Juan José Li Ng / Carlos Serrano
15 diciembre 2020
▰ En los primeros diez meses de
2020, 99.0% de las remesas que llegaron a México fueron por transferencias
electrónicas. En 2019, la proporción fue muy similar, de 98.5%.
▰ En general, diversos
investigadores coinciden que la población mexicana y migrante mexicana en
Estados Unidos cuenta con mayor tenencia de productos financieros que los
hogares de sus familiares en México. En un estudio realizado en la Ciudad de
Nueva York, se encontró que 43% de los migrantes mexicanos tenían una cuenta
bancaria.
▰ 64% de los hogares receptores de
remesas en México están en localidades de menos de 15,000 habitantes, lo que
hace que la posibilidad de estar incluidos financieramente sea limitada.
▰ En 2018, 4.2% de los hogares
receptores de remesas en México usaron al menos una vez una tarjeta bancaria o
comercial para el pago de algún gasto en el último trimestre, en cambio, entre
los hogares que no reciben remesas, esta proporción fue de 6.9%.
▰ En 2020, se estima que las
remesas a México superarán los 40,000 millones de US dólares. Las remesas en efectivo
y especie cerrarán el año con un monto cercano a los 260 millones de US dólares,
que equivale a 0.7% del total de las remesas a nivel nacional.
▰ Gran parte de las remesas en
especie y en efectivo que llegan a México provienen de mexicanos documentados:
con ciudadanía, residencia permanente o algún tipo de visa. Los migrantes no
documentados casi no mandan remesas en efectivo o en especie, dado que no
pueden ir y venir fácilmente de Estados Unidos a México.
▰ Los hogares de los migrantes no
documentados, que son el grupo relativamente más vulnerable, casi no se
beneficiarían de un mejor tipo de cambio pesos por dólar, dado que casi no reciben
remesas en efectivo.
▰ Si se generan estrategias y
programas que promuevan la inclusión financiera de los hogares que reciben
remesas en México se podría promover mayor estabilidad financiera en estos
hogares, mayor acceso a créditos, mayor inversión de recursos en actividades
productivas y mayor formalidad.
¿Cómo se envían las remesas a México?
A lo largo de las últimas tres décadas, los medios para el envío de
remesas a México han evolucionado como resultado del desarrollo de los sistemas
tecnológicos, la ampliación de la cobertura de las telecomunicaciones y la
digitalización de los servicios financieros. Hoy en día, casi todas
las remesas que se reciben en México, y hacia gran parte del mundo, se hacen a
través de transferencias electrónicas.
Hacia finales del siglo pasado[1],
todavía se contabilizaban envíos de remesa a través de cheques
personales. En 1995, por este medio se cobró un monto de 26 millones
de US dólares por concepto de remesas, por lo que representó 0.7% del total de
transferencias. Gradualmente este tipo de envío fue cayendo en desuso, y desde
2004 el Banco de México ya no tiene información de estas operaciones para el
envío de remesas.
Las órdenes de pago o giros postales (money orders)
tuvieron un uso muy amplio durante la década de los 90s. A diferencia de los
cheques personales que pueden tener problemas para la identificación de las
personas, validación de las firmas e insuficiencia de fondos, las money
orders son “prepagadas”, por lo que las instituciones financieras que las
emiten avalan íntegramente los fondos de estos instrumentos. A través de las money
orders se enviaron casi 40% del total de las remesas a México en 1995, lo
que equivalía a un monto de 1,456 millones de US dólares. En la primera década
del presente siglo, todavía se seguían usando, aunque cada vez en menor medida.
En 2010 representaron 1.8% del total de las remesas recibidas en México, y para
2019 solo equivalieron a 0.4% del total.
En 1995, las remesas en efectivo y especie a
México tuvieron un valor de 299 millones de US dólares, y equivalieron a 8.1%
del total de las remesas que llegaron al país. Con el pasar de los años, su
importancia relativa ha ido disminuyendo paulatinamente: en 2010 representaron
1.6% del total las remesas, y para 2019 llegaron a 1.0%, con un flujo de 374
millones de US dólares. Si bien en este periodo de aproximadamente 25 años (1995
a 2019), ha aumentado en términos nominales el flujo de remesas en efectivo y
especie, lo cierto es que su importancia relativa ha disminuido a menos de una
octava parte de lo que representaba. Desde 2011, es el segundo medio más
importante para el envío de remesas a México, superando a las money orders.
