Para 2024, el estimado se mantuvo sin cambios respecto al reporte de abril. Las proyecciones del FMI indican que la economía mundial crecerá 3.0 % (2.8% prev.) en 2023 y se estancará en ese nivel para el 2024 (3.0% prev.). La inflación proyectada para 2023 se situó en 6.8%. En contraste con el reporte de abril del FMI, la reciente resolución del techo de la deuda de EE.UU. y las acciones de respuesta para contener las turbulencias en el sector bancario han reducido los riesgos inmediatos en el sector financiero. Esto ha hecho que los riesgos adversos en el panorama se moderen. Sin embargo, la balanza de riesgos se mantiene sesgada a la baja. Para este año se estima que habrá un crecimiento bajo debido principalmente a que las altas tasas de interés para combatir la inflación en el mundo han enfriado la actividad económica global. En Estados Unidos, las proyecciones indican que el crecimiento caerá de 2.1% en 2022 a 1.8% en 2023 (1.6% prev.) y a 1.0% en 2024 (1.1% prev.). Para China, el FMI mantuvo sin cambios sus estimados de crecimiento de 5.2% en 2023 y 4.5% en 2024. En Europa se espera que la economía toque fondo en 2023 con un crecimiento de 0.9% (0.8%prev.) antes de repuntar a 1.5% en 2024 (1.4% prev.). En el caso de México, el FMI presentó un considerable ajuste al alza respecto al reporte de abril para 2023 con un crecimiento de 2.6% (1.8% prev.). Para 2024, la proyección en México disminuyó de 1.6% en el reporte de abril a 1.5%. Para el FMI, el panorama se mantiene negativo. Las proyecciones se encuentran nubladas una gran incertidumbre en el corto y mediano plazo. El FMI advirtió que la inflación se podría mantener elevada o incluso aumentar en caso de que se presenten “shocks” como una intensificación de la guerra en Ucrania o por eventos relacionados con condiciones climáticas extremas que se traduzcan en mayor apretamiento en las políticas monetarias que a su vez reviva las turbulencias en el sector financiero. Adicionalmente, la recuperación económica de China podría verse afectada en parte por los problemas sin resolver en el sector inmobiliario, lo que tendría efectos negativos más allá de sus fronteras. Dentro de los aspectos positivos, la inflación podría caer más rápido de lo esperado, reduciendo la necesidad de más subidas en las tasas de interés y la demanda doméstica podría probar su resiliencia una vez más. Para la mayor parte de las economías del mundo, la prioridad sigue siendo lograr una desinflación sostenida, mientras aseguran una estabilidad financiera. El FMI sugiere que los bancos centrales deben mantener su enfoque en restaurar la estabilidad en los precios y fortalecer la supervisión de los riesgos financieros que se puedan presentar. En caso de que se materialicen problemas en los mercados, los países deberían proveer de liquidez a la economía de manera pronta para mitigar la posibilidad de que se agraven las condiciones económicas. Además, se deberían introducir beneficios fiscales para asegurar el bienestar de las personas que se encuentren en situaciones más vulnerables. Finalmente, mejoras por el lado de la oferta facilitaría la consolidación fiscal y una caída más suave de la inflación hacia los niveles de los objetivos de los bancos centrales. En este contexto, la inflación se espera que sea menor en 2023 para la gran mayoría de los países comparado con el año anterior, pasando de un promedio de 8.7% en 2022 a 6.8% en 2023 y 5.2% en 2024. Esto debido en parte a una disminución en los precios de las materias prima, la desinflación en China y los efectos de las políticas monetarias de los bancos centrales. Por último, cabe destacar que la inflación subyacente está bajando de manera más moderada a nivel global, probándose más persistente en las economías avanzadas.
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