El
petróleo mexicano se vendió ayer martes 17 de marzo en 18.78
dólares, el precio más bajo en los últimos 18 años, desde el 4 de
marzo de 2002, lo que complica el panorama financiero de la empresa
paraestatal Petróleos Mexicanos (PEMEX), cuya nota crediticia está
en perspectiva negativa por parte de las principales calificadoras.
Asimismo,
el precio de la mezcla mexicana de crudo de exportación se hundió
ayer 22.4 por ciento o 5.4 dólares con respecto al viernes pasado.
El petróleo nacional arrastra una caída de 68.4 por ciento o 40.57
dólares con respecto a su cotización máxima alcanzada en 2020.
En
el año, el precio promedio del barril mexicano es de 45.88 dólares,
por debajo de los 49 dólares que el Gobierno Federal encabezado por
el presidente Andrés Manuel López Obrador garantizó para el
Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2020, mediante la
contratación de un programa de coberturas petroleras que costaron 20
mil millones de pesos.
En
un comunicado publicado ayer martes también, la agencia de
calificación S&P Global pronosticó una recesión de la economía
mundial este año, en la medida que el coronavirus se intensifica y
el crecimiento se reduce drásticamente, en un contexto de mercados
volátiles y creciente estrés crediticio.
Además,
S&P Global recortó su pronóstico para los precios del crudo y
gas, y advirtió que algunas compañías petroleras con evaluación
en terreno especulativo pueden enfrentar recortes de varios escalones
a sus notas crediticias.
La
respuesta del presidente López Obrador ante la caída en el precio
del petróleo ha sido la de “hay que producir más”, decisión
que se traduce en mayores pérdidas. Ante dicho escenario, en la
Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX)
consideramos que el titular del Poder Ejecutivo Federal debe de
recapacitar y repensar las líneas de negocio de PEMEX.
Dejemos
de lado la obsesión por refinar petróleo, ya que este es un negocio
poco productivo. Recientemente, 46 refinerías fueron cerradas en
Estados Unidos y más de 100 en Japón. El suministro básico no es
un buen negocio para una empresa petrolera del Estado. Se trata de
una tendencia mundial contra la que México va a contracorriente.
El
Gobierno de López Obrador debe de enfocar los esfuerzos de PEMEX en
la exploración. El 70 por ciento de nuestras reservas de petróleo
se encuentran en aguas profundas. De no invertir en exploración no
estaremos asegurando la sostenibilidad de la paraestatal a largo
plazo. Esta es la principal objeción que encuentran las
calificadoras y los mercados en relación a Petróleos Mexicanos.
En
COPARMEX consideramos que si el Gobierno actual quiere recuperar la
confianza de los inversionistas, debe volver a autorizar las
asociaciones privadas con Pemex (las llamadas ‘farmouts’). Esta
medida sería de suma importancia para el país. Además de aliviar
la presión de nuestras finanzas públicas, proporcionará un notable
impulso a la confianza que tanto requiere la economía y los
empresarios, no solo del sector energético, sino del sector privado
en su conjunto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario