Análisis Económico
Unidad de análisis macro
20 marzo 2020
Anticipamos
una contracción económica de 4.5% en 2020 con fuerte sesgo a la baja si no se
toman pronto medidas para frenar el contagio
El brote del Covid-19 tendrá un fuerte impacto
negativo sobre las economías a nivel global. En un
entorno de choques generalizados sobre la oferta y demanda globales derivados
del Covid-19, con disrupciones en las cadenas de valor, y en los que países
(Italia, España) o regiones enteras (California, Nueva York) han tomado ya
drásticas pero necesarias medidas para frenar los contagios que están
provocando un desplome en la demanda. Una recesión global y en EE.UU. son ahora
el escenario más probable, con alto grado de incertidumbre en cuanto a su
magnitud y duración, pero con la certeza de que el freno simultáneo en la oferta
y la demanda supondrá marcadas caídas en la actividad económica. México no está aislado de las disrupciones
en las cadenas de valor y será severamente afectado por el previsible desplome
de la producción y la demanda en EE.UU. También será afectado por el
previsible desplome en las remesas. Además, el impacto será mayor que en otros
países debido a la disminución en los precios del petróleo que resultará en un
deterioro todavía mayor en el balance de Pemex lo cual terminará afectando a
las finanzas públicas.
México además no es la excepción y está ya siendo
afectado por ese enemigo invisible. Si bien hasta ahora el número de contagios
confirmados es bajo, cabría esperar, si asumimos que la dinámica de contagio
será similar a la observada en otros países como España e Italia que hubiera
muchos casos más aún no confirmados y que si
no se toman las medidas necesarias pronto (distanciamiento social y
aislamiento, que son las que han mostrado ser efectivas, como lo muestran los
casos de Corea, Taiwán y Singapur), el contagio se expandirá rápidamente. Existen momentos de la verdad, cruciales para
el destino de los países. El destino no
tiene que ser inevitable, pero un momento de la verdad como el actual significa
que es un momento importante en el que se deben tomar decisiones rápidamente, y
en el que lo que se decida tendrá importantes consecuencias para el futuro. Una
profunda recesión es inevitable, la incontrolable expansión del contagio no lo
es. El momento de tomar decisiones
llegó, y éstas determinarán si la caída en la actividad económica tiene corta o
larga duración, y mucho más importante aún, significarán que el contagio logra
eventualmente contenerse (i.e., que “la curva de contagios se aplane”) o se
traducirán en un innecesario crecimiento exponencial. Las decisivas medidas que
están tomando otros países son necesarias. Seguramente se terminarán tomando en
México, entre más pronto, mucho mejor. El principal responsable en este
momento de la verdad es el gobierno federal, pero los gobiernos locales, las
empresas y las personas también deben actuar y tomar esta crisis con altura de
miras (todos estamos juntos en esto) y con la responsabilidad y urgencia que el
reto amerita. No tomar medidas de
distanciamiento social y aislamiento por temor a los impactos económicos no
solamente resultará en un problema de salud pública sino que también puede
resultar en afectaciones todavía mayores a la economía: a mayor tasa de
contagio, mayor el impacto económico total.
De momento,
revisamos a la baja nuestra previsión de crecimiento del PIB a -4.5%. No está de
más decir que hacer proyecciones económicas es siempre un proceso que se tiene
que realizar con incertidumbre considerable y que, en este caso en particular,
la incertidumbre es todavía mayor. Nadie puede anticipar con precisión cuánto
tiempo va a durar la epidemia o si hay factores, como por ejemplo los
climáticos, que puedan significar que las tasas de contagio vayan a variar
entre distintas geografías. Si la
epidemia no se ha controlado antes del verano, la contracción será todavía
mayor. Las disrupciones en las cadenas globales de valor tienen ya efectos
sobre la producción manufacturera nacional, en especial en los sectores
intensivos en el uso de capital como el automotriz y el de artículos
electrónicos. En cuanto al sector terciario, los servicios relacionados con el
turismo, especialmente el transporte aéreo, preparación de alimentos, y
alojamiento temporal se están viendo afectados de manera significativa,
mientras que la demanda por otros servicios se reducirá drásticamente en los
siguientes días como resultado de las medidas de prevención que deben ser
implementadas por el gobierno federal, los gobiernos locales, las empresas y
las personas. En los siguientes meses el consumo privado se verá deteriorado por
el menor ingreso disponible de empresas y hogares como resultado del choque
negativo sobre la producción y el empleo, mientras que la inversión
profundizará su caída.
