Desde
hace más de dos décadas, los empresarios de Coparmex hemos
incorporado en nuestra agenda prioritaria, el impulso a una serie de
medidas y propuestas centradas en el trabajador, enfocadas a
fortalecer su bienestar y el de sus familias.
Ejemplos
de ello fueron la Nueva Cultura Laboral que dignificó la relación
entre patrones y trabajadores, y más recientemente la Nueva Cultura
Salarial, que propone una serie ordenada de incrementos al Salario
Mínimo General y que en fechas recientes logró superar su primera
meta, al cubrir la línea de bienestar individual, hecho que no
ocurría desde hace 28 años.
Es
en este contexto, desde Coparmex observamos también la urgencia de
replantear el sistema de pensiones con el que contamos. Aunque
consideramos que el Sistema vigente que entró en funciones en 1997
es adecuado, debemos de aceptar que enfrenta una serie de
problemáticas que no pueden seguirse postergando; esta situación ya
nos pisa los talones, seguir en la inacción, simplemente sería
irresponsable.
Revisemos
algunos datos para exponer la dimensión y gravedad del problema:
Actualmente
la tasa de reemplazo en México, que se refiere al monto que se
recibe de pensión como porcentaje del último sueldo, se encuentra
entre el 20% y el 30%; la más baja entre los países de la OCDE.
Esto, es reflejo del poco ahorro para el retiro que realizamos los
mexicanos; la tasa de aportaciones en nuestro país es apenas del
6.5% del salario, mientras que el estándar internacional es entre
dos y tres veces mayor.
Además,
hay
una
baja densidad de cotización. Las condiciones del mercado laboral
mexicano, en donde permea la informalidad, inhiben que la mayoría de
los trabajadores puedan cumplir con las horas trabajadas y cotizadas
necesarias para acceder a su pensión. En el sistema actual, un
trabajador requiere 1,250 semanas de cotización, es decir 25 años
de trabajo, siendo parte del sistema de seguridad social.
Se
estima que sólo el 25% de la “generación Afore”, aquellos que
cotizaron a partir de 1997, lograrán cumplir el total de semanas
para alcanzar una pensión mínima garantizada; es decir, apenas el
4% de la población mexicana; sin duda son cifras alarmantes, y más
aún si consideramos que el dinero que reciben los pensionados no es
suficiente para solventar una vejez digna.
Es
importante también señalar que el sistema de pensiones actual es
costoso y representa fuertes presiones para las finanzas públicas.
El
gasto público total en pensiones ha crecido de manera alarmante.
Para
2020, el monto destinado a pensiones asciende a 1 billón de pesos,
lo que representa un incremento de 6% con respecto al 2019. Para
darnos cuenta de la magnitud de esta cifra, dicha cantidad es similar
a lo que el gobierno estima recaudar por concepto de IVA. Más aún,
será equivalente al 4.2% del PIB y al 18% de todas las erogaciones
del gobierno.
Ante
este nuevo reto, en Coparmex sostenemos la necesidad de implementar
acciones para que el sistema de pensiones se convierta en un
mecanismo que asegure una vejez digna para todos los mexicanos.
Por
ello, hacemos un llamado urgente a implementar una reforma de fondo
que tenga como prioridad y al centro de la discusión al trabajador
mexicano.
En
Coparmex consideramos que esta reforma debe de cumplir con cuatro
principios fundamentales:
Alcance:
Que
todos los mexicanos accedan al sistema de pensiones, en particular
aquellos que están apartados de estos beneficios, como los
trabajadores independientes.
Esto
implica que aquellos que trabajen por cuenta propia puedan tener la
posibilidad de incorporarse a un plan de cotización que les permita
tener una garantía de pensión digna.
Actualmente,
el 57% de la población ocupada del país es informal y no cuenta con
seguridad social.
Suficiencia:
Garantizar
un ingreso suficiente para que los adultos mayores puedan cubrir sus
necesidades básicas y gocen de un retiro digno. Esto requiere de un
esfuerzo en conjunto, ya que implicará una mayor tasa de aportación
por parte del trabajador, el patrón y el gobierno.
Solvencia:
Asegurarnos
de que se asignen recursos suficientes para cumplir con las
obligaciones pensionarias. Debemos de evitar a toda costa las
promesas sin sustento económico y financiero.
Justicia:
Debemos
de reconocer a todos los trabajadores, quienes en el día a día
construyen nuestro país, con una vejez digna.
Una
nueva reforma pensionaria, una que verdaderamente resuelva la
problemática actual, requiere necesariamente garantizar estos cuatro
principios fundamentales: alcance, suficiencia, solvencia y justicia.
En
la historia reciente del país, se han implementado tres reformas
pensionarias; sin embargo, en todas ellas el trabajador ha sido
ignorado porque se han hecho para salvar el presupuesto; es decir,
sólo se han realizado cambios para que le alcance al gobierno, sin
considerar un punto indispensable que es que le alcance al
trabajador.
Adicional
a esta reforma, es necesario brindar educación financiera e
incentivar el ahorro voluntario entre los trabajadores; así como
plantear mecanismos que faculten a las empresas para promover el
ahorro de largo plazo entre sus empleados a través del ahorro
voluntario colectivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario