Reporte mensual de Banca y Sistema Financiero
Reporte Mensual de Banca y Sistema Financiero
Mariana A. Torán / Iván Martínez Urquijo
20 de enero de 2025
1. Banca y Sistema Financiero
Captación bancaria se acelera influido por eventos estacionales y el contexto de debilidad económica y altas tasas de interés
En noviembre de 2024, el saldo de la captación bancaria tradicional (vista + plazo) registró una variación anual real de 5.7% (10.5% nominal), un incremento de un punto porcentual respecto a octubre, derivado de mayores crecimientos tanto en el segmento de depósitos a la vista, como de los depósitos a plazo. Esta tasa de crecimiento del onceavo mes del año representa un alza relevante respecto al promedio de los primeros 10 meses del año (4.5%) y puede estar asociada al hecho de que es en este mes cuando una buena parte de los trabajadores comienzan a recibir las prestaciones del fin de año.
Al interior de la captación tradicional pueden distinguirse dos patrones. El primero, un efecto sustitución entre depósitos a plazo por depósitos a la vista. Ante la desaceleración de la actividad económica y el inicio del ciclo monetario, las personas físicas acumulan seis meses consecutivos con caídas en los depósitos a plazo (-3.7% en noviembre) en favor de depósitos a la vista (la tasa de crecimiento promedio anual creció de 1.8% de enero a mayo a 5.6% de junio a noviembre) cada vez de mayor magnitud. Este fenómeno es común y obedece a que las personas suelen echar mano de sus ahorros por motivos transaccionales ante la menor actividad económica, particularmente el empleo formal, que en noviembre alcanzó una tasa de crecimiento anual de sólo 1.0%.
Por otro lado, el sector público no financiero y otros intermediarios financieros (18% de la captación tradicional) muestran un patrón inverso: Una reducción de los depósitos a la vista en favor de los depósitos a plazo, al punto que ambos intermediarios promedian una reducción real anual de casi 6.0% de sus saldos a la vista en los últimos cinco meses por un alza de 35% promedio anual real para los depósitos a plazo. Este comportamiento puede estar asociado con la idea de asegurar una tasa de interés elevada ante la expectativa de que el banco central continúe con su ciclo de recortes.
Por último, se registró un salto en el crecimiento anual real de los depósitos a la vista de empresas de 5.1 a 9.3%, la mayor tasa observada en 2024. Este incremento puede asociarse con el periodo del “Buen fin” que suele reflejarse en mayores ventas para los establecimientos.
El crédito vigente al sector privado no financiero incrementa su crecimiento en el noviembre, en parte por el efecto contable de la depreciación
En noviembre de 2024, el saldo de la cartera de crédito vigente otorgado por la banca comercial al sector privado no financiero (SPNF) registró un crecimiento real anual de 8.3% (13.2% nominal), por encima del crecimiento observado en octubre (7.0% real). A la tasa del crecimiento real anual de noviembre, el crédito a empresas aportó 4.5 pp, mientras que las carteras de consumo y vivienda contribuyeron con 3.1 y 0.7 pp, respectivamente. Al igual que ha ocurrido desde junio de 2024 , los saldos de crédito incorporan el efecto contable positivo de la depreciación del tipo de cambio. Al descontar dicho efecto, el crecimiento sería equivalente a una tasa anual de 6.1% en términos reales (10.9% en términos nominales).
En el undécimo mes del año, el crédito vigente al consumo alcanzó un crecimiento real anual de 12.8% (18.0% nominal), incrementando ligeramente su dinamismo respecto al MIA (cuando dicho crecimiento fue de 12.5%). Cabe señalar que desde la implementación de la temporada de compras conocida como “El Buen Fin”, se ha observado un repunte en el dinamismo de la cartera de crédito al consumo, que es particularmente notoria al revisar las tasas de crecimiento mensual. De esta forma, la tasa de crecimiento real mensual del crédito al consumo en noviembre ascendió a 2.9%, mayor al promedio observado en los primeros 10 meses del año (de 1.1%).
Dentro de la cartera de crédito a consumo, el segmento asociado al crédito para la adquisición de bienes de consumo duradero (ABCD, 19.7% del total) continúa como la principal fuente de dinamismo contribuyendo con 6.3 pp a la variación real anual de la cartera vigente. Si bien este desempeño continúa mostrando el efecto base de la consolidación de una SOFOM E.R. a la cartera, es notorio también el incremento a tasa mensual de sus dos componentes. En particular, el crédito automotriz registró en noviembre una tasa de crecimiento real mensual de 2.8%, mayor al promedio registrado en el año sin considerar la consolidación mencionada (de 1.5%). Adicionalmente la tasa mensual del crecimiento del crédito para la adquisición de bienes muebles se ubicó en 5.2%, superando considerablemente la tasa mensual promedio registrada en los primeros 10 meses del año (de 0.6%).
El segundo segmento con mayor contribución al crecimiento en octubre fue el de las tarjetas de crédito (37.4% del crédito al consumo), cuyo saldo vigente aumentó 8.0% real anual (13.0% nominal), reduciendo su ritmo de expansión respecto al resultado observado en octubre (8.3% real). En dicho mes, la aportación de este segmento al dinamismo del crédito al consumo fue de 3.1 pp. A pesar de este menor dinamismo a tasa anual, las variaciones mensuales mostraron la aceleración estacional asociada al “Buen Fin”, en particular, el crecimiento real mensual en noviembre ascendió a 6.3%, mayor al promedio mensual de 0.7% observado entre enero y octubre de 2024..
Por su parte, los créditos de nómina y personales registraron en noviembre una variación real anual de 4.8 y 8.7% (9.5 y 13.7% nominal respectivamente), con lo que aportaron en conjunto 3.0 pp al crecimiento real del crédito al consumo en noviembre, aumentando su ritmo de crecimiento respecto al observado en octubre (de 4.5 y 8.4% respectivamente). Sin embargo a tasa mensual el crecimiento de ambos segmentos mostró una notable desaceleración respecto al dinamismo observado entre enero y octubre de 2024. En el caso de los créditos de nómina, la cartera vigente mostró una contracción mensual real de 0.2% por debajo del crecimiento promedio de 0.6% observado en los primeros 10 meses del año. Por su parte, los créditos personales en noviembre alcanzaron una variación real mensual de 0.1%, significativamente por debajo del promedio mensual de 1.0% observado entre enero y octubre. Este desempeño estaría reflejando el menor ritmo de crecimiento observado en el empleo formal, que en noviembre alcanzó una variación mensual de 0.1%, por debajo de la tasa promedio de 0.25% observada entre enero y octubre.
El crédito vigente a la vivienda (21.3% de la cartera vigente al SPNF) registró una tasa de crecimiento real anual de 3.0% (7.6% nominal), mejorando marginalmente su desempeño respecto a octubre (cuando dicho crecimiento real fue de 2.9%). El resultado de noviembre refleja una contracción más moderada en los saldos vigentes asociados a la vivienda de interés social, que disminuyó 0.3%, mejorando relativamente respecto a la contracción de 8.0% real observada en octubre. Esta recuperación fue suficiente para compensar el menor dinamismo observado en el segmento de vivienda media-residencial, que creció a una tasa real anual de 3.1%, ligeramente menor al crecimiento real de 3.3% observado en octubre. A pesar de esta mejora marginal, la desaceleración en el dinamismo del empleo formal, el menor ritmo de crecimiento de los salarios reales y la expectativa de una disminución más lenta de las tasas de interés de largo plazo anticipan una recuperación acotada para el desempeño de esta cartera en el futuro.
Por su parte, el crédito vigente empresarial (53.3% de la cartera vigente al SPNF) registró en noviembre un crecimiento en términos reales de 8.4% (13.4% nominal), la tasa anual más alta observada en 2024. Sin embargo, la mitad de ese dinamismo es atribuible al efecto contable del tipo de cambio, el cual sumó 4.2 pp al desempeño de la cartera total, el efecto contable vía depreciación más alto registrado desde junio.
Por sector de actividad, el sector servicios se mantiene como el principal motor del dinamismo, contribuyendo en noviembre con 6.3 pp a la tasa de crecimiento de 8.4% de la cartera vigente empresarial, mientras que el sector electricidad, gas y agua aportó 0.9 pp al dinamismo total de esta cartera. Destaca en noviembre el mejor desempeño del crédito al sector manufacturero, cuya recuperación contribuyó con 0.5 pp al dinamismo de la cartera total, mientras que el sector construcción también mostró una cierta recuperación y logró aportar 0.2 pp al crecimiento de la cartera total.
En su composición por monedas, destaca que la cartera vigente en moneda nacional (M.N. 73.3% del total), logró en noviembre un crecimiento real de 2.9%, mayor al observado en octubre (de 1.8%). Por su parte, la cartera vigente en moneda extranjera (M.E.), descontando el efecto contable de la depreciación del tipo de cambio, registró una tasa de crecimiento real de 8.7%, por debajo del promedio de 11.5% observado en los primeros 10 meses del año..
El desempeño de la cartera vigente empresarial, una vez descontado el efecto contable del tipo de cambio, refleja un mejor desempeño relativo de algunos indicadores de actividad económica. Por ejemplo, el indicador global de actividad económica (IGAE) en octubre (última información disponible) registró un crecimiento a tasa anual de 0.7%, mayor al 0.3% observado en septiembre. La inversión privada, una de las fuentes de demanda de crédito, moderó su contracción, de un 2.9% a tasa anual en septiembre a una de 2.6% en octubre. Adicionalmente, podría estarse registrando un efecto real positivo de la depreciación del tipo de cambio y la relocalización sobre el desempeño del sector exportador, ya que en noviembre el total de exportaciones reportó un crecimiento anual real de 16.0%, mayor al 10.3% promedio observado entre junio y octubre.
En resumen, en noviembre el desempeño de la cartera vigente de crédito logró incrementar su ritmo de crecimiento, en parte por el efecto contable de una mayor depreciación del tipo de cambio y el efecto estacionalidad asociado al “Buen Fin”. Los indicadores de actividad económica muestran un desempeño mixto, con un menor deterioro en variables relevantes como el IGAE y la inversión pero una mayor desaceleración en indicadores como el empleo formal. Por lo anterior, en el futuro podría esperarse una desaceleración en el crédito en el consumo y la vivienda, mientras que, en el caso del crédito empresarial, su dinamismo podría responder positivamente a la reactivación de la inversión y a mantener el buen desempeño del sector exportador.
El sistema financiero mexicano mantiene una capacidad adecuada para enfrentar situaciones adversas
El Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero (CESF) actualizó su balance de riesgos. Entre los riesgos globales que podrían tener un impacto sobre la estabilidad financiera, el CESF destaca la posibilidad de que la incertidumbre respecto a las políticas de la nueva administración estadounidense se vea reflejada en ajustes desordenados y episodios de volatilidad tanto en los mercados financieros internacionales como en los locales. Dichos episodios podrían agudizarse como resultados de un incremento en las tensiones geopolíticas y los conflictos comerciales. A estos riesgos habría que agregar un descenso más lento en las tasas de política monetaria ante la persistencia de presiones inflacionarias, lo cual podría generar cambios en la trayectoria de las condiciones financieras globales con respecto a la que se anticipa y, por ese medio, afectar el funcionamiento del sistema financiero.
Por otro lado, respecto a los riesgos locales, el CESF señala que si bien la calificación crediticia soberana mantiene el grado de inversión y una perspectiva estable por la mayoría de las calificadoras, éstas han expresado en sus comunicados retos relevantes relacionados con el marco institucional, la relación comercial con Estados Unidos y los riesgos para las finanzas públicas asociados a las empresas estatales del sector energético.
Al cierre 2024, el sistema financiero mexicano continúa mostrando una posición sólida con niveles de capital y liquidez superiores a los mínimos regulatorios y una cartera de crédito saludable. En el caso de los intermediarios financieros no bancarios, el CESF menciona que en lo individual, algunos presentan indicadores de riesgo en niveles que sugieren vulnerabilidades financieras, pero sigue considerando que dicha situación no representa un riesgo de alcance sistémico, por la baja participación del sector dentro del sistema y debido a que la exposición de la banca del país a estas instituciones es baja respecto a su capital regulatorio.
2. Mercados Financieros
Cambios a las expectativas sobre la tasa de fondos federales atenúan el optimismo por los activos de riesgo
El contexto descontado por los participantes de los mercados financieros centrado en la reducción de la inflación con afectaciones moderadas y paulatinas sobre los niveles de empleo y actividad económica, aunado al optimismo y expectativas de desregulación por la nueva administración en EE.UU., se puso en duda a finales del año pasado ante el cambio en el tono de la comunicación de la FED y ante algunos datos de empleo que parecieron validar la postura del banco central norteamericano.
El hecho de que los miembros del FOMC hayan moderado sus previsiones sobre la velocidad del ciclo de recortes de la tasa de fondos federales en diciembre y el tono claramente menos acomodaticio de su comunicación generaron una clara moderación de las ganancias en los últimos dos meses del 2024 y dejó en claro que buena parte de estas ganancias han estado construidas a partir de un escenario de costos de capital más reducidos.
Esto ha generado que la atención de los participantes de los mercados se centre nuevamente en los datos macroeconómicos de EE.UU. y ha abierto la posibilidad a volver a observar movimientos al alza de las tasas de interés durante 2025. Adicionalmente, el balance de la incertidumbre pareciera haberse modificado. Los mercados parecían descontar con seguridad la reducción de tasas y en cierta medida, la mayor parte de la incertidumbre se centraba en las nuevas medidas de la administración entrante en Washington. Ha llegado el momento de resolver parte de la incertidumbre respecto a este último punto, sin embargo, parece claro que el ritmo e incluso la dirección de las tasas de interés durante todo 2025 es la que se mantendrá más incierta.
Este contexto podría favorecer un mayor escrutinio respecto a las valuaciones de los activos de riesgo e incrementar la atención sobre los temas fiscales, con lo cual otro de los debates relevantes se centrará en los niveles de las tasas de interés de largo plazo, que en el nodo de 10 años ha llevado a la tasa del bono del Tesoro por encima de. 4.8%.
La fortaleza del dólar podría favorecerse ante un escenario de menores reducciones de tasas cortas, sin embargo, en este punto será particularmente relevante conocer los detalles de las decisiones de la nueva administración norteamericana (v.gr. aranceles) y sus repercusiones sobre la inflación y la actividad económica.
Relacionado con lo anterior, el alza de los precios de las materias primas ha reflejado la expectativa de las posibles medidas arancelarias hacia delante, por lo cual podría esperarse que parte de esta alza pudiera atenuarse en la medida que esta incertidumbre vaya resolviéndose en los próximos días.
En suma, el escenario muestra cambios significativos en los supuestos de los participantes de los mercados. En la medida en que la incertidumbre en el plano de política económica se vaya resolviendo en el corto plazo, se podría llegar a un equilibrio de precios menos inestable hacia el mediano plazo. De lo contrario, no solo aflorará la volatilidad en cada entrega de datos macroeconómicos, sino ante cada comunicación electrónica o rumor acerca de cualquier tema comercial.
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