Estamos a pocas semanas de las elecciones presidenciales de Estados Unidos que se llevarán a cabo el 5 de noviembre. Posiblemente sea uno de los eventos que mayor incertidumbre genere para México, porque ambos candidatos Kamala Harris y Donald Trump, presentan enfoques distintos que podrían redefinir el futuro de las relaciones bilaterales entre ambos países. En la medida que Estados Unidos busca reducir su dependencia de China, y México se ha convertido en su principal socio comercial, resulta importante delinear la política industrial entre ambos países. Es una realidad que los problemas para ambos candidatos son los mismos, tales como migración, relaciones comerciales, seguridad y narcotráfico, por mencionar algunos. Sin embargo, la forma de abordarlos será muy diferente entre uno y otro; mientras que el candidato republicano trae aparejado consigo una narrativa sumamente proteccionista y en su agenda incluye la imposición de aranceles, su temperamento es posiblemente una de las mayores amenazas, pues puede tener una posición confrontativa con México. En el caso de la candidata de los demócratas se espera un panorama ligeramente más benigno pero no dejará fuera de su agenda la problemática nacional. En ese tenor, es posible anticipar volatilidad en el tipo de cambio, pues es la variable que primero se ajusta frente a un panorama incierto.
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