Los
hombres que violentan a las mujeres y que pueden cometer feminicidio,
son personas con patologías que muestran al agresor con un falso
equilibrio en su conducta, repetitivo en actos agresivos como la
descalificación, la ofensa y el desprecio a las cosas y actividades
de la víctima.
Los
potenciales homicidas de mujeres son manipuladores, seductores
mentirosos, reincidentes en actos violentos y falsos arrepentidos,
según lo señaló el psiquiatra Alejandro Córdova Castañeda,
asesor del Programa de Salud Mental del Gobierno de la Ciudad de
México.
En
una entrevista con la plataforma #DICES, auspiciada por la
Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), el
experto en salud mental dijo que el potencial feminicida tiende a una
personalidad antisocial, que parte de aspectos disociales como el
consumo de sustancias, hasta el psicópata que planea, organiza y
ejecuta actos violentos.
Como
antecedentes, los agresores han sufrido en su infancia, “violencia,
agresión, devaluación, descalificación y hasta abuso sexual, esto
los convierte en personas vulnerables y que tienen dificultad para
aplicar, en la vida cotidiana y en su conducta, los valores morales
que eventualmente han aprendido”, dijo el experto.
Córdova
Castañeda señaló que el ser humano por naturaleza tiene la
capacidad de experimentar sentimientos desfavorables como enojo,
coraje, ira y, por tanto, desarrollar conductas o actitudes
agresivas. Sin embargo, resaltó, tenemos mecanismos fisiológicos y
neurológicos que nos permiten autorregular estas conductas para ser
adaptativas.
El
psiquiatra indicó que esto se asocia a los hechos complementarios de
crianza, entorno social y de las reglas sociales que tenemos que
acatar para mantener el equilibrio. Pero aclaró que es poco
frecuente que el feminicidio suceda como causa directa de un acto
impulsivo o de una experiencia patológica de tipo mental, como
alucinaciones o delirios.
El
experto abundó que en la mayoría de los casos son hechos que están
centrados en un móvil que es agredir o atacar a la mujer, quien debe
tener conciencia de ello para identificar las señales de alarma que
comienzan con pequeñas agresiones que no siempre son destructivas,
como frases ofensivas, apodos, violencia por dinero, sexual, desdén
o desprecio a ciertas conductas que la mujer hace.
Para
Córdova Castañeda este es el momento de tener una señal de alerta
y por tanto tomar medidas de prevención. No confrontar, ni pelear,
pero sí buscar una salida o una solución, si se puede, por la vía
pacífica, por el diálogo o la negociación, o si no, a través de
medidas jurídicas y legales o incluso la separación del potencial
feminicida.
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