-El Global Mind Project, con datos de más de 270.000 personas en 130
países, revela una asociación entre el consumo frecuente de alimentos o bebidas
en envases plásticos y un menor bienestar mental. En México, las cifras
confirman la tendencia.
-Almacenar, calentar y consumir alimentos en recipientes de plástico
está asociado con una peor salud mental en los mexicanos
México, noviembre de 2025 — Consumir comida
fría o caliente de recipientes plásticos está teniendo un impacto
preocupante en el funcionamiento cerebral de las personas, y en México las
cifras son evidentes. Así lo revela el nuevo reporte del Global Mind
Project, desarrollado por la organización de investigación Sapien Labs.
El
informe, donde se explora la posible relación entre el consumo de alimentos en
envases plásticos y la salud mental, surge tras diversos hallazgos científicos
recientes que detectaron microplásticos en el cerebro humano, lo que llevó a
los investigadores a preguntarse qué efectos podrían tener sobre las funciones
mentales y el bienestar emocional.
El estudio, titulado Rapid Report 2025: Plastics and Mind Health,
analizó los datos de 273.735 personas de 130 países
que participaron en la evaluación global del Mind Health Quotient (MHQ),
un indicador que mide 47 aspectos de la salud mental y el bienestar
psicológico. Los resultados revelan que mientras más frecuente es el
consumo de alimentos en recipientes plásticos, especialmente calientes, menor
es el puntaje de salud mental.
Según
el reporte, el deterioro mental se evidencia en quienes comen en recipientes
plásticos con frecuencia, especialmente si son alimentos calientes.
Incluso, afecta a personas que comen saludablemente. Es una tendencia general
que contribuye a la disminución de aspectos como la capacidad cognitiva, la
motivación, el equilibrio emocional, la conexión mente-cuerpo y las relaciones
sociales.
En el caso de México, los resultados del
estudio, basados en la escala MHQ, que mide 47 aspectos del bienestar mental, reflejan
la misma tendencia global. Las personas que dijeron que casi nunca comen
de recipientes plásticos presentan un puntaje promedio de salud mental (MHQ) de
90,4 puntos, considerado alto dentro de la escala.
Entre quienes lo hacen unas pocas veces al mes, el promedio desciende a
cerca de 89 puntos; quienes lo hacen varias veces
por semana registran 75,1 puntos. En el grupo que consume alimentos en
plástico todos los días, el MHQ promedio se reduce a 60,2 puntos, lo que
representa una caída significativa en los niveles de bienestar mental.
Comer comida caliente en envases plásticos
también marca diferencia: cerca del 23 % de quienes casi nunca lo
hacen presenta síntomas de afectación en su salud mental, y el porcentaje
asciende al 32 % entre quienes lo hacen todos los días.
De
acuerdo con Sapien Labs, los resultados del informe son una primera
evidencia global de que el consumo frecuente de alimentos en recipientes
plásticos, especialmente de comida caliente, se asocia con un deterioro
progresivo de la salud mental. Y esta relación se mantiene aun con
dietas saludables o libres de ultraprocesados, sugiriendo que el uso del
plástico por sí mismo puede tener un papel independiente en el bienestar
psicológico.
El impacto de los microplásticos no se limita a un tipo de síntoma o
grupo específico, sino que afecta a todas las áreas
del funcionamiento mental, desde la resiliencia y la capacidad de
adaptación hasta la motivación, la claridad cognitiva y el estado de ánimo.
Vale
la pena aclarar que el efecto del plástico sigue siendo difuso y
generalizado, lo que para los investigadores apunta a un mecanismo aún
desconocido, posiblemente ligado a la presencia directa de
microplásticos en el cerebro y su interferencia con los procesos celulares.
“Alrededor
de la mitad de la población mundial moderna consume alimentos calientes en
recipientes plásticos cada semana, una frecuencia suficiente para
generar una preocupación real sobre su impacto en la salud mental”,
advierte Tara Thiagarajan, Ph.D., fundadora y científica en jefe de Sapien
Labs. “Aunque aún se requiere más investigación para comprender plenamente
cómo los microplásticos afectan al cerebro, estos hallazgos representan una
razón más para reducir el consumo de alimentos y bebidas en envases plásticos”.
Como recomendaciones básicas para prevenir estos daños, el informe sugiere
evitar calentar comida en recipientes plásticos, reducir el uso de envases
desechables y optar por materiales más seguros como el vidrio o el acero
inoxidable.