La
democracia absoluta, como quiera que se la entienda, es imposible porque es
incompatible con la existencia misma de gobierno. Todo aparato del gobierno es,
por definición, la “representación de la sociedad”, la cual, según reza la
teoría, delega en él todo el poder necesario para tomar las decisiones
fundamentales que garanticen la existencia y el funcionamiento del sistema
socioeconómico en su conjunto. El poder, pues, la capacidad indiscutida del
aparato de gobierno para tomar las decisiones políticas y económicas
fundamentales y para hacerlas cumplir por el resto de los ciudadanos (sean en
su favor o en su contra) constituye la esencia misma, la razón última y
primera, de ese mismo aparato de gobierno.
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