Si la Cumbre de las Américas mostró algo es que las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Colombia se encuentran en su mejor momento. El presidente Iván Duque fue celebrado, una vez más, por su decisión de conceder un estatus legal a 1,8 millones de personas refugiadas venezolanas en el país. El presidente Biden aprovechó la ocasión para hablar, nuevamente, de su “amigo de siempre” y de la estrecha relación que tienen.
Y no se trata sólo de Duque. “Colombia es la piedra angular de la política estadounidense en América Latina y el Caribe”, ha dicho Biden en más de una ocasión. Hace un mes, Colombia se convirtió en el 17º “Aliado principal no perteneciente a la OTAN” de Estados Unidos. Más recientemente, el gobierno de Biden celebró los 200 años de relaciones entre Estados Unidos y Colombia en una reunión llena de celebridades en el Kennedy Center de Washington D.C.
Sin embargo, en casa, las cosas no parecen tan brillantes para el futuro expresidente colombiano, cuyo mandato termina el 7 de agosto. No sólo su índice de aprobación está en su punto más bajo, sino que además deja a su país en peor estado del que lo encontró.
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