Matt Hicks,
CEO de Red Hat
Un año tiene
365 días, pero en el mundo de la Inteligencia Artificial (IA), a menudo cada
mes parece traer consigo un año de innovación. Esta clase de velocidad es
emocionante, sin embargo, el nivel de cambio requerido para sacar provecho de
la creciente innovación despierta una serie de emociones que nos exigen
predecir el futuro y, a la vez, intentar ubicarnos en él. Todos los ejecutivos
de empresas, así como todas las personas cuyo trabajo diario se verá afectado
por la IA, sienten esta presión.
Como alguien
que sigue de cerca la historia y las tendencias tecnológicas, me pregunto si el
último titular es algo revolucionario o simplemente un paso evolutivo. La
historia nos ha enseñado algo, que siempre existe un antes y un después bien
definidos cuando ocurre un cambio revolucionario. Estoy convencido de que el
impacto de la IA será revolucionario y que las acciones que adoptemos hoy
definirán el mundo “después” de su introducción. Aún estamos a tiempo de
controlar y definir ese resultado, pero requeriremos tomar medidas audaces e
intencionadas. Esas medidas audaces deben enfocarse en mejorar la experiencia,
no en reemplazarla.
Cada nueva
revolución tecnológica ha generado entusiasmo y temor. Temor a lo desconocido,
a las posibles repercusiones y a cómo las personas podrían necesitar cambiar.
Las personas tienden a evitar el cambio, pero, como tecnólogos, hemos aprendido
que el cambio es la única constante en nuestro mundo y debemos aceptarlo.
Buscamos constantemente el "próximo acontecimiento" y hoy nos
encontramos en un punto de inflexión en el cual los tecnólogos tenemos la
oportunidad de liderar el cambio. Más que cualquier otro grupo, tenemos la
experiencia para saber que la IA presentará incógnitas, que las versiones
iniciales de la IA no serán perfectas, pero nuestra naturaleza adaptativa y
curiosa debería impulsarnos a mejorarla.
Pongamos esos
temores en un contexto diferente. ¿Cuándo fue la última vez que enviaste una
carta por motivos comerciales? ¿Cuándo fue la última vez que utilizaste un
teléfono de línea con cable? ¿Cuándo fue la última vez que compraste un sistema
operativo empaquetado? ¿Cuándo fue la última vez que te preocupaste por la
estabilidad de un sitio web que funcionaba con Linux, Apache o MySQL? Todas
estas revoluciones (el internet de banda ancha, la web, la nube, la computación
móvil) estuvieron plagadas de temor e incertidumbre. Pero el entusiasmo y el
éxito de las posibilidades superaron con creces el miedo a lo desconocido.
En nuestra
propia experiencia, fueron pocas las revoluciones tecnológicas que generaron
tanto temor como el software open source. La industria tradicional le temía.
Los usuarios potenciales temían adoptarlo. El ecosistema no lo comprendía. Un
código inseguro… Colaboradores desconocidos… Modelos de soporte indefinidos…
Modelos de negocio no consolidados… La lista de incógnitas era más larga que
las primeras líneas de código. Y aun así, pudo más la curiosidad. Las
posibilidades mejoraron. Las comunidades que se organizaron en torno a él se
ampliaron. Y los resultados tecnológicos han sido significativamente mejores de
lo que cualquiera podría haber esperado. Solo el año pasado, se realizaron casi
5 mil millones de contribuciones al código abierto en todo el mundo. Nadie
podría haber predicho lo extendido que llegaría a estar el código abierto, ni
podría haber imaginado las nuevas ideas que originaría.
Nuestra
expectativa es que las comunidades open source sigan desempeñando el papel más
importante en la definición del futuro de la IA. Sabemos que es posible que
algunos aspectos del open source deban adaptarse a las nuevas realidades de la
IA, pero Red Hat está comprometido con encontrar respuestas a las incógnitas y
a los temores. Eso sí, como ocurre con todo lo que tiene que ver con el open
source, no podemos hacerlo solos. Debemos afrontar estos desafíos junto con la
comunidad open source.
En Red Hat,
creemos que si tomamos la valiente decisión de involucrarnos, adoptar e
impulsar el avance de la IA, tendremos más oportunidades de influir en los
resultados. Puede que aún no tengamos el panorama completo, pero, como siempre
ocurre con los seres humanos, evolucionaremos. Elegimos aprovechar el potencial
de la IA. Elegimos influir activamente en el “después”, en lugar de ser simples
observadores pasivos.
Así como
moldeamos el universo del open source, podemos moldear el mundo de la IA.
Podemos superar este momento de incertidumbre y temor y conectar ambos mundos
con el mismo espíritu y los mismos principios que impulsaron el open source. Ya
lo hemos hecho antes; hagámoslo nuevamente con la IA.
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