miércoles, 26 de noviembre de 2025

La participación de todos en la ciencia no es opcional: es la base del desarrollo sostenible.


por Dr. Daniel Alberto Jacobo Velázquez

Decano Asociado de Investigación y Posgrados Científicos de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey

Este año, por primera vez, el mundo celebrará el 27 de noviembre, el Día Internacional del Compromiso con la Ciencia para el Desarrollo Sostenible, esta efeméride, impulsada por Ucrania y respaldada por decenas de países en el seno de la UNESCO, nace en un momento especialmente decisivo.

Como antecedente, vale la pena mencionar que hace apenas un año, se proclamó el Decenio Internacional de la Ciencia para el Desarrollo Sostenible (2024–2033), en ese contexto la UNESCO advirtió que al cierre de 2024, sólo el 17 % de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible estaban encaminadas. Más de un tercio retrocede. El llamado es urgente: si solo unos pocos participan en la ciencia, la ciencia no basta. Si no es abierta, no transforma. Si no involucra a la sociedad, no escala. Si no incorpora a los jóvenes, no tiene futuro.

Hacemos eco de la reflexión: necesitamos reposicionar la ciencia como una fuerza colectiva al servicio del bien público. La ciencia no puede transformar la realidad si permanece aislada del resto de la sociedad. En el mundo, la investigación avanza a pasos agigantados, pero sus beneficios no llegan con la velocidad, la escala o la claridad que nuestros tiempos demandan.

El espíritu detrás del Día Internacional del Compromiso con la Ciencia para el Desarrollo Sostenible, es profundamente transformador. No busca únicamente reconocer avances científicos, sino activar un ecosistema de participación en el que ciudadanos, estudiantes, empresas, gobiernos y academia trabajen juntos para generar soluciones reales y acelerar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Es un recordatorio poderoso: la ciencia es más efectiva cuando se abre, se comparte y se construye con otros, necesitamos un nuevo contrato social entre ciencia y sociedad. La resolución aprobada por el Consejo Ejecutivo de la UNESCO establece una misión contundente: “Empoderar a las personas con el conocimiento, herramientas y plataformas necesarias para transformar sus comunidades”.

Ese planteamiento refleja algo que en la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey vivimos todos los días: la investigación aplicada de alto impacto ya no se mide solo por publicaciones, sino por su capacidad de mejorar vidas, fortalecer sistemas productivos y aportar soluciones sostenibles.

Las crisis climática, hídrica, sanitaria e industrial que enfrentamos hoy son demasiado profundas para ser abordadas desde una sola disciplina o por un solo actor. Necesitan ingeniería, ciencia, políticas públicas, educación, financiamiento y participación ciudadana trabajando de manera coordinada.

En México, estamos apostando por un modelo que encarna este espíritu. Desde la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey, impulsamos una estrategia de investigación de impacto, ciencia que se convierte en soluciones reales: impulsamos la investigación que atiende problemas críticos. 

En el tema de salud y bienestar, damos prioridad a tecnologías médicas accesibles, diagnóstico temprano, biotecnología para prevención, pensando siempre en el bienestar de la población. En materia de clima y sostenibilidad, soluciones para  agua, agricultura regenerativa, transición energética, ciudades resilientes, nuestra meta es el cuidado del planeta. En el terreno de la transformación industrial, estamos a la vanguardia en el desarrollo de inteligencia artificial, automatización, semiconductores, manufactura avanzada, siempre buscando generar valor para la sociedad. Consideramos que la ciencia debe llegar al lugar donde genera más impacto: hospitales, plantas industriales, granjas, ciudades, y políticas públicas.

Por ello, impulsamos la participación amplia entre academia, industria y gobierno. Los proyectos más exitosos que desarrollamos tienen un elemento común: corresponsabilidad. Creemos en la ciencia que fortalece la competitividad y el desarrollo sostenible, para nosotros, la ingeniería aplicada es motor económico, sí, pero también una herramienta de equidad, resiliencia y bienestar.