Actualmente, los medios para el envío de remesas anteriormente
mencionados representan solo el 1.0% del total de las remesas a México. En los
primeros diez meses de 2020, el 99.0% de las remesas que llegaron al país fue por
transferencias
electrónicas. Más de la mitad de las remesas al país ya se enviaban
por este medio en 1995, y gradualmente fueron cobrando mayor importancia. Para
el año de 2010, las transferencias electrónicas ya representaban el 96.6% del
total de las remesas a México.


¿Cómo funcionan las transferencias
electrónicas de remesas de Estados Unidos a México?
En el diagrama se ilustra de manera simplificada el proceso de
transferencias electrónicas de remesas. Para hacer más sencilla la explicación,
y debido a que cerca del 95% de las remesas a México provienen de Estados
Unidos, se ejemplificará el proceso con este corredor de remesas. Básicamente,
hay tres procesos o actores que integran el proceso de transferencias
electrónicas de remesas:
1) Emisión de las remesas
En Estados Unidos,
la forma más común de que un emisor mande remesas a su país de origen es a
través de transferencias electrónicas. Por lo regular, el emisor de las remesas
tiene algún vínculo familiar o de amistad con la persona al que le va a enviar
el recurso. Generalmente se piensa en los migrantes mexicanos como los emisores
de remesas a México, pero a esta población se le debe de sumar a los mexicanos
de segunda generación (hijos/as nacidos en Estados Unidos con padre y/o madre
mexicana) y a los de tercera o mayor generación (población con ascendencia
mexicana). La población de estos tres grupos se conforma por 39 millones de
residentes en la Unión Americana en 2019 (BBVA Research et al.,2020). Aunque las personas con vínculos más cercanos a familiares en México
realizan más operaciones para el envío de remesas, las generaciones
subsecuentes tienen mejores condiciones económicas en Estados Unidos y pueden llegar
a mandar mayores montos de recursos. No obstante, se conoce poco sobre cuál de
estos tres grupos manda más remesas a México.
En general, diversos
investigadores coinciden que la población mexicana y migrante mexicana tiene
mayor tenencia de servicios financieros que los hogares de sus familiares en
México. En un estudio realizado en la Ciudad de Nueva York, se encontró que 43%
de los migrantes mexicanos contaban con una cuenta bancaria en 2013, aunque
esta proporción es inferior a otros grupos de migrantes analizados (Mintz, 2013).
Los mexicanos con
cuenta bancaria en Estados Unidos pueden hacer el envío de dinero ya sea a
través de un servicio que le ofrezca su banco o mediante otros proveedores
financieros. En los últimos 5 años han crecido de forma muy importante las
aplicaciones para teléfonos inteligentes para el envío de remesas, por lo que
los tenedores de cuentas bancarias pueden hacer uso de este servicio.
Para los mexicanos
que no poseen una cuenta bancaria en Estados Unidos, se encuentran disponibles
diversos establecimientos de conveniencia, farmacias, tiendas de autoservicio,
abarrotes, tiendas “nostalgia” o de productos para migrantes, entre otros, que
les ofrecen servicios de envío de dinero en efectivo. Estos comercios están
afiliados a instituciones financieras o empresas remesadoras que envían remesas
a muchas partes del mundo. Actualmente, dependiendo del servicio contratado, el
dinero puede estar disponible en México para su retiro de forma inmediata, tras
1 o 2 horas, o en 24 o 48 horas, entre otros periodos. Los migrantes mexicanos
no documentados suelen recurrir más a este servicio, aunque es usado
ampliamente también por mexicanos con documentación. Esto se debe a la extensa
red de corresponsales que tienen las empresas remesadoras, lo que hace más
práctico el envío de remesas.
Estimaciones a
partir de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte de México (EMIF
Norte) indican que 83.0% de los migrantes mexicanos entrevistados que mandan
remesas, lo hicieron a través de un comercio en 2019, mientras que 10.4% lo
hicieron a través de un banco (BBVA Research et al.,
2020).
El costo para el
envío de las remesas depende de varios factores: del país de destino, del
comercio o institución financiera de donde se realiza el envío del recurso, del
tiempo requerido para que el dinero se encuentre disponible en su destino, y de
la forma en que se cobra el dinero, ya sea en una cuenta bancaria o por cobro
en algún establecimiento comercial. Los envíos entre cuentas bancarias suelen
ser los más económicos. El costo aumenta cuando se tiene menos infraestructura
y es menos urbana la localidad de envío en Estados Unidos y/o la de recepción
de las remesas en México.
Desde hace dos
décadas, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) publica
periódicamente los costos de las empresas para el envío y recepción de remesas
desde Estados Unidos a México. En 2019, el costo promedio fue de 6.70 US
dólares para el envío de 300 US dólares a México desde las principales ciudades
en Estados Unidos, casi la mitad de lo que costaba hace 20 años (BBVA Research et al.,
2020).

2) Transferencia de las remesas
Las instituciones
financieras o empresas remesadoras aglomeradoras son las responsables de hacer
las transferencias de dinero de una cuenta bancaria en el país de origen (e.g.
Estados Unidos) a una cuenta bancaria en el país de destino (e.g. México). Las
cuentas bancarias en el mundo no se encuentran directamente interconectadas,
sino que lo hacen a través de intermediarios, los cuales se encargan de cumplir
las regulaciones que tiene cada país para el envío y/o recepción de dinero
proveniente del extranjero.
Por ejemplo, suponiendo
que una persona que reside en la Ciudad de Nueva York acude a una tienda de
abarrotes a mandar dinero a su familia que reside en una localidad cerca de
Izúcar de Matamoros, Puebla. Por conveniencia, decide que el mejor lugar para
cobrar el dinero es una tienda comercial en esa ciudad, que previamente ya tiene
identificada. Tras recibir la instrucción, y en el plazo establecido, la
institución financiera o empresa remesadora: 1) retira de la cuenta bancaria de
la tienda de abarrotes en Nueva York el importe en dólares de las remesas, 2)
genera una instrucción para que la tienda comercial en Izúcar de Matamoros pague
a la persona designada el monto de las remesas en
pesos, y 3) deposita en la cuenta bancaria de la tienda comercial el
importe de la remesa.
De forma similar,
cuando la transferencia es entre cuentas bancarias, la institución financiera o
empresa remesadora toma el monto en dólares de las remesas de la cuenta
bancaria de origen en Estados Unidos y la transfiere a la cuenta bancaria de
destino en México.
Cabe señalar que
también el envío y recepción de remesas desde y hacia instituciones bancarias y
no bancarias se pueden combinar. Esto significa que se puede mandar dinero
desde una cuenta bancaria en Estados Unidos a una institución no bancaria en
México (e.g. tienda comercial, farmacia), o mandar un depósito a una cuenta
bancaria en México desde un comercio ubicado en el vecino país del norte.
Asimismo, es
importante mencionar que no todas las instituciones bancarias de México o
Estados Unidos realizan directamente transferencias de recursos internacionales,
por lo que suelen recurrir a otras instituciones financieras o empresas
remesadoras que realizan estos servicios.
3) Recepción de remesas
Los receptores de
las remesas en México generalmente son familiares o conocidos de la persona que
manda recursos desde el extranjero. En muchos casos, los hogares que reciben
remesas tienen a uno o más miembros de su familia nuclear o extendida que han
migrado a Estados Unidos, y que se encuentran trabajando en ese país, ya sea de
forma documentada o no documentada. El motivo para el envío de las remesas se
cierne sobre un conjunto de acuerdos informales de carácter familiar, cultural,
social y comunitario entre las personas que envían este recurso y las que la
reciben. En la literatura de discute si el motivo principal para el envío de
las remesas es de carácter altruista o por interés propio (por ejemplo, si el
migrante piensa retornar), además de otros motivos (Islas Camargo
& Moreno Santoyo, 2011; Pardo Montaño & Dávila-Cervantes, 2017).
Las trasferencias
electrónicas se pueden recibir como depósito en una cuenta bancaria en pesos, o
cobrase en efectivo en pesos en algún banco, o en otras instituciones
financieras, tiendas, farmacias, autoservicios, entre otros. En 2019, de
acuerdo con datos del Banco de México, una cuarta parte de las remesas llegaron
a instituciones bancarias, ya sea como depósito a cuenta o cobrado en efectivo
en ventanilla o cajero automático, mientras que las restantes tres cuartas partes se pagaron en instituciones no
bancarias, generalmente, en efectivo, en pesos.
Datos de la Encuesta
de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh) indican que cerca de 1.65 millones
de hogares en México recibieron remesas provenientes del extranjero en 2018. De
estos, 594 mil hogares (36.1%) se localizaron en localidades de 15,000 o más
habitantes, y poco más de un millón de hogares (63.9%) se ubicaron en
localidades de menos de 15,000 habitantes (BBVA Research
et al., 2020)

Así, gran parte de
los hogares receptores de remesas se ubican en localidades rurales o semi urbanas,
lo que hace que la posibilidad de estar incluidos financieramente sea limitada.
Datos de la Enigh, muestran que los hogares receptores de
remesas en México tienen menor uso de las tarjetas de crédito bancaria o
comercial para su gasto en alimentos, vestido, transporte, comunicaciones,
cuidados, limpieza, educación, entre otros, en comparación a los hogares que no
recibieron remesas (en ambos casos los niveles son bajos cuando se les compara
con otros países, lo cual deja patente la necesidad de seguir impulsando
medidas de inclusión financiera). En 2018, 4.2% de los hogares receptores de
remesas en México usaron al menos una vez una tarjeta bancaria o comercial para
el pago de algún gasto del hogar en el último trimestre, en cambio, entre los
hogares que no recibieron remesas, esta proporción fue de 6.9%.
Por este motivo,
muchos de los hogares receptores de remesas optan por cobrar el recurso en
efectivo. Estimaciones a partir de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera
(ENIF) de 2015 señalaron que 53.4% de los receptores
de remesas gastaron entre 1 a 50 pesos en el traslado de ida y vuelta para
cobrar el recurso, mientras que 14.8% erogaron de 51 a 100 pesos. El 23.2% de
los entrevistados que recibieron remesas indicó no tener ningún gasto de
traslado. Del total, 60.4% de los receptores de remesas tardaron entre 10 a 30
minutos en el traslado de ida para ir a cobrar las remesas. Esto refuerza la
necesidad de adoptar medidas de política encaminadas a que cada vez más remesas
se reciban por medios electrónicos, lo cual reduciría los costos en tiempo y en
dinero de quien las percibe y minimizaría las posibilidades de ser objeto de
robos.
Datos de la EMIF
Norte respaldan la hipótesis de que la mayor parte de las remesas se usan para
gasto corriente de las familias y para pago de deudas. En 2019, 78.6% de los
entrevistados indicó que uno de los dos principales usos de las remesas era
para comida y vestido, 42.9% indicó que se destinarían a salud, y 19.5% a la
vivienda. Solo 4.4% indicó que se usarían para comprar tierras o poner un
negocio.

¿Qué tan importantes son las remesas
en efectivo y especie en México?
Como se mencionó anteriormente, las remesas en efectivo y especie ya no
tienen la misma importancia relativa que hace 25 años. Mientras en 1995
representaron 8.1% del total de las remesas a México; actualmente, durante los
primeros diez meses del 2020, significaron solo 0.7% del total. Considerando
esta misma tendencia, se estima que las remesas en efectivo y especie cerrarán el
presente año con un monto cercano a los 260 millones de US dólares.
Por remesas en especie, se refiere a aquellos bienes que, generalmente,
los migrantes mexicanos traen consigo y los entregan como regalos cuando
regresan a visitar a sus familiares en sus comunidades de origen. Se incluyen
también aquellos bienes que son enviados y entregados a través de una tercera
persona. El pago de servicios desde Estados Unidos también se contabiliza como
remesa en especie, que incluye pago de predial, electricidad, agua, gas,
televisión de paga, recargas de celular, entre otros. Al menos desde hace una
década, algunos gobiernos estatales y municipales han incorporado opciones para
que los servicios públicos puedan ser pagados desde el extranjero.
Las remesas en efectivo se refieren a los billetes y monedas, ya sean en
dólares americanos o en pesos mexicanos que son entregados personalmente o a
través de terceros, por lo general, a sus familiares o conocidos en México.
En términos operativos, el monto que reporta el Banco de México sobre
las remesas en efectivo y especie que recibe mensualmente México, proviene de una
encuesta[2]
que se levanta en los puntos de internación terrestre y aéreo a los visitantes
residentes en el extranjero. Así, estas remesas en efectivo y especie se
refieren a recursos que generan los mexicanos y migrantes mexicanos con
documentos en Estados Unidos. Los migrantes no documentados no tienen la
posibilidad real de retornar a México, pues de hacerlo, le sería muy difícil
reingresar a Estados Unidos.
Diciembre y enero son los meses en los que se reciban más remesas en efectivo
y especie en México. Durante estos meses, algunos mexicanos con documentos en
Estados Unidos hacen el viaje por tierra y/o aire para visitar a sus familiares
en México y festejar así las fiestas decembrinas y de año nuevo. Además, esta
temporada de diciembre y enero coincide con el cierre de los principales ciclos
agrícolas, por lo que muchos trabajadores mexicanos que laboran en el sector
primario ya han concluido sus actividades y retornan a sus comunidades de origen
durante estos meses.
Este retorno de migrantes mexicanos es tan importante que desde 1989 el
gobierno de México implementa en estos meses el programa Paisano, en
colaboración con los gobiernos locales y sociedad civil, en el cual se realizan
acciones para informar y orientar a los mexicanos en los principales puntos de
acceso y tránsito en el país, además de crear mecanismos para evitar maltratos
y extorciones durante su tránsito y estadía en México (INM, 2020).
En la gráfica siguiente se muestran los flujos mensuales de remesas en
efectivo y especie a México de 2017 a 2019. En estos tres años, se observa que
los meses de diciembre y enero fueron los que tuvieron más ingresos. En
promedio, en el mes de diciembre se recibió 113% más que lo recibido entre
febrero y noviembre, mientras que enero ingresó 37% más.
En ese sentido, se puede aseverar que gran parte de las remesas en
efectivo y especie que llegan a México son de mexicanos documentados: con
ciudadanía, residencia permanente o algún tipo de visa. Los migrantes
mexicanos no documentos, que son el grupo relativamente más vulnerable, casi no
mandan remesas en efectivo y especie.
Consideraciones finales
Las remesas tienen efectos en promover la inclusión financiera de las
personas receptoras solo en variables que están directamente relacionadas al
acto y causa de recibir remesas: uso de sucursales bancarias y apertura de
cuenta de ahorro para administrar este recurso. Sin embargo, estas personas tienen
menor probabilidad de contar con algún seguro o de usar cajeros automáticos,
pese a que en las estimaciones se usaron variables de control, lo que indica
que pueden ser personas con menos conocimiento sobre la protección de riesgos
y, en general, posiblemente con menor nivel de educación financiera (Li Ng, Sanchez,
Hoyo & Ramírez, 2015).
Por esta razón, es necesario realizar estrategias y programas para
ampliar la inclusión financiera a lo largo de todo el territorio mexicano, con
énfasis en las comunidades receptores de remesas. Esta estrategia, que debe ser
realizada por los diferentes niveles de gobierno en conjunto con las
instituciones financieras, tiene que contemplar al menos cuatro vertientes: 1)
acceso más amplio a los servicios y productos financieros hacia todos los
municipios en México, 2) mayor oferta financiera y de calidad para que
incremente entre la población la tenencia de servicios y productos financieros
de ahorro, crédito y seguros, 3) más amplios programas de educación financiara
que puedan llegar al mayor número de localidades posibles para fomentar el uso
de estos servicios y productos financieros y que permitan mejorar la salud
financiera de los hogares, y 4) fomentar la disminución del uso de efectivo y
una mayor utilización de canales digitales.
Adicionalmente, sería adecuado emprender
campañas de educación financiera en Estados Unidos para que los migrantes mexicanos
no traigan remesas en efectivo cuando vienen a visitar a sus familiares: es
mucho más eficiente enviar remesas por medios electrónicos, y se elimina el
riesgo de perder estos recursos en caso de sufrir un asalto. Esto llevaría a un
círculo virtuoso que promovería en los hogares receptores de remesas una mayor
tenencia y uso de productos y servicios financieros, con lo que se podría
generar una mayor estabilidad
financiera en estos hogares, mayor acceso a créditos, mayor inversión de
recursos en actividades productivas y mayor formalidad.
Por último, cabe señalar que, con la regulación vigente, las personas
físicas y morales en México pueden usar dólares en efectivo para realizar
operaciones financieras por montos importantes. Las personas físicas que son
clientes de una institución financiera pueden realizar operaciones de compra,
recepción de depósitos, pago de créditos o servicios, o transferencias de
fondos en el sistema financiero hasta por un límite de 4,000 US dólares en
efectivo al mes. Los usuarios personas físicas (quienes no son clientes) pueden
operar hasta 300 US dólares en efectivo al día, hasta un límite de 1,500 US
dólares acumulados al mes. Este límite no aplicará para usuarios mexicanos o
extranjeros que realicen operaciones cambiarias para el pago de contribuciones
al comercio exterior por la importación de mercancías o una franquicia.
Los clientes personas morales en municipios que justifiquen el alto
flujo de dólares en efectivo (e.g. turismo) o en la franja fronteriza con
Estados Unidos podrán recibir hasta 14,000 US dólares en efectivo al mes. Pero
si un cliente persona moral, en cualquier parte de México, tiene al menos 3
años de constituido y declaraciones fiscales de los últimos 2 años, podrán
recibir ilimitadamente dólares en efectivo. Será la institución financiera
quien analizará los documentos para justificar el excedente al límite
establecido. Existen en México al menos 15 instituciones bancarias que reciben
depósitos en dólares –de acuerdo con las reglas antes mencionadas– y que tienen
la posibilidad de exportar el exceso de dólares en efectivo ya que han suscrito
convenios de corresponsalía con bancos estadounidenses.
Referencias
Albo, A.,
Ordaz Díaz, J. L., & Li Ng, J. J. (2011). ¿Ha habido avances en los envíos
de remesas? Una revisión histórica. Situación Migración México, Nov(6),
19–25.
Banco de México. (2020). Ingresos
por remesas.
BBVA Research, Fundación
BBVA, & Conapo. (2020). Anuario de Migración y Remesas México 2020.
https://www.bbvaresearch.com/publicaciones/anuario-de-migracion-y-remesas-mexico-2020/
CNBV, & Inegi. (2015). Encuesta
Nacional de Inclusión Financiera (ENIF).
Conapo, STPS, Upmrim, SRE,
Sedesol, Conapred, & El Colef. (2019). Encuesta sobre Migración en la
Frontera Norte de México (EMIF Norte).
Instituto Nacional de
Estadística y Geografía [Inegi]. (2018). Encuesta Nacional de Ingresos y
Gastos de los Hogares (Enigh).
Instituto Nacional de
Migración [INM]. (2020). Programa Paisano del INM.
https://www.gob.mx/inm/acciones-y-programas/programa-paisano-del-inm?idiom=es
Islas Camargo, A., &
Moreno Santoyo, S. (2011). Determinantes del flujo de remesas en México, un
análisis empírico. EconoQuantum, 7(2). http://www.scielo.org.mx/pdf/ecoqu/v7n2/v7n2a2.pdf
Li Ng, J. J., Sánchez
Salinas, J. C., Hoyo Martínez, C. del C., & Ramírez García, T. (2015). ¿La
recepción de remesas tiene efectos sobre la inclusión financiera en México? Sobre
México. Temas de economía, 1(1), 116–126. https://sobremexico-revista.ibero.mx/index.php/Revista_Sobre_Mexico/article/view/15
Mintz, J. (2013). Estudio
de servicios financieros para inmigrantes.
https://www1.nyc.gov/assets/dca/downloads/pdf/partners/Research-ImmigrantFinancialStudy-BriefSpanish.pdf
Pardo Montaño, A. M., &
Dávila-Cervantes, C. A. (2017). Determinantes y usos de las remesas en los
hogares en México. El caso del Estado de México en 2010. Cuadernos
Geográficos, 56(2), 134–154.
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=17152020007
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fuentes estimadas como fidedignas pero ninguna garantía, expresa o implícita,
se concede por BBVA sobre su exactitud, integridad o corrección. El presente
documento no constituye una oferta ni una invitación o incitación para la
suscripción o compra de valores.
[1] En Albo, Ordaz y Li Ng (2011) se hace un breve análisis
sobre la evolución del envío de remesas en las últimas décadas.
[2] En 2017, el
Banco de México realizó la transferencia a Inegi del proyecto de la Encuesta de
Turismo de Internación (ETI), con el que se mide el monto de remesas en
efectivo y especie que ingresan a México. Desde agosto de 2018, Inegi es la
encargada de captar la información.