir del círculo de violencia

 



 

Ciudad de México a, 23 de abril de 2025.- En México, miles de niñas y niños viven su infancia en entornos donde el miedo, el grito y la amenaza han reemplazado al juego, el cuidado y el afecto. En el marco del Día del Niño y la Niña, la organización Espacio Mujeres para una Vida Digna, Libre de Violencia hace un llamado urgente para visibilizar a las infancias que han sido víctimas directas de la violencia de género y familiar. Aunque no siempre se cuenta, cada historia de una mujer en situación de violencia también arrastra una infancia con derechos suspendidos.

Cuando una madre logra ingresar con sus hijos a un refugio, comienza un proceso profundo de restitución de derechos. Se abre un espacio seguro donde niñas y niños pueden acceder, quizá por primera vez, a una alimentación adecuada, atención médica, asistencia psicológica, educación, juego y tiempo libre. También se les garantiza su derecho a la educación, el acompañamiento emocional necesario y un entorno donde se promueve la crianza libre de violencia. Es, en palabras simples, un lugar donde la infancia vuelve a ser infancia. De acuerdo a la Red Nacional de Refugios, tan solo en el último año los refugios salvaron la vida de 4,991 mujeres y 6,316 niñas y niños. 

Estos derechos no son un privilegio, sino garantías protegidas por la Constitución mexicana y por instrumentos internacionales como la Convención sobre los Derechos del Niño. Sin embargo, en muchos casos permanecen en pausa debido a la normalización de la violencia en el hogar. Los refugios representan no solo un resguardo físico, sino también un espacio de sanación y reconstrucción para las infancias, donde se trabaja de manera integral para romper el ciclo de la violencia.

Por ello, Espacio Mujeres subraya la necesidad de reforzar el apoyo institucional y social a los refugios y sus Centros de Atención Externa que brindan atención especializada a madres y sus hijas e hijos. La inversión en la infancia no solo restaura vidas: previene futuras violencias. Garantizar que cada niña y niño viva sin miedo, con salud, amor y respeto, debe ser una prioridad nacional.

“Recibir a una niña o un niño en el refugio no es solo ofrecerle un techo; es entregarle el derecho a reír, a confiar y a sanar. Cuando sus madres recuperan la seguridad, ellos recuperan el futuro”, señala Marilú Rasso, directora ejecutiva de Espacio Mujeres.

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