La extensión y duración del brote en el mundo, en
EE.UU. y en México determinarán su efecto final sobre la oferta y demanda
internas. El aislamiento total es el
peor escenario para la actividad económica en el corto plazo, pero el mejor
para frenar el contagio, y por tanto, el mejor aliado para que la caída en la
actividad económica tenga la menor duración posible y para que el rebote llegue
lo antes posible y con la mayor fuerza posible. Este aislamiento es cada vez
más probable. Anticipamos que los choques de oferta y demanda afectarán la
actividad económica con mayor profundidad en el 2T20, previendo que dicho lapso
registre una contracción de 5.6% TaT. El efecto negativo de la pandemia se
extendería al 3T20 con una caída trimestral del PIB de 0.6%. Durante el 4T20 la
economía iniciaría su senda de recuperación sin ganar un impulso significativo
hasta el 1T21. Nuestro escenario asume
que se toman decisiones pronto. De lo contrario, la caída será más fuerte y
tendrá una mayor duración. Hacia delante, México está bien posicionado para una
fuerte recuperación con la ratificación del T-MEC y con los beneficios para las
cadenas de valor instaladas en México de un posible traslado de producción de
China a México que aumentaría la IED en los próximos años. Entre más pronto
salgamos de esta crisis de salud pública, más pronto México podrá aprovechar esta
nueva ventaja comparativa que es previsible que se potencie una vez que todo
esto pase a nivel global.
Aunado a lo anterior y en un contexto de desplome de
los precios de energéticos y de una acelerada ampliación de la brecha negativa
del producto, las fuerzas bajistas sobre la inflación más que compensarán los
posibles efectos negativos de la depreciación del peso y la contracción de la
oferta agregada. El balance de riesgos para la inflación está inclinado ahora a
la baja. Por lo anterior, la previsible menor inflación en los
próximos meses y la profunda recesión económica, hacen necesaria una postura
monetaria acorde con este contexto. Existe
la necesidad de flexibilizar y ajustar de manera rápida la política monetaria,
sobre todo considerando sus efectos rezagados. Por tanto, tenemos la
expectativa de que el Banco de México reducirá la tasa de referencia a 5.0%
para agosto (i.e. cuatro bajadas consecutivas de 50 pb). Una bajada de 100pb en
la próxima reunión es en nuestra opinión necesaria (de hecho pensamos que el
banco central ya debería de haber tomado esta decisión fuera de calendario),
pero la reciente comunicación del banco central nos hace pensar que la
probabilidad es baja. Consideramos que aún existe margen para un mayor grado de
flexibilización de la política monetaria (ie, para que la tasa termine siendo
menor a 5.0%), pero sorprendentemente para nosotros, existen señales recientes
respecto a que dentro de la Junta de Gobierno del Banco Central aún continúan
las dudas sobre si una bajada de tasas es adecuada, a juzgar por recientes
entrevistas que ha dado el Gobernador. Creemos
que la depreciación del tipo de cambio no debe de ser un factor para que el
Banco Central no disminuya la tasa de referencia por dos razones: i) en
estos momentos el canal entre tasas de corto y tipo de cambio está roto; la
razón por la que el tipo de cambio ha aumentado tanto es la aversión global al
riesgo, sin importar los diferenciales de tasas entre lo países. Hay muchos fondos
globales liquidando posiciones para enfrentar esta situación con el mayor grado
de liquidez posible. ii) El nivel de traspaso de tipo de cambio a precios en
una economía en contracción es cercano a cero.
