• Representa su elaboración un legado familiar que data de más de 100 años.
• Es el mexiquense Guillermo Álvarez Segura única persona del país en producir esta prenda.
Tenancingo, Estado de México, 1 de noviembre de 2019. Con
una tradición que data de hace más de 100 años, en el municipio de
Tenancingo se elabora el rebozo de luto con aroma, reflejo del
misticismo y costumbres de los rituales funerarios de los habitantes de
este municipio.
A pesar de que su uso ha ido en descenso, esta prenda sigue siendo
utilizada por las viudas o por las mujeres de la familia de la persona
fallecida, de igual forma, durante la época de Día de Muertos es
incluido en ofrendas o para visitar los panteones.
Guillermo Álvarez Segura, artesano de rebozos, explicó que anteriormente
se acostumbraba vestir con esta prenda a las personas fallecidas, o
bien, colocarla en la entrada de la vivienda de éstas, pues se creía que
con esto se engañaba a la muerte y el espíritu de la persona fallecida
podía trascender al paraíso.
Actualmente, él es el único productor del país que continúa con la
elaboración de este característico rebozo mexiquense, oficio que
adquirió después de que su madre muriera, pues ella mantenía viva la
tradición de su abuela, quien fue la primera en confeccionar este tipo
de prenda y que desde ese momento se ha transferido por generaciones.
“Una vez que ella falleció, en pláticas con mis hermanos, tuvimos un
pequeño conflicto de si continuábamos o cerrábamos el taller, vendíamos
los telares, o qué hacíamos, tomamos la decisión de continuar con la
elaboración, seguir esa tradición de familia, para nosotros es como una
herencia que no debemos dejar perder”, apuntó.
También indicó que el rebozo de luto con aroma, actualmente es utilizado como una prenda para el día, e incluso para fiestas.
“Que lo sigan consumiendo, portando, me hace sentir feliz, contento y
agradable, y al mismo tiempo, me imagino y pienso que tanto mis abuelos y
mi mamá, que en paz descansen, se sienten orgullosos de que sus hijos
continuamos con esta elaboración”, manifestó.
Respecto al proceso de elaboración de esta prenda, explicó que implica
pasos muy particulares, los cuales se suman a los 16 involucrados al
tejido de un rebozo convencional, donde destaca el teñido que le otorga
un color negro brillante que adquiere al sumergir los 3 mil 712 hilos de
algodón textil calibre 60 que integran la prenda, en una infusión de
metales y piloncillo.
Posteriormente, una vez secos los hilos, se sumergen en una mezcla de
agua, previamente hervida con rosa de castilla, hoja de naranjo,
cascalote, paxtle y distintas hierbas y especias de la región, lo cual
le da su olor particular, el cual se mantiene a pesar del paso de los
años.
Una vez impregnados los hilos con los que se elabora esta pieza, se pasa
a un telar de pedal, el cual le dará forma, dejando sólo las puntas en
forma de hilo para que éstas se conviertan en hermosos tejidos
personalizados que hacen cada rebozo único.
Es de referir que el tiempo de elaboración de estos rebozos va de un mes
y medio a dos meses, y su costo puede variar de 500 a 600 pesos sin ser
detalladas las puntas de la prenda, y hasta mil 800 a 2 mil pesos ya
con un tejido en las puntas de éste.
Guillermo Álvarez detalló también que entre los rebozos que se realizan
en su taller de tres telares, se elabora otro modelo que también es
impregnado con aroma, el de arco blanco, el cual incluye los hilos
negros y de colores, mismo que desde que su abuelo lo introdujo al
mercado es utilizado como una prenda de día.