En el marco de esta efeméride, creemos que la ciencia necesita aliados, no espectadores. Quienes impulsaron la celebración del Día Internacional del Compromiso con la Ciencia para el Desarrollo Sostenible nos recuerdan algo fundamental: la ciencia no puede transformar si no existe un flujo constante de conocimiento entre científicos, educadores, estudiantes, empresas y ciudadanía.

Para ello es esencial un diálogo abierto y permanente que nos permita comprender mejor los riesgos y beneficios de la ciencia en la vida cotidiana, construir políticas públicas informadas, generar confianza en la innovación, compartir nuevas perspectivas y formas de conocimiento. Y, sobre todo, crear soluciones más inclusivas y sostenibles.

Si algo nos ha enseñado la última década es que sin colaboración activa, los avances científicos se quedan en el papel o en el laboratorio. Con participación, en cambio, la innovación se vuelve fuerza de transformación. 

El 27 de noviembre debe convertirse en una fecha para asumir compromisos, desde la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey seguiremos impulsando una ciencia que escucha, dialoga y transforma; una ciencia construida con y para la sociedad. 

En la Escuela de Ingeniería y Ciencias, creemos en ese propósito: investigar, innovar y formar líderes que integren ciencia, tecnología y responsabilidad social. Y lo hacemos convencidos de que la ingeniería del siglo XXI debe ser interdisciplinaria, inclusiva, ética y profundamente humana.  

La proclamación del Día Internacional del Compromiso con la Ciencia para el Desarrollo Sostenible es un llamado a actuar. Un llamado para abrir los laboratorios a todos. Un llamado para los gobiernos, para fomentar nuevas políticas públicas basadas en evidencia científica actualizada. Un llamado a las empresas para invertir en innovación responsable. Y un llamado para la ciudadanía, a involucrarse y confiar en el conocimiento riguroso.

La ciencia no avanza sola. Avanza cuando la sociedad avanza apalancada en la ciencia. Si queremos un futuro sostenible, equitativo y resiliente, ese futuro debe construirse entre todos.

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Acerca del Tecnológico de Monterrey

El Tecnológico de Monterrey (http://www.tec.mx) es una universidad privada y sin fines de lucro, reconocida por su excelencia académica, innovación educativa y visión global. Fue fundada en 1943 y actualmente tiene presencia en 33 municipios de 20 estados de México, cuenta con una matrícula de 60 mil estudiantes de nivel profesional y posgrado, así como más de 27 mil alumnos de preparatoria. Acreditada por la SACSCOC desde 1950.  Se ubica en el puesto #187 del QS World University Rankings 2026 y en la posición #7 en América Latina según el THE Latin America University Rankings 2024. Destaca también en empleabilidad global y programas de emprendimiento, siendo parte de redes internacionales como APRU y U21.

Acerca de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey

La Escuela de Ingeniería y Ciencias (EIC) del Tecnológico de Monterrey es una institución líder en la formación de ingenieros y científicos en México y América Latina. Con un enfoque en la excelencia académica, la investigación de vanguardia y la vinculación con la industria, la EIC prepara a sus estudiantes para enfrentar los desafíos del siglo XXI y convertirse en agentes de cambio en sus comunidades.

Su estrategia de investigación está enfocada en ciencia aplicada y se centra en tres núcleos principales de investigación: Salud (Aplicación de biotecnología, nanotecnología, informática y electrónica para mejorar la salud humana), Clima y Sustentabilidad (Abordaje de problemáticas ambientales como el cambio climático y la transición a energías renovables) y Transformación Industrial (Implementación de tecnologías digitales, inteligencia artificial y procesos innovadores en la fabricación y cadenas de suministro). Estos núcleos están interconectados con tres iniciativas estratégicas: la primera, dedicada a la inteligencia artificial, la segunda a la nanotecnología y la tercera a los semiconductores. Para saber más, visite: https://eic.tec.mx/es


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