domingo, 18 de marzo de 2018

80 ANIVERSARIO DE LA EXPROPIACIÓN PETROLERA: FRANCISCO DE JESÚS ARROYO CARRILLO, SECRETARIO GENERAL del SINDICATO INDEPENDIENTE DE TRABAJADORAS(ES) TÉCNICAS(OS) Y PROFESIONISTAS DEL INSTITUTO MEXICANO DEL PETRÓLEO





AL PUEBLO DE MÉXICO

A LA COMUNIDAD CIENTÍFICA Y
TECNOLÓGICA MEXICANA

AL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS

A LAS AUTORIDADES, FUNCIONARIOS
Y TRABAJADORES DE PETROLEOS MEXICANOS

A LAS AUTORIDADES, FUNCIONARIOS
Y TRABAJADORES DEL INSTITUTO
MEXICANO DEL PETRÓLEO

A LOS CANDIDATOS A LA PRESIDENCIA
DE LA REPÚBLICA MEXICANA

A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
PRESENTES
Siendo el petróleo, querámoslo o no, uno de los más importantes recursos naturales de nuestro país, resulta lamentable que a ocho décadas de la expropiación petrolera y cinco de la creación del Instituto Mexicano del Petróleo, sigamos careciendo de una política dirigida a potenciar nuestro hidrocarburo para beneficio y desarrollo de la población mexicana.

Por el contrario, impulsado por pequeños pero poderosos grupos, desde el propio gobierno federal, se han impuesto todo tipo de leyes y políticas destinadas a seguir enriqueciéndolos y peor aún, a mantener en la dependencia económica a nuestro país.

Esa dependencia económica tiene muchas caras: bajos salarios, ausencia de democracia sindical y la exigua producción científica y tecnológica nacional, entre otras. Ésta última, en particular, nos condena a ser importadores de ciencia y tecnología desarrollada por otros países, para resolver sus propios problemas y necesidades y que, por lo tanto, la mayoría de las veces no sirven para solucionar los nuestros y sólo profundizan nuestra ya desmedida dependencia económica.

Nuestro rezago científico y tecnológico sólo puede entenderse y explicarse como un acto deliberado de las esferas del poder para beneficiar intereses particulares, nacionales y extranjeros, por encima del interés colectivo de la sociedad mexicana.

Tres características resaltan en éste tema: la insuficiente inversión pública y privada en ciencia y tecnología; la inexistencia de una cultura científica sensible a y comprometida con los problemas y necesidades de las mexicanas y los mexicanos y; el deliberado olvido presupuestal y actual desmantelamiento de las pocas instituciones públicas dedicadas a la investigación científica y tecnológica, entre ellas el propio Instituto Mexicano del Petroleo.

En el caso concreto del petróleo mexicano, resulta absurdo que el gobierno mexicano, administrador del hidrocarburo nacional a través de Pemex, no utilice al Instituto Mexicano del Petróleo y saque provecho de toda su experiencia y capacidad para, por poner un sólo ejemplo, desarrollar tecnología para incrementar el factor de recuperación de hidrocarburos o desarrollar investigación para caracterizar el petróleo pesado y mejorar su rendimiento en el procesamiento de éste.

Nuestro país requiere aprovechar sostenida y sustentablemente los recursos con los que cuenta, considerando para ello el desarrollo de fuentes alternas de energía, por lo que, concretamente, urge construir una Política Energética y una Política de Desarrollo Científico y Tecnológico nacionales.

Dicha tarea, por sus dimensiones sociales, sólo puede implementarse con la participación de todos los sectores involucrados de la sociedad mexicana, buscando el beneficio colectivo nacional.

He ahí uno de los grandes retos que tendrá el próximo Presidente de México.



ATENTAMENTE




C. FRANCISCO DE JESÚS ARROYO CARRILLO
SECRETARIO GENERAL
DESPEDIDO INJUSTIFICADAMENTE EL DIA 16 DE JUNIO 2016
Y EN RESISTENCIA DESDE DICHA FECHA

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