- Los recubrimientos y películas comestibles permiten proteger y
conservar productos hortofrutícolas; ayudan a preservar su calidad
nutricional, la frescura, brillo, color y firmeza.
- Esta tecnología se aplica en productos como: chayote, papaya, mango y cítricos, entre otros; con investigaciones como estas se mantiene el vínculo y compromiso con la cadena productiva de los principales alimentos naturales de la región centro y sur del país.
Investigadores de la Maestría en Ciencias
en Innovación Agroalimentaria Sustentable del Campus Córdoba del
Colegio de Postgraduados (Colpos) y del área de Alimentos y
Biotecnología del Instituto Tecnológico Superior de Tierra Blanca
desarrollaron recubrimientos y películas biodegradables que no
contaminan y han demostrado ser efectivos en la conservación de frutas y
hortalizas.
Se trata de una investigación
desarrollada con el fin de reducir la pérdida de alimentos postcosecha,
informó la casa de estudios.
Las películas y recubrimientos que han
generado un grupo de investigadores son elaborados con sustancias
naturales como cera de abeja, glicerol, ácido oleico y quitosano, así
como hidrocoloides –como el alginato—, goma laca, goma
guar, hidroxipropilmetilcelulosa (HPMC) y otros aditivos que coadyuvan
al mejoramiento de las propiedades mecánicas, térmicas y de
permeabilidad.
Estos recubrimientos desarrollados se han
aplicado en productos hortofrutícolas como chayote, papaya, mango y
cítricos, entre otros, de forma que, con investigaciones como estas, se
mantiene el vínculo y compromiso en la cadena
productiva de los principales alimentos naturales de la región centro y
sur del país.
El empleo de películas y recubrimientos
comestibles a base de polisacáridos, proteínas, lípidos, aditivos y
compuestos activos han jugado un papel importante en la industria de
alimentos y en la conservación de los mismos.
Una película y un recubrimiento se
diferencian en que la primera es una capa delgada de material
comestible, formada por separado para su posterior uso en el producto,
mientras que un recubrimiento se aplica sobre la superficie
de un alimento, ya sea por inmersión en una disolución o por
aspersión.
Estos recubrimientos y películas
comestibles son utilizados durante la postcosecha para proteger y
conservar productos hortofrutícolas frescos, ya que permiten retrasar el
envejecimiento y reducir significativamente la pérdida
de peso y agua así como, el intercambio de gases que influyen en la
estabilidad química y crecimiento microbiano.
Además, ayudan a conservar la calidad nutricional frescura, brillo, color y firmeza, aspectos valorados en los consumidores.
La Organización de las Naciones Unidades
para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destaca que cada año se
pierden aproximadamente mil 300 millones de toneladas de alimentos
perecederos en el mundo. En México, el número asciende
a 37 por ciento, de la producción con mayor impacto en frutas,
concretamente en productos como guayaba y mango.
Estas reducciones en los productos
hortofrutícolas tienen diversas causas, entre ellas el inadecuado manejo
postcosecha, lo que provoca daños físicos y deterioros microbiológicos y
fisiológicos, que se traducen en un corto periodo
de almacenamiento o vida de anaquel.
En apoyo a esta investigaciones,
científicos mexicanos desarrollan tecnologías postcosecha, por cadena
alimenticia y por regiones del país, para retardar la senescencia y
mantener el producto en su mejor calidad posible.
En esta aportación, a favor del sector
agroalimentario nacional participan los especialistas de Colpos: Adriana
Contreras Oliva, Josafhat Salinas Ruiz, José Andrés Herrera Corredor y
Juan Valente Hidalgo Contreras, así como del
Instituto Tecnológico Superior de Tierra Blanca, Verónica Saucedo
Rivalcoba y Gabriela Hernández Ramírez.
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