Si Banxico cambia el tono de su comunicación, nos inclinaremos por
mayores bajadas de tasas en nuestro escenario base. Además, pensamos que
Banxico debe de tomar, como lo han hecho bancos centrales de diversos países
medidas más agresivas para inyectar liquidez en el sistema financiero con el
objetivo de que las condiciones financieras no se tensionan todavía más. Es
previsible que se puedan observar escenarios de contracción crediticia a nivel
global: en primer término porque la aversión al riesgo a nivel global resultará
en un aumento en las tasas de interés para empresas y sectores que se vean
emproblemados (las líneas aéreas, por ejemplo), y por tanto aumentará más el
riesgo de que incumplen sus compromisos de pago. Es por ello que es deseable
implementar programas de facilidades regulatorias para permitir que se puedan
dar extensiones en obligaciones crediticias a acreditados que fueran solventes
y viables antes del inicio de la contingencia sanitaria.
La Cámara de Diputados ha aprobado un fondo de
emergencia de 180.7 mil millones de pesos (0.7% del PIB) que el gobierno
federal podría emplear en casos de emergencias sanitarias o crisis económicas.
La iniciativa de ley ahora se dirigirá al Senado para su aprobación final. Los
recursos del nuevo fondo provendrán de las asignaciones del presupuesto federal
de 2020 para partidos políticos, aún no utilizadas. Es altamente probable que
se requieran destinar cuantiosos recursos públicos para contrarrestar los
efectos económicos negativos derivados del brote del Covid-19, por lo que
habría que renunciar a la meta de 0.7% del PIB para el balance primario de
2020. En coyunturas como la actual, los
objetivos fiscales deben pasar a segundo plano; lo importante y urgente debe
ser, en nuestra opinión, apuntalar los sistemas de salud y otorgar apoyos, en
especial a los trabajadores del sector servicios y de la economía informal, que
verán una drástica reducción en sus ingresos. Ahora bien, para que los mercados
digieran mejor un mayor déficit, se deberían hacer también anuncios de una
reforma fiscal que vaya a incrementar los ingresos públicos y la cancelación de
proyectos de infraestructura que no son rentables y menos en este contexto de
bajos precios de petróleo, como lo es la refinería de Dos Bocas.
Conclusiones
El crecimiento de la economía global está afrontando su mayor reto desde
la Gran Recesión de 2009. En esta ocasión, economías tanto avanzadas como
emergentes están lidiando simultáneamente con choques de oferta y demanda. Los
primeros se están manifestando a través de disrupciones en las cadenas productivas
en una economía global con un relativo mayor grado de integración vertical en
dichas cadenas. Por su parte, los choques de demanda son producto tanto de
decisiones de los agentes económicos como de las restricciones impuestas por
los gobiernos de muchos países para propiciar el distanciamiento social y,
consecuentemente, buscar aplanar la curva de contagios del Covid-19. Si bien
muchos bancos centrales han implementado políticas monetarias expansivas y
permitido mayores condiciones de liquidez en sus economías, y también muchos
gobiernos están dando significativos impulsos fiscales, la gran incertidumbre
sobre la extensión geográfica y la duración de la parálisis económica que ya
está afectando a las principales economías del mundo nos hace prever una contracción
económica severa a nivel global para el segundo trimestre de 2020. En este
contexto internacional, la economía mexicana también experimentará una fuerte
contracción en dicho trimestre, previendo que continúe, aunque en menor grado,
el declive de la actividad económica en el tercer trimestre del año y que se
retome la senda de recuperación económica en el último trimestre. Por lo
anterior, anticipamos una caída anual de 4.5% en el PIB real de 2020.
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