Versión
estenográfica Acapulco, Gro., 08 de marzo de 2018.
Mtro. Bernardo González Rosas,
Presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de
Valores
-
MAESTRO DE CEREMONIAS: Enseguida tomará la palabra
el maestro Bernardo González Rosas, Presidente de la Comisión Nacional Bancaria
y de Valores.
-
BERNARDO GONZÁLEZ ROSAS: Licenciado Enrique Peña
Nieto, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos;
Licenciado Héctor Astudillo Flores,
Gobernador Constitucional del Estado de Guerrero;
Senador Ernesto Cordero Arroyo, Presidente
de la Mesa Directiva del Senado;
Diputado Edgar Romo, Presidente de la Mesa
Directiva de la Cámara de Diputados;
Doctor José Antonio González Anaya,
Secretario de Hacienda y Crédito Público;
Maestro José Eduardo Calzada, Secretario de
Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación;
Licenciado Alejandro Díaz León, Gobernador
del Banco de México;
Ingeniero Marcos Martínez Gavica,
Presidente de la Asociación de Bancos de México;
Miembros del presídium, señoras y señores.
Buenas noches.
Primero, quiero agradecer a Marcos Martínez
y al Comité de Dirección de la Asociación de Bancos de México por la invitación
a participar en esta Octogésima Primera Convención Bancaria, es un privilegio
estar aquí.
Esta Convención es especial por muchos
motivos, sin embargo, destaca que el que en noviembre de 2018 la ABM celebrará
90 años de haberse formado.
Y si uno se pone a pensar en lo ocurrido en
estos años no es poco lo que ha hecho la Asociación por sus agremiados,
acompañándolos en épocas de crecimiento y desaceleración de auge y de crisis.
Durante la nacionalización de la banca y su
posterior privatización, durante la transformación de una banca primordialmente
de capital nacional a una banca más internacionalizada; en fin, períodos de
muchos contrastes.
En lo que a mí toca, y a la Comisión
Nacional Bancaria y de Valores, debo de reconocer que en los últimos cinco años
las autoridades financieras hemos encontrado un espacio inigualable de diálogo,
debate y sobre todo de mucho trabajo con la ABM.
Un reconocimiento al liderazgo de Marcos
Martínez, de Luis Robles y de Javier Arrigunaga, quienes han presidido la
Asociación durante este tiempo y a quienes los ha acompañado en el Comité de
Dirección.
En este contexto, la Convención nos da,
además, la oportunidad de que la industria y las autoridades financieras
podamos revisar los avances obtenidos y los retos del sector hacia adelante.
Pero déjenme hacerlo a partir de cinco
principios que considero fundamentales para que un sistema financiero se
desempeñe adecuadamente: estabilidad, competencia, inclusión, integridad e
innovación.
Estabilidad financiera se refiere
principalmente a que el sector bancario cuente con los recursos necesarios para
hacer frente a sus obligaciones mientras cumple su objetivo de canalizar
recursos.
Para medirse el sistema bancario cumple con
su objetivo de canalizar recursos.
Para medir si el sistema bancario cumple
con este principio utilizamos, entre muchos otros, el índice de capitalización
y el coeficiente de liquidez, mismos que en el sistema bancario se encuentran
hoy muy por encima de los mínimos regulatorios en niveles de 15.6 por ciento y
182 por ciento al cierre de diciembre, respectivamente.
Estos indicadores comparan favorablemente
respecto a los estándares internacionales y respecto a los observables entre
algunos de nuestros pares de América Latina e incluso frente a los de economías
más avanzadas.
Lo anterior, es resultado junto a otros
factores de la implementación de uno de los pilares de la reforma financiera
promovida por el Presidente de la República. Este pilar consistió en adoptar
los estándares prudenciales a nivel internacional de Basilea III, fortalecer
las pruebas de estrés bancario, la elaboración de planes de contingencia,
elevar a rango de ley la creación del Consejo de Estabilidad del Sistema
Financiero y crear el Comité de Regulación de Liquidez Bancaria, entre otros.
En el 2018 y con el objetivo de mantener la
estabilidad debemos continuar actualizando la regulación con mejores estándares
prudenciales, pero vigilando que las cargas regulatorias sean proporcionales y
diferenciadas conforme a los riesgos que representa cada institución.
Hemos alcanzado esta estabilidad en nuestro
sistema financiero sin sacrificar su crecimiento, esto se ha logrado en parte
con una mayor competencia, otro pilar de la reforma y el segundo principio que
deberían de perseguir los sistemas financieros.
Teniendo un mayor número de bancos hemos
impulsado la competencia, lo que se refleja en una oferta más amplia de
servicios financieros que busca atender distintos segmentos sin necesidades de
la población.
Asimismo, la estabilidad y las condiciones
de competencia observadas han atraído inversiones del exterior, ejemplo de ello
es que durante el 2017 se autorizó un nuevo banco, el KEB Hana, y se dio el
inicio de operaciones a dos más: el banco japonés Mizuho y el coreano Shin Han.
Hoy suman 50 bancos operando en el sector, siete más que en diciembre del 2012.
Este crecimiento en número de participantes
se ha visto acompañado de un incremento en la cartera. Actualmente México
cuenta con los niveles más altos de cartera de crédito total de los últimos 36
años; tan sólo al cierre del 2017, el saldo del crédito vigente llegó a más de
4.7 billones de pesos; el saldo de crédito total a pesos constantes
prácticamente se duplicó. Esto implica que por cada 100 pesos que se otorgaban
en México hace 10 años, hoy se otorgan casi 190.
Asimismo, tenemos el índice de morosidad
más bajo en los últimos 11 años, 2.1 por ciento al cierre del 2017.
Hemos observado también una reducción en
las tasas de interés implícitas, lo que implica un beneficio directo para los
usuarios de la banca, quienes hoy
pagan menos intereses. Por ejemplo, para un crédito personal de cien mil pesos,
actualmente se pagan casi 15 mil pesos menos de intereses anuales que hace
cinco años.
El tercer principio que
se busca para un sistema financiero es que sea incluyente, es decir, que todos
los mexicanos, sin distinción alguna, sean partícipes de los beneficios que
genera este sistema.
Para evaluar el avance en
esta materia, uno de los principales indicadores es el número de adultos que
tiene al menos un producto financiero. Entre 2012 y 2015, conforme a la
Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, pasamos de cinco de cada 10
mexicanos con al menos un producto financiero a que casi siete de cada 10
tengan uno.
Otro indicador es la
cobertura de infraestructura financiera, en 2012 se atendían con sucursales,
cajeros y corresponsales el 68 por ciento de los municipios, y hoy se atiende
el 76 por ciento.
México es, además,
referente a nivel internacional en inclusión financiera por los cambios
regulatorios, acciones y programas que juntos hemos hecho para que más gente
tenga acceso a servicios financieros.
Si bien tenemos avances,
es necesario trabajar para incluir a segmentos de la población poco atendidos,
incluyendo a las mujeres, los jóvenes indígenas y personas de menores recursos,
impulsando la educación financiera, así como generando una mayor confianza en
nuestro sistema financiero.
El cuarto principio es la
integridad del sistema financiero. Necesitamos un sistema que continúe evitando
que el dinero de procedencia ilícita opere a través de él y que todos los
actores se conduzcan con integridad, evitando fraudes en contra de los usuarios
y de las propias instituciones.
En materia de prevención
de lavado de dinero, el Grupo de Acción Financiera Internacional señaló en
enero pasado fortalezas muy importantes en el sector financiero, destacando el
Modelo de Prevención de Lavado de Dinero basado en Riesgos, así como el proceso
de certificación de oficiales de cumplimiento.
Tenemos hoy estándares
regulatorios, de acuerdo con el reporte, comparables al de países como Noruega,
Suecia y Canadá.
En esta nueva era el
sector financiero en el mundo experimenta en promedio un 65 por ciento más
ciberataques que cualquier otra industria. En ocasiones, estos ataques resultan
en fraudes.
Estos hechos debemos
impedirlos con la implementación de códigos de ética, mejores controles al
interior de las instituciones y con una supervisión focalizada a identificar y detener
posibles delitos financieros.
Para preservar la
integridad de nuestro sistema es imprescindible la colaboración para el
intercambio de información entre los integrantes del sistema financiero, para
que estos actos se denuncien, se tipifiquen y se encuentren mitigantes, que se
den a conocer entre los demás participantes.
Finalmente, hablaré de la innovación en los
servicios. En los últimos años hemos visto una oleada de modelos de negocio
disruptivos que brindan la promesa de un sistema más incluyente. Sin embargo,
el uso de estas tecnologías también representa nuevos riesgos que deben ser
conocidos y regulados adecuadamente ya que pueden impactar la estabilidad y la
integridad en nuestro sistema financiero.
Dada la relevancia de atender los riesgos
de esta industria y para aprovechar sus múltiples beneficios el H. Congreso de
la Unión aprobó el pasado 1° de marzo la iniciativa de ley que regula a las
instituciones de tecnología financiera propuesta por el Ejecutivo. Esta ley
representa un avance en la modernización del sistema financiero y da certeza a
un innovador segmento de nuestra economía.
Durante 2018 la Comisión Nacional Bancaria
y de Valores tiene tres principales tareas para impulsar la innovación: emitir
en seis meses la primera parte de la regulación secundaria, implementar los
procesos de autorización para las nuevas instituciones de tecnología financiera
y supervisar a estas nuevas entidades.
Estas tareas se llevarán a cabo, como lo ha
indicado el Secretario de Hacienda y Crédito Público, de la mano de los
sectores, incorporando a todos los actores relevantes, considerando las mejores
prácticas internacionales, garantizando que no haya arbitrajes y cuidando la
proporcionalidad de las cargas regulatorias.
Señoras y señores, la banca mexicana se ha
probado en escenarios de calma, también en los de volatilidad e incertidumbre,
en ambos casos la industria ha contribuido a la estabilidad y ha funcionado
como palanca para promover el crecimiento y financiar el desarrollo.
Quiero hacer un reconocimiento muy amplio
al esfuerzo conjunto entre instituciones del sector bancario y autoridades para
alcanzar el mismo objetivo; construir un sistema financiero sólido.
Los retos que tenemos hacia adelante no son
sencillos, pero si continuamos trabajando con absoluta responsabilidad, velando
por los principios que he señalado y de forma coordinada podremos superarlos
exitosamente.
Un sistema financiero estable, competitivo,
íntegro, incluyente e innovador, es el mejor legado que podemos dejar a las
siguientes generaciones de mexicanos.
Buenas noches. Y gracias.
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