Ciudad de México, 1 de Agosto, 2023- Llamamos hipoacusia o sordera congénita cuando un bebé nace con algún grado de pérdida auditiva, cuyas causas pueden ser o no genéticas. Cuando la falta de audición aparece después del nacimiento, la llamamos adquirida.
Dividimos las sorderas congénitas en genéticas o no genéticas. Por su lado, las genéticas suelen ser las más frecuentes, constituyendo más de la mitad de los casos. Anteriormente, se consideraba que la incidencia era de alrededor del 30%, pero se han descubierto cada vez más genes que son, precisamente, responsables de la pérdida auditiva. En este sentido, podríamos decir que las dos terceras partes de los bebés que nacen con pérdida auditiva tienen un factor genético.
Las causas genéticas a su vez pueden ser recesivas y dominantes. La diferencia es que las pérdidas recesivas (que son la mayoría) se manifiestan cuando ambos padres aportan algún gen afectado al bebé, pero si el bebé recibe una sola copia del gen afectado no sufre la enfermedad, aunque la puede transmitir a su descendencia. “Por eso vemos parejas, sin antecedentes conocidos de sordera en la familia, que tienen uno o varios hijos afectados. En este sentido, es probable que tengan antecesores con sordera. Por otra parte, si ambos padres padecen de hipoacusia las posibilidades de que sus hijos la padezcan siempre será mayor”, señala el Doctor Gonzalo Corvera, Director del Instituto Mexicano de Otología y Neurotología S.C.(IMON), organización médica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la salud auditiva con más experiencia en el país.
El tipo de pérdida auditiva que puede presentar el bebé al nacer puede ser de grado superficial, media, severa o profunda, de las cuales las severas y profundas son las de mayor relevancia. Se calcula que entre dos y tres de cada mil niños que nacen presentan una pérdida auditiva severa a profunda.
¿Cuáles son las causas?
La mayoría de las sorderas congénitas son a causa de un problema en el oído interno, las causas de esto como ya mencionamos pueden ser genéticas o adquiridas. Las adquiridas pueden ser por infecciones virales en la madre durante el embarazo (Rubeola, por ejemplo), o en el bebé después de nacido (Sarampión, paperas, etc). Además, pueden ser por aplicación de medicamentos que dañan el oído (gentamicina, kanamicina, amikacina) o durante y después del parto por falta de oxígeno, o infecciones bacterianas como meningitis.
Por otra parte, cuando el bebé nace y durante los primeros años de vida son muy frecuentes las sorderas que no se originan en el oído interno, sino que vienen por infecciones en el oído medio. A esto se le llama otitis media, lo cual es muy frecuente; se calcula que la otitis media afecta al 95% de los niños en algún momento de su vida. “Sin embargo, en general no llega a ser verdaderamente problemático, son infecciones que ceden solas o con antibiótico. Solo en algunos niños llega a ser suficientemente prolongado el cuadro como para interferir en su desarrollo del lenguaje, y esto tiende a suceder cuando hay otros factores como alergias o en hogares donde se fuma”, menciona el Dr. Corvera.
¿Cuáles son las implicaciones de un niño que padece sordera congénita?
Si no se atiende debidamente este padecimiento, el niño no aprenderá a hablar ni a leer, y se verá severamente coartado su desarrollo integral y sus posibilidades de ser independiente en el futuro. Su educación en general se complica mucho; son relegados a trabajos menores, y se afecta, inclusive, su desarrollo intelectual. La prioridad es que adquieran un lenguaje para poderse comunicar; éste puede ser una lengua de señas pero con la atención adecuada y a tiempo podemos, en la mayoría de los casos, darles suficiente audición como para que puedan adquirir lenguaje hablado.
La sordera es de las discapacidades más severas que hay y, sin embargo, no se le da la importancia que realmente tiene; pocas personas se dan cuenta de lo difícil que es sobreponerse a ella.
Tamiz auditivo
Para detectar que el bebé no escucha bien al nacer, lo primero es solicitar el tamiz auditivo neonatal. Debería ser obligatorio por ley en los hospitales pero no es así en México; no obstante, hay que pedirlo y asegurarse de que le hagan la prueba.
Mecanismos de prevención
En caso de detectar algún indicio de que el bebé no escucha bien, es importante acudir con un especialista para realizar un diagnostico. Lo ideal es buscar un centro que se especialice en la atención de personas con pérdida auditiva, que tenga servicios de diagnóstico (audiología), rehabilitación (terapia) y médico (otología, neurotología).
“En cuanto a prevención, las mujeres deben vacunarse contra la rubéola antes de tener hijos, llevar un control adecuado en el embarazo, solicitar el tamiz auditivo neonatal cuando nace el bebé, estar al pendiente cuando el bebé nace con poco peso, si no respira inmediatamente al nacer o si la mamá requiere de cualquier medicamento durante el embarazo o tiene cualquier complicación en el parto”, comenta el Director de IMON.
Asimismo, los niños deben vacunarse contra meningitis (h. influenzae y s. pneumoniae), sarampión y paperas, además de estar atentos a las infecciones de oído que mencioné anteriormente, a los traumatismos (si el bebé se cae de la cama, por ejemplo). Hay que evitar que los bebés se expongan a ruidos demasiado fuertes, y no fumar dentro de la casa cuando hay niños.
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Acerca del Instituto Mexicano de Otología y Neurotología (IMON):
Fue creado en 1993 por el Dr. Gonzalo Corvera Behar. Diagnostica y atiende enfermedades del oído y estructuras conexas que afectan a la salud auditiva; lo anterior comprende pérdida auditiva de todo tipo: mareo, vértigo, desequilibrio, parálisis facial y acúfeno. Es precursor del implante coclear en México y en el mundo. Cuenta con el mejor equipo multidisciplinario para la atención de estos padecimientos y se ha esforzado por informar a la sociedad sobre la atención correcta y a tiempo, en cuanto a salud auditiva se refiere.
Para más información:
Twitter: IMON_salud
Facebook: OTOLOGIA
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