miércoles, 11 de marzo de 2020

Las mexicanas que están cambiando las reglas del juego a través de la tecnología


 
 
Fernanda Arellano
Fernanda pasó de ensamblar componentes para construir su propio dron en la universidad a establecer su propio negocio; Moving up, una empresa especializada en la construcción, configuración y comercialización de drones. Al tiempo que la tecnología en drones evolucionaba, Fernanda comprendió el gran potencial que estos tenían e incluyó servicios específicos Fernanda Arellano durante vuelos para la restauración de monumentoscomo inspección, monitoreo, topografía y cursos de manejo.
 
Fernanda cree firmemente que <<cuando se trata de innovación y crecimiento, el género no importa>>. Ha estado involucrada en casos como la inspección de monumentos históricos y templos después del sismo que impactó al país en 2017, que sin ayuda de los drones hubiera representado un gran riesgo para los trabajadores. Asimismo, participó en la primera entrega de insumos médicos llevada a cabo con drones en México, donde realizó las pruebas piloto y fungió como consultora en temas de hardware y rendimiento. Además, colaboró en un proyecto de diseño y construcción de un dispositivo dispersor de semillas para el DJI Matrice 600; el cual fue utilizado en más de 89 hectáreas en Veracruz para ayudar a recuperar el terreno después de los devastadores incendios de 2019.
Jessika Rodríguez
Jessika estudió Mercadotecnia y Diseño Gráfico y tiene una maestría en Marketing, Comunicación y Publicidad. Sin embargo, se ha involucrado en el mundo de los drones desde una perspectiva totalmente diferente a su área de trabajo: desde la agricultura. Originaria de Aguascalientes, creció viendo los cultivos y el arduo trabajo que llevan a cabo los agricultores día a día; por lo que siempre quiso ser parte ello. Tuvo la oportunidad de hacerlo hace 4 años, cuando regresó a México al terminar su maestría y compró un Phantom 3.
Jessika Rodríguez volando su Mavic 2
 
 
 
Actualmente, Jessika monitorea dos ranchos de maíz y Sembradío de maíz en Aguascalientes tomado por Jessika Rodrígueztriticale, uno de 100 hectáreas y otro de 200 hectáreas, lo que equivale a la mitad del terreno del Bosque de Chapultepec en Ciudad de México. A través los drones captura el proceso de crecimiento de la siembra y es posible detectar plagas, deficiencia de nutrientes y excesos de agua, entre otras cosas; lo que les permite a los agricultores tomar decisiones inteligentes en un menor tiempo y tener un control total sobre sus terrenos.
 
Karen es una joven estudiante a nivel preparatoria del Tecnológico de Monterrey en la sede de Monterrey, Nuevo León, quien en 2019 se convirtió en ser la primera mexicana en participar en RoboMaster Camp, el campamento de robótica organizado por DJI que reúne a estudiantes de alto rendimiento de todo el mundo en Shenzhen, China. Además, ganó el 2° lugar del evento internacional junto con su compañero Abiel Fernández, el cual recibe más de 1,000 aplicaciones; 850 provenientes de China y 150 del extranjero.
 
Karen comenzó a involucrarse en el mundo de la robótica cuando tenía 7 años y entró a un curso para niños. Desde ese momento la motiva el tener la capacidad de desarrollar nuevas aplicaciones que contribuyan a mejorar la vida de las personas.
 
Además, durante el proceso ha logrado compartir su experiencia e inspirar a más jóvenes a acercarse a la educación STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés). En el futuro, Karen quiere dedicar su carrera profesional a la robótica y nuevas Karen (izquierda) durante RoboMaster Summer Camp 2019tecnologías; siendo uno de sus grandes sueños ser parte del equipo de Walt Disney Imagineering y desarrollar animatronics avanzados y atracciones para los parques temáticos de Disney.
 
Existen cada día más iniciativas que buscan que las mujeres se involucren en los ámbitos de innovación y tecnología y acaba con la brecha de género. Conoce algunas de ellas:
 
Fly Girl Academy
En Costa de Marfil país ubicado en África Occidental, una nueva generación de niñas a nivel secundaria y preparatoria, especialmente de comunidades de escasos recursos, tuvieron la oportunidad de participar en el primer proyecto de “Fly Girl Academy”. Este programa busca desarrollar habilidades prácticas y aprendizaje en tecnología con drones para ayudarlas a conseguir un trabajo dentro de la industria tecnológica en el futuro.
 
Estudiantes de Fly Girl Academy en Costa de Marfil
 
Con el objetivo de incrementar el número de mujeres involucradas en la educación STEM, los campamentos Fly Like a Girl enseñan a grupos de jóvenes sobre robótica aérea y marítima. Al mismo tiempo que desarrollan habilidades en el área de tecnología y aprenden a implementarlas de forma segura y responsable para el bien común. Estas aplicaciones incluyen cuidado ambiental, de la vida salvaje y de ayuda humanitaria. Estos programas están disponibles en Nepal, Tanzania, Senegal, Perú, Panamá y el Pacífico Sur.
 
Ambos programas, Fly Girl Academy y Fly Like a Girl, son organizados por WeRobotics una organización sin fines de lucro que busca mejorar la calidad de vida alrededor del mundo a través de la tecnología.

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