domingo, 28 de diciembre de 2025

Navegando la ola de la IA: ¿Cómo pueden los inversionistas tecnológicos aprovechar el cambio y la volatilidad?


Por Alison Porter, Graeme Clark y Richard Clode, gestores de cartera en Janus Henderson Investors


El desarrollo y la adopción de la inteligencia artificial seguirán impulsando la transformación económica en 2026 y más allá. Un enfoque selectivo y la disciplina en la valoración son fundamentales para afianzar oportunidades a largo plazo en medio de la volatilidad.  

La IA ha sido el motor económico dominante
Durante los últimos dos años, desde nuestra perspectiva, hemos hablado de la importancia de la inteligencia artificial para la economía y los mercados. A finales de 2023 señalamos que, aunque el presidente de la Reserva Federal (Fed) pudiera ser considerado el piloto de la economía, en realidad sería la IA, la que realmente impulsaría la economía. A finales de 2024 esperábamos que la tecnología consolidara su reputación como el sector vampiro, absorbiendo el crecimiento de otros sectores de la economía. Y en 2025 todo esto se hizo evidente, con la Fed cediendo protagonismo a la IA en los mercados. Aunque el gasto en IA sigue siendo una pequeña parte del PIB, fue responsable de la gran mayoría del crecimiento económico de EE. UU. en los primeros seis meses de 20251.

¿Cuáles son los pronósticos para las acciones tecnológicas en 2026?

Al iniciar 2026, el panorama para las acciones parece favorable, especialmente porque en mayo habrá un nuevo presidente de la Reserva Federal que probablemente dé apoyo a la economía. Si los recortes de gasto público y los aranceles aplicados en 2025 se revierten, pasarán de ser obstáculos para convertirse en impulsores del crecimiento, generando más demanda en distintos sectores, no solo en inteligencia artificial.

Con la administración Trump y los cambios en marcha, el camino no será completamente estable, pero ya se ven señales de recuperación en industrias como la manufactura, los autos y la construcción de viviendas, que están empezando a demandar más tecnología. Además, la idea de que la inteligencia artificial es algo separado del resto de la economía irá desapareciendo, porque el enfoque estará en cómo puede mejorar la productividad en general. Creemos que esto hará que la tecnología gane aún más peso dentro de la economía.

La IA es transformadora – y la transformación toma tiempo

La inteligencia artificial no es solo una moda pasajera, sino una ola tecnológica. Es la cuarta gran ola después de las computadoras centrales, las PC con internet y la nube móvil. Se distingue porque afecta a toda la economía. Para aprovecharla, se necesita invertir en todos los niveles: desde los chips y semiconductores, hasta las plataformas, dispositivos y modelos. En algún grado, todas las empresas terminarán usando IA.

Estas olas tardan varios años en evolucionar y, en el caso de la IA, el ritmo de expansión de la capacidad está limitado por la desglobalización, los permisos regulatorios, la disponibilidad de energía, las restricciones de construcción y la oferta dentro de la cadena de suministro de cómputo.

Además, existe un círculo vicioso: la demanda de poder de cómputo depende de la capacidad disponible para entrenar y crear nuevos modelos. Y ahora que pasamos de la IA generativa (que crea texto e imágenes) a la IA “agente” (que razona y recuerda mejor), se necesita mucha más potencia de cómputo para procesar más datos. También vemos que la llamada “IA física” avanza rápido, con pruebas de autos autónomos y robots en todo el mundo. En resumen, de cara a 2026 y 2027, creemos que la necesidad de poder de cómputo seguirá siendo mayor que la oferta disponible.

¿Por qué creemos que el escepticismo sobre las valoraciones de la IA es algo sano?

El debate sobre cuánto se está gastando en inteligencia artificial llegó mucho antes de lo que esperábamos, dado el impresionante aumento de ingresos en empresas emergentes como OpenAI y Anthropic, con un ritmo de crecimiento que no habíamos visto en más de 100 años de experiencia combinada invirtiendo en el sector tecnológico.

Las señales recientes de inversión circular, junto con el buen desempeño de compañías tecnológicas que históricamente no han sido rentables, han generado un escepticismo saludable en el sector. Estamos siguiendo esto de cerca y reconocemos que están apareciendo focos de exageración, por ejemplo, en la computación cuántica. Esto coincide con nuestra convicción central de que la disciplina en las valoraciones y la capacidad de identificar crecimiento real —y aún poco apreciado— son esenciales para lograr inversiones tecnológicas rentables a largo plazo.

El valor de las empresas tecnológicas sigue en niveles normales comparados con los últimos cinco años, muy lejos de lo que pasó en la burbuja del internet. Creemos que hay buenas oportunidades, porque esperamos que sus ganancias mejoren y que crezcan más rápido que el resto del mercado en 2026.

La gestión activa tiene múltiples roles clave en la inversión tecnológica

Todavía vemos un crecimiento poco reconocido y diferencias en las valoraciones dentro de las acciones de los Magníficos 7, el grupo constituido por Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta,Tesla, y NVIDIA no son bloque uniforme, en otras palabras, aunque se les agrupa bajo un mismo nombre, cada empresa tiene características, estrategias y resultados distintos. Cuando la innovación y la disrupción avanzan a tal velocidad, el liderazgo del mercado puede cambiar. Esto hace aún más importante identificar a los líderes del futuro en lugar de quedarse pasivamente atado a los ganadores de una era pasada.

Por eso la gestión activa es fundamental en la inversión tecnológica: permite asegurar la diversificación de la cartera y equilibrar la exposición hacia las grandes compañías, al mismo tiempo que se amplía hacia nombres donde vemos un liderazgo emergente y un crecimiento de ganancias aún poco valorado. Ya sea en la próxima generación de infraestructura de IA, en áreas como Fintech, automatización, comercio electrónico inteligente (internet 3.0), o en tecnologías que impulsan la electrificación de la economía.

La selección de acciones es clave mientras la tecnología sigue ganando terreno

Creemos que la magnitud y la duración de la inteligencia artificial aún están subestimadas. Nuestra experiencia invirtiendo en olas tecnológicas anteriores nos ha enseñado que la construcción de capacidad y la aparición de nuevas aplicaciones no siguen un camino lineal: los inversores deben estar preparados para la volatilidad que esto conlleva.

Ya no estamos en el inicio de la transformación de la IA, pero todavía queda un largo recorrido. La selección cuidadosa de acciones, la gestión activa y la disciplina en las valoraciones serán esenciales para distinguir entre la exageración y la realidad de esta ola tecnológica transformadora en 2026 y los años siguientes